EUROPEO DE ATLETISMO

Los secretos del bronce de Marta García: la lección de la abuela de un marchador, un técnico matemático y dos amigas íntimas

Marta García logra la primera medalla para España en el Europeo de Roma en el 5.000 metros.

Marta García, tras ganar el bronce europeo de los 5.000 metros./RFEA
Marta García, tras ganar el bronce europeo de los 5.000 metros. RFEA
José M. Amorós

José M. Amorós

"Iba muerta, solo le he echado cojones". Esas fueron las primeras palabras de Marta García tras lograr la primera medalla española en el Europeo de atletismo de Roma y se las ha dicho a sus dos compañeras de entrenamiento durante muchos años: las también atletas Lorea Ibarzábal y Lorena Martín. Ellas, amigas inseparables, son algo más que compañeras: "Tenerlas a mi lado después de tantos años ha sido una de las razones por las que estoy aquí. Hemos vivido juntas cuando solo éramos finalistas de campeonatos de España... pero todas teníamos un sueño y estamos todas a un paso de cumplirlo. Es una pasada que tus amigas sean tu inspiración".

Esta médico de carrera lo dejó todo para salir de España e incorporarse al grupo de entrenamiento de la marca ON Running en Suiza con el objetivo de soñar en grande y en la 1ª jornada de competición del Europeo ha recogido los frutos en una última recta para la historia, que le ha dado su primera gran medalla internacional y un histórico récord de España de 5.000 metros: "He visto a las rivales en la recta final y he pensado que 'esto no va a ser nada con lo que llevas haciendo los dos últimos años'... y he sacado fuerzas de no sé dónde".

Porque la historia de Marta es la historia de esos atletas que buscan llegar lejos, dejan de lado cosas que seguramente les daría una seguridad económica mucho mayor e incluso, a su familia: "Estar lejos de casa, entrenar todos los días mañana y tarde... ese esfuerzo más en la última recta no era un sacrificio al lado de mi día a día. Mira todo lo que llevas haciendo todos estos años, es ahora o nunca".

Las frases que pasaron por su mente: de su novio a la abuela de otro campeón español

La realidad, como confesó en la zona mixta, es que García iba cansada, muy cansada por culpa del ritmo endemoniado de la noruega Grovdal que hizo de liebre improvisada rompiendo la carrera desde el principio en su beneficio. "Cuando digo que estoy muy cansada, mi novio siempre me dice que todas sufren igual que yo", cuenta ahora antes de subirse al podio continental, mientras recuerda que esa remontada tiene más de una intrahistoria en forma de pensamientos que han pasado por su mente en los momentos clave: "Otras veces he atacado un poco pronto y esta vez me he acordado de Diego [García Carrera], el de marcha, que me dijo que su abuela le dice que siempre es mejor asegurar una medalla". Por eso decidió no cebarse y esperar su momento.

"He pensado empuja, empuja, empuja...", recuerda Marta García sin querer marcharse del mágico instante en el que superaba, a solo unos metros de la línea final, a la neerlandesa Koster y a la finlandesa Blomqvist. "Parece que lo de que mi entrenador sea muy matemático me ha ayudado a calcular", bromea con una sonrisa que es incapaz de borrar, aunque sabe lo que le viene en los últimos días además de las alegrías: "A lo mejor estoy una semana para recuperarme de esto, pero vivirlo es impresionante".

Lo cierto es que Marta García ha ganado la medalla justo donde unas horas antes Laura García Caro la perdía en el sprint de los 20 kilómetros marcha cuando ya lo celebraba, una dura situación que, como otros tantos, la fondista castellanoleonesa no vio porque ya daba por hecho que no sucedería: "Antes de calentar he ido y le he dicho 'enhorabuena'. Lo estaba viendo y justo lo he apagado. Creía que había hecho medalla. La he visto llorando y me creía que era de emoción. Todo el mundo me ha mirado. Luego la he pedido perdón...".

Marta García abrió así, rodeada de emoción, de sonrisas y con mucho 'dolor de patas' el medallero de España en el Europeo de Roma y ya sueña con el siguiente gran objetivo: colarse en la gran final de los Juegos Olímpicos contra todo el podería africano.