ATLETISMO

Adiós a Tomás Barris, pionero del mediofondo y amigo de Luis Aragonés

El atleta, que inició la saga en el 1.500 con 190 podios, falleció a los 93 años en Barcelona tras una vida polifacética.

Tomás Barris encabezando una carrera. /Barris.org
Tomás Barris encabezando una carrera. Barris.org
Alberto Martínez

Alberto Martínez

Mi último encuentro con Tomás Barris (1930) fue en 2018, unos meses antes de los Juegos Mediterráneos de Tarragona. Tenía 88 años y una memoria privilegiada. Repasaba su vida como el que lee un libro, sin pestañear; buceaba en recuerdos, anécdotas y medallas y caminaba por su cerebro, su tartán, para explicar su historia, la del pionero del mediofondo español. Por donde han pisado José Manuel Abascal, José Luis González, Fermín Cacho, Reyes Estévez, Mo Katir o Mario García Romo, ya estaban sus huellas, imborrables. Su luz se apagó este domingo, a los 93 años.

La vida de Barris fue activa hasta prácticamente su ocaso. Presumía de vivir en la avenida Roma de Barcelona, un lugar no escogido al azar, un guiño a su carrera. "Participé en esos Juegos, los de Roma de 1960, y me compré un piso en esa calle", explicaba. Cada mañana, le dedicaba en la terraza de su casa una hora y media al ejercicio, y otro tiempo lo disfrutaba cuidando sus álbumes de fotografías, recortes de prensa, páginas escritas por él, todo ello recogido en su web 'barris.org'. Y, cómo no, en su agenda no podía faltar disfrutar del atletismo, porque Barris fue entrenador hasta la última parte de su vida.

El barcelonés nacido en el barrio de L'Eixample vio la luz con la monarquía de Alfonso XIII, creció con la República y la Guerra Civil y empezó su etapa como atleta con la famosa Jean Bouin de 1947 en plena posguerra. Desde joven, demostró unas cualidades bárbaras para el mediofondo, pero el salto lo dio con la llegada del entrenador finlandés Olli Virho, especialista en atletismo y preparación física. "Hacíamos ejercicios cardiovasculares, musculares y anaeróbicos… Aquí, hasta ese momento, solo dábamos vueltas a la pista", afirmaba Barris, emprendedor en tiempos oscuros.

El primer gran momento del atleta fue en los Juegos Mediterráneos de Barcelona en 1955, que transformaron la ciudad. Barris vivió un sueño entre los suyos, con las trastadas de Miguel de la Cuadra Salcedo (quien fue arrestado) y con la imagen de Carmen Sevilla paseando por la ciudad. "Aquello fue una ilusión enorme. Habíamos intentado traer los Juegos Olímpicos a Barcelona sin éxito, pero ese campeonato fue una puesta en escena maravillosa", recordaba. Un acontecimiento que solo hizo motivar todavía más al mediofondista, que escribió después su página de éxitos y que entrenaba varios meses al año en Suecia.

Participó en los Juegos de Roma, en 1960, donde llegó lesionado en el Tendón de Aquiles. Anteriormente, se había colgado medallas en los Juegos Mediterráneos de Beirut en 1959 y después de Nápoles en 1963; ganó 58 encuentros internacionales, subió a más de 190 podios y consiguió 34 récords absolutos de España. Se le resistió bajar de los 4:00 en la milla, lo que hubiera sido una proeza en su época.

Barris siguió vinculado al atletismo después de retirarse e incluso en 1973 se sacó el carné de entrenador de fútbol en Madrid en una promoción en la que también estuvieron Luis Aragonés o Paco Gento. Llegó a entrenar a L'Hospitalet, al que clasificó para una promoción de ascenso a Segunda A. Antes, había sido preparador físico de la Selección española de baloncesto en los Juegos de México 68 e incluso estuvo vinculado al rugby. Con la entrada del nuevo milenio, recuperó la sección de atletismo del RCD Espanyol, donde había empezado en los años 40. "He vivido tanto", repetía orgulloso. Unos ojos felices y nostálgicos que se cerraron para siempre.