Así juega Ibrahim Diarra, el nuevo fichaje del Barça que reafirma la nueva política de Deco
El maliense brilló con luz propia en el Mundial sub17 y ya ha entrenado con el filial.

Ibrahim Diarra (Mali, 2006) será futbolista del Barça a partir del mes de diciembre de 2024, momento en el que cumpla 18 años y pueda unirse al club catalán. El maliense, que brilló en el Mundial sub17 de Indonesia con 5 goles y 3 asistencias, ya ha entrenado como invitado con el filial azulgrana e incluso ha estado en Montjuïc viendo el Barça - Osasuna. Con su llegada, el Barça refuerza la alianza con el continente africano.
En mayo, Diarra disputó la Copa África sub 17, repartiendo tres asistencias en cinco partidos, por lo que en total, Diarra suma 11 goles producidos en 12 partidos entre Copa África y Mundial sub17. Las cifras y su buen desempeño llevaron al Barça a cerrarlo el pasado mes de noviembre, anticipándose al interés de otros clubes. Su fichaje vino precedido por la noticia de que su club formador, Africa Foot, alcanzó un acuerdo con el FC Barcelona hasta 2028 en el que los blaugranes se comprometen a ayudar económicamente a los malienses, mejorando sus instalaciones, mientras que el Barça se guarda un derecho preferencial para firmar a los dos mejores futbolistas de la academia después de cada temporada.
Diarra es un extremo zurdo que tiende a jugar a pierna cambiada, con gusto por pisar zonas interiores, donde se maneja bien gracias a una buena lectura del juego y a una agresividad que le permiten pisar zonas de peligro con mucha facilidad. Su principal virtud es que es un jugador muy vertical y dinámico que puede repetir esfuerzos a lo largo de los 90 minutos, percutiendo una y otra vez por su zona de acción. Es un jugador que está más relacionado con el volumen (muchas acciones) que con la precisión (calidad de las mismas), presentando carencias técnicas en el golpeo, tanto en disparo como en pase, y en la conducción.
El maliense es un extremo que disfruta encarando y siendo profundo. Una vez recibe, su principal virtud es que es capaz de amenazar solo con el primer control. Es alto y posee una zancada muy poderosa, más potente que rápido, y es capaz de salir tanto hacia dentro, donde se apoya en su zurda, o hacia fuera, pudiendo conquistar la línea de fondo para buscar el pase atrás. Su disparo es todavía irregular y tiende a apoyarse mucho en el interior de su pie izquierdo y usar poco otras superfícies del pie, pero cuando la engancha bien, Diarra es capaz de marcar desde la frontal, algo que realza su juego.


Uno de los mejores partidos de Diarra se dio ante Burkina Faso en la Copa África. En aquel encuentro, el maliense ocupó zonas interiores y mostró lo que más valor tiene: su visión de juego y capacidad para mover el árbol en el último tercio. Es un futbolista que rompe con la tónica de la selección de Mali, que es sobre todo un equipo de transiciones y que avalancha al contrario con un plus físico importante. Diarra tiene mucha capacidad para asociarse en corto, sobre todo a través de paredes que le permitan continuar la jugada, y sabe encontrar al compañero. Con mucho por pulir, pero la visión de juego está ahí.


Es en la frontal donde Diarra tiene facilidad para encontrar a sus compañeros, tanto relacionándose a través de una pared (explotando su primer paso, que es poderoso) o buscándolos en el punto de penalti. El futuro jugador azulgrana tiene un buen cambio de ritmo y unas piernas largas que le permiten esconder el balón y llevárselo ante el acoso del rival, algo importante en un extremo que busca encarar a su par constantemente.
Diarra apenas usa su pierna mala, y cuando se ve forzado se ven deficiencias técnicas con su diestra, sobre todo en el golpeo, aunque el maliense es capaz de sacar buenos centros con su pierna dominante incluso en situaciones en las que parece llegar en desventaja. Su motor le permite hacer esfuerzos largos a buen ritmo, iniciando los ataques casi a la altura de la medular, aunque su mejor zona de influencia es la frontal del área rival, ya que no es un extremo de vivir pegado a la línea de cal, aunque pueda hacerlo.


Son acciones como esta las que atesoran el potencial que el Barça incorpora. Un extremo potente, capaz de cambiar de dirección y con una alta frecuencia en sus acciones, lo que le permite repetir esfuerzos a lo largo del partido. En un equipo con jugadores muy finos en espacios reducidos, contar con un futbolista distinto, y con un potencial por pulir, es un contrapunto interesante.

La llegada de Diarra confirma el nuevo rumbo deportivo del Barça en el mercado internacional. El pasado verano el club incorporó a Mika Faye (Senegal, 2004) y a Noah Darvich (Alemania, 2006), dos talentos jóvenes que se están fogueando en el filial, con potencial para subir al primer equipo. Además, el Barça intentó atar a Arda Güler (Turquía, 2005) y a Bergvall (Suecia, 2006) sin éxito, lo que confirma que Deco está virando la política del club, tratando de incorporar a jóvenes jugadores con potencial y capacidad para ser parte de la primera plantilla en el medio plazo.
Desde el club se empieza a usar la estadística avanzada para rastrear el mercado en busca de perfiles que puedan encajar. Desde la llegada de Deco, se ha incentivado este apartado con dos condicionantes: buscar jugadores que no tengan una réplica en el fútbol formativo y tratar de complementar la plantilla con perfiles distintos a los que ya hay. Por eso Diarra, Darvich o Faye son jugadores distintos en fondo y forma, futbolistas que más allá de su nivel actual pueden aportar una nota diferente a la plantilla azulgrana.
El departamento de analytics está estrechamente ligado con el de scouting desde que Deco aterrizase como director deportivo, buscando rastrear el mercado en busca de futbolistas jóvenes y poco conocidos, algo que desde el club aseguran que es complicado al no existir muchos proveedores capaces de cubrir ciertas ligas o categorías. Diarra es el último jugador que responde a una política de fichajes más centrada en captar talento por desarrollar para potenciar perfiles que el Barça no produce, buscando diferenciarse en una situación económica muy complicada.