TRIATLÓN ADAPTADO

Eva Moral y el reto de los Juegos tras la maternidad: "Otras no tienen ese hándicap, pero a mí me llena el alma"

La madrileña, embajadora de Iberdrola, estará en sus segundos Juegos Paralímpicos en París, acompañada por su niña.

Aroa Cosín Goñi
Salvador Fenoll

Aroa Cosín Goñi y Salvador Fenoll

Para Eva Moral, el fracaso solo existe cuando una se rinde, cuando deja de intentarlo. La atleta de triatlón adaptado y embajadora de Iberdrola considera que ha tenido algún que otro momento duro en su vida que ha supuesto un punto de inflexión, pero si ha sido capaz de hacerle frente, es por todo lo que el deporte le ha dado siempre. "Tienes la mente entrenada para ello, se habla mucho del deporte para la salud física, pero para la salud mental es importantísimo", declara a Relevo, a poco más de dos meses de los Juegos Paralímpicos.

"Están muy caras las medallas porque todas las rivales están muy fuertes", pero además, a Moral se le suma el poco descanso debido a su reciente maternidad. "Otras igual no tienen ese hándicap, pero me da igual, a mí me llena el alma". Considera que su niña le ha cambiado totalmente. Desde que se quedó embarazada, justo después de los Juegos de Tokio, donde se llevó el bronce, con un ciclo olímpico más corto de lo habitual, no ha parado para poder llegar a París al 100%. "No he tenido prácticamente tiempo a nada, compitiendo embarazada, recién parida... ha sido muy duro, pero no me arrepiento de nada porque ahora que estoy a las puertas de París veo que ha merecido la pena".

Un embarazo perfectamente calculado para poder volver cuanto antes. Le salió redondo a la madrileña, que considera que físicamente fue todo bien, ya que pudo entrenar hasta dos días antes del parto. "Mi entrenador es mi marido y teníamos claro que después de Tokio queríamos ser papás. Al final esto de quedarte embarazada no es llegar y besar el santo, pero tuvimos suerte, todo salió bien. El parto fue bueno, un poco más duro el postparto. Me quería ver a buen nivel más rápido de lo que mi cuerpo estaba preparado para asumir, soy muy cabezota".

El duelo por la pérdida de identidad

A pesar de que físicamente volver fue sencillo para ella, mentalmente se presionó para estar el menor tiempo sin competir, de cara a sumar todo lo posible en el ránking. "Fue más duro en el sentido psicológico, hay un periodo en el que yo estuve feliz y triste a la vez. Feliz por tener a mi niña, pero triste porque no eres la de antes. Es un duelo y no supe gestionarlo muy bien. Sentía que tenía que volver a entrenar. A los dos meses de parir, ya tuve mi primera competición y no debí haberlo hecho, porque luego tuve que parar".

Sin duda, lo peor para Moral fue la pérdida de confianza como deportista. El postparto fue una etapa llena de dudas y de incertidumbre, en la que nada le garantizaba la vuelta a su mejor versión. "Lo pasé mal psicológicamente hasta que me volví a ver competitiva. En mayo de 2023, en el campeonato de Europa en Madrid, vivió el punto de inflexión. Gané el campeonato, ese fue el momento en el que volví a creer que iba a poder disputar unos Juegos. Te vuelves loca un poco. Porque tengo gente a mi lado que me quiere bien... que si no, es muy difícil".

Así, finalmente consiguió su objetivo de clasificarse para sus segundos Juegos, que serán muy diferentes a los primeros. Esta vez, tiene una niña que irá a la capital francesa a ver a su madre competir. "Esa foto con la Torre Eiffel ya la estoy pensando. Sueño mucho con el día de la carrera: terminar, estar con mi niña, ese momento lo deseo muchísimo".

Moral explica cómo lleva el tener ahora una nueva prioridad mientras intenta seguir compitiendo al máximo nivel. "Con la culpa en la mochila. A lo mejor cuando peor lo llevo es cuando se pone malita y yo tengo que entrenar y dejarla con los abuelos, pero es mi trabajo y ella tiene que ver que su madre se esfuerza y que lucha por sus sueños".

