María Vicente se abre antes del Mundial de Budapest: "He llorado mucho por el atletismo"
La española atiende a Relevo antes de viajar a Hungría, donde participa en su primer Campeonato del Mundo.
![María Vicente, en el Meeting de Madrid del pasado 22 de julio./AFP](http://s1.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202308/13/media/cortadas/maria-vicente-madrid-RGqIo3KzWOKgWBlQv1DYhqK-1200x648@Relevo.jpg)
En el atletismo español hay un unicornio. Sí, han leído bien. Así es como se define coloquialmente en Estados Unidos a aquellos deportistas que, lejos de ajustarse a la norma, a lo conocido, forjan su propio éxito en terrenos inexplorados. Es lo que sucede en nuestro país con María Vicente, que en 2017, en Nairobi, con tan solo 16 años, se convirtió en la única española de todos los tiempos en proclamarse campeona del mundo de heptatlón, una de las pruebas combinadas más exigentes del atletismo.
Cinco años después, con 21, aún en edad de promesa, aunque con su nombre ya en boca de todos, la catalana acudió al Meeting de Madrid a dos semanas del Mundial de Oregon 2022 para competir en salto de longitud, donde acudía como principal favorita. Todo apuntaba alto. Todo parecía ir sobre ruedas. Pero algo se rompió.
En la carrera previa a su segundo salto, Vicente sintió un fuerte pinchazo en el cuádriceps izquierdo y, frustrada, tuvo que retirarse entre los ánimos y consuelos del público asistente al Polideportivo de Gallur, al sur de la capital. Todavía no lo sabía, pero las opciones de estar en su primer Mundial absoluto se habían esfumado. "Fue muy, muy duro", reconoce a Relevo un año después. "Estaba en uno de los mejores momentos de mi vida y de repente el cuerpo me dejó de funcionar. Lo intenté todo, pero pasó el tiempo y no era la misma; me generaba ansiedad, así que decidimos que lo mejor era operarme".
Ahora, tras pasar por el quirófano el pasado mes de octubre en la clínica Tres Torres de Barcelona, y después de superar una larga recuperación, medida hasta el más mínimo detalle, la saltadora viaja, por fin, a su primer Mundial absoluto. "He dejado de tener miedo, la lesión ya no me genera esa ansiedad y al fin vuelvo a sentirme competitiva", asegura antes de volar a Budapest (Hungría), donde este sábado arranca el 19º Campeonato del Mundo de la historia del atletismo.
El camino, claro, no ha sido nada fácil. "He llorado mucho", dice ahora con una sonrisa que esconde meses de sufrimiento en el C.A.R. de Sant Cugat. "No quería volver a San Sebastián [donde entrena con Ramón Cid] hasta que no estuviera lista para entrenar a tope", explica. "Ir allí para hacer ejercicios aparte, pesitas, rehabilitación… No podía, de verdad que no podía. ¡Me hacía infeliz! Ese era mi lugar de sentirme al 100%, no de estar haciendo eso".
Por suerte, la recuperación fue sobre ruedas y, tras cumplir los plazos establecidos, la catalana pudo volver al tartán a su mejor nivel. "Fue increíble poder saltar otra vez sin dolor, sin miedo a romperme. Mi entrenador me veía la cara y flipaba. Yo le decía: ¡Ramón, que esto va solo!", recuerda, ahora sí, con la mente tranquila.
Con la lesión "olvidada", la de L'Hospitalet de Llobregat viajó en junio a Espoo (Finlandia) para competir en los Europeos sub-23, los últimos antes de dar el salto definitivo a categoría sénior en 2024, año olímpico. Allí, a orillas del Báltico, bajo una tromba de agua que amenazó seriamente la final del triple salto, Vicente voló hasta los 14,21 metros y se proclamó campeona continental. Habían pasado ocho meses de la operación en el cuádriceps. "Me hizo muy feliz", admite ella, echando la vista hacia atrás. "Hace nada estaba en muletas y ahora mira... Por fin me vuelvo a sentir yo".
La rivalidad con Ana Peleteiro, cada vez más real
Pese al regreso triunfal, Vicente, la mejor de Europa a su edad, todavía tiene unos cuantos retos por delante. El primero, crecer en el Mundial de Budapest, donde saltará, quizás por última vez, sin el peso de las expectativas sobre sus hombros. El siguiente será estar en París, donde espera disputar el próximo verano sus segundos Juegos Olímpicos —en Tokio debutó con 20 años en una cita olímpica, finalizando en 18ª posición en heptatlón—.
Entre medias, como peaje casi obligado, la catalana ha de alcanzar el nivel de las mejores saltadoras del mundo. Entre ellas, claro, está Ana Peleteiro, doce veces campeona de España del triple y bronce olímpico en Tokio 2020. "Es una guerrera", afirma Vicente, consciente de que la gallega no pasa por su mejor momento deportivo. "Dio a luz hace nada, pero estoy segura de va a volver al mismo estado de forma que tenía antes de ser madre. Es solo una cuestión de tiempo".
Con todo, la experiencia es un grado y Peleteiro, seis años mayor que ella, sigue estando por encima, aunque las distancias cada vez se reduzcan más. En el campeonato de España disputado en Torrent hace dos semanas, la saltadora de Ribeira marcó 14,21 metros y superó a Vicente por solo un centímetro. "Me hace ilusión estar cada vez más cerca", dice la catalana, que ve a Peleteiro como un espejo en el que mirarse. "De Ana admiro su autoconvencimiento. El decir 'no me voy a ir de la competición sin saltar 14 metros'; y va y lo hace. Eso es muy, muy difícil. [...] Claro, ella a mi edad estaba más o menos en las marcas que estoy yo ahora. Y ostras, te hace pensar: si sigo así, yo también podré estar donde está ella".
La gallega, por su parte, deseosa de rivales con las que medirse en España para elevar su nivel, celebra la llegada de Vicente a la élite del triple salto. "María es muy competitiva en los grandes campeonatos, creo que en eso nos parecemos bastante", señala a Relevo. "Aún le queda ganar un poquito de confianza y creérselo, que es algo por lo que yo ya he pasado. Creo que también le falta centrarse en una sola prueba. El día que lo haga, sea la que sea, dará el salto que le falta para pelear con las mejores, porque tiene un potencial increíble".