¿Por qué cada día hay que correr más rápido para ganar una medalla en 1.500?: "Sales con la mentalidad de correr mucho"
Analizamos la evolución de los tiempos en las finales de los Mundiales de atletismo.
"Los campeonatos han cambiado, ahora se gana siempre con una carrera muy rápida", analiza el español Adel Mechaal sobre cómo en los últimos diez mundiales, tras el final de Hicham El Guerrouj, se ha ido poniendo más cara una medalla mundial en 1.500m. con una progresión de velocidad cada vez más intensa.
En el Mundial de Helsinki 2005, se ganó la medalla de bronce con un 3:38.02 con el que hoy ni siquiera podrías soñar ni participar en los Mundiales si no eres un invitado de World Athletics. Ese año, el oro se ganó en 3:37.88. La década posterior que transcurre entre la segunda parte de la década de los 2000 y la primera de los 2010 se estabilizan los tiempos de medalla entre los 3:34 y los 3:36. Carreras más bien tácticas, sin arriesgar, que terminan con grandes cambios de ritmo final.
En los últimos cuatro Mundiales, desde Pekín 2015, el descenso ha sido cada vez más pronunciado. Para subir al podio a por una medalla de bronce en la capital china hubo que correr en 3:34.67, en 3:34.53 en Londres 2017 y en 3:31.46 en el caluroso Doha 2019. En Eugene (Oregon), el verano pasado, el umbral de la medalla bajó por primera vez de los 3:30 con un más que exigente 3:29.90 del español Mo Katir. El británico Jake Wightman sorprendió colgándose oro en la ciudad estadounidense con un espectacular — más siendo una carrera de campeonatos — 3:29.23.
Budapest no ha roto la tendencia. En la lista de salida había ocho de los doce finalistas tienen una marca inferior al 3:30 que siempre van a estar interesados en que la carrera sea rápida para no verse sorprendidos por el ataque final de atletas con marcas inferiores. Y eso que faltaba Katir en el elenco, que llegaba con la segunda mejor marca mundial del año: 3:28.89.
La predicción no ha fallado y se ha convertido en la lucha por las medallas más dura de la historia en cuanto a tiempo. La medalla de bronce ha sido para el noruego Nordas con un tiempo de 3:29.68, 22 centésimas más rápido que lo logrado por Katir hace un año. Aunque, eso sí, el oro ha sido más lento (3:29.38) que el año pasado (3:29.23).
TIEMPOS PARA ALCANZAR EL PODIO
Parece que esta tendencia es la muerte definitiva de lo que siempre se denominó carreras de campeonatos y que ya parece otro deporte. A estas velocidades, se diluye aquella de magia de los atletas que corrían bien tácticamente y que huían de problemas de "encierro" por correr mal. No es que hayan desaparecido, los más torpes siguen sufriendo por quedarse encerrados o por no estar bien situados en el grupo.
¿Cuál es el motivo de este ritmo frenético?
En toda la historia de los Mundiales, solo la época de Hicham El Guerrouj corrió las finales a un ritmo aceptable en comparación a la generación actual. Si a principios de los 2000 se podía señalar a la leyenda marroquí como el responsable de aquellos ritmos infernales que aún prevalecen en el récord mundial sin tanta tecnología de zapatillas, ahora todos los ojos se enfocan en Jakob Ingebritgtsen. "A Jakob no le interesa una carrera lenta", señalaba Mechaal antes de la final de Budapest.
El noruego suele tomar la iniciativa en las pruebas imponiendo su ley de ritmo inasumible, corriendo a pista abierta, sin toques ni nadie que le tosa en los tres minutos y medio que dura la prueba. Sus carreras suelen ser una fila india de 'tonto el último' y donde la única táctica es darle a las piernas todo lo que puedas. Pero no solo cuando él corre o toma la delantera son ritmos rápidos, parece que se ha extendido un 'Efecto Jakob'. "La gente sabe que Ingebrigtsen va a hacer la carrera muy dura y sales con la mentalidad de que vas a correr mucho", nos contaba en la previa Mario García Romo, el único español que buscará subir al podio este miércoles en la final.
Quien no podrá llevar a cabo esta táctica, aunque tiene el nivel para poner romper la carrera desde el inicio, es el español Mo Katir. En las series, decidió imponer un ritmo alto para llegar sin apreturas con los seis que pasaban de ronda. En semifinales, cambió la táctica y se quedó fuera por los finales trepidantes de sus rivales que se comieron a él y a Mechaal en los últimos 100 metros. "Es mejor llegar un poco apretado (de cansancio) que llegar con 10 personas al sprint", nos señala el propio Katir sobre esta manera de correr que más parece de un meeting con sus liebres de pago.
El atletismo 2.0
"Las zapatillas, los nuevos sistemas de entrenamiento y recuperación; ahora todo el mundo tiene fisioterapia, la game ready de hielo, una pistola de masaje... todo ha evolucionado tanto", nos remite Mechaal como otros argumentos que pueden estar detrás de estas marcas. Todo ha evolucionado y eso se nota.
En la misma línea, se posiciona Reyes Estévez que vivió la época posterior a El Guerrouj y las finales más lentas de este siglo: "Todo va evolucionando material, alimentación, entrenamiento... todo se va mejorando y eso repercute en los tiempos". Una final, con medallas en juego, tiene una dosis de miedos a no llegar con fuerzas al final que te puede hacer ser conservador... salvo que seas capaz de completar una prueba en esas marcas sin aparentes problemas: "Antes necesitabas una liebre que te llevara a esos ritmos, ahora lo hace Ingebrigtsen solo". Aunque parece que su táctica no le sirve en las finales mundiales.