Además de la maternidad, y el bronce conseguido en Tokio, destaca un momento que lo define como otro punto de inflexión. "Para mí la carrera más importante fue el primer campeonato de España que hice después de tener el accidente. Habían pasado seis meses desde que salí del hospital, pero también sirvió para decidir dedicarme profesionalmente a esto y apostar todo lo que tenía".

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El día que lo cambió todo

Un accidente en bici que le dejó sin poder caminar y que cambió su vida, pero que ha conseguido sacar cantidad de cosas positivas de aquel día. "Yo pienso ahora que todo pasó por algo, en ese momento pregunté mucho ¿por qué a mí? Pero mira ahora: deportista profesional, una medalla en los Juegos, tengo a mi niña y mi marido; y todo eso me lo ha dado el deporte paralímpico".

Aunque Moral no olvida el momento de caer por aquel barranco de siete metros. "Pasé mucho miedo, sobre todo porque cuando me caí no sabía si alguien me había visto. El primer instinto fue pensar que no me encontraría nadie y ahí me quedaba. No sabía lo que me había hecho tampoco. Luego el no saber qué va a pasar con tu vida. No conoces nada del mundo de la discapacidad. Socialmente, todavía tenemos un concepto de esto creo que muy equivocado, todo dirigido a la pena, la dependencia".

Tras el miedo, llegó la superación, todo impulsado por el deporte. "Fue una vía de escape. Pequeños objetivos que me iba poniendo y consiguiendo y me iban dando felicidad. El deporte me ha hecho más independiente, ser más fuerte y tener movilidad. El cerebro nos tiene entrenados para caernos mil veces y levantarnos mil y una. La cabeza es el 99%".

Todo lo demás son prácticamente logros deportivos que Moral se ha ido anotando. "No me imaginaba lo que he llegado a conseguir, pero sí que me marqué objetivos. Justo en los juegos de Río fue la primera vez que el triatlón entró en el calendario paralímpico y dije que quería intentarlo. Me gasté todo el dinero que tenía para comprar material, viajar, aposté todo: mi dinero, mi tiempo, todo, se me fue la olla, pensé que ya lo había perdido todo, que no tenía nada que perder y mucho que ganar".

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La lucha por la igualdad en el deporte paralímpico

Diez años después del accidente y tras convertirse en una paratriatleta de élite, Moral alza la voz y reflexiona sobre la discriminación que han sufrido y la visibilidad que tienen los deportistas como ella. "No se nos ha tratado igual. Hace dos días se aprobó que las medallas olímpicas y paralímpicas valgan lo mismo. Hay muchas diferencias en lo que invierten los medios, por ejemplo, pero estamos para dar guerra".

Sobre si se considera una referente, Moral lo tiene claro. "Ojalá lo sea, no porque sea ejemplo de nada, sino porque si lo soy es porque se me conoce. Cuando me pasó lo del accidente, yo no tenía ningún referente, no conocía a ningún deportista paralímpico. Si lo hubiera conocido, a lo mejor hubiesen sido más fáciles los comienzos. Para la gente que le pasa de mayor, para los que nacen con una discapacidad, para esos papás que tienen un niño con discapacidad y piensan que no van a poder hacer nada nunca, que vean que sí. El deporte iguala a todos".

La madrileña resalta dos valores del deporte que considera los más importantes. "Esfuerzo y disciplina. La gente quiere conseguir las cosas rápido y no saben que hay que esforzarse mucho día a día. Son cuatro años para clasificarse para unos Juegos. El día que no te levantas motivado, lo que queda es la disciplina", apostilla la embajadora de Iberdrola.

Desde luego, Moral es ejemplo con su discurso y ejemplo en cuanto a relativizar y tener claro qué es lo verdaderamente importante. "Nos puede pasar de un día para otro a cualquiera el hecho de tener un accidente y tener una discapacidad. Se puede salir para adelante, reinventarse. La felicidad no te la da el caminar o no caminar, el ver o no ver, te la dan las pequeñas cosas".