El batacazo de la Superliga del atletismo es culpa de Bambi y de los 'founders' de Linkedln

Vaya por delante que resulta positivo que los atletas ganen más dinero, tengan más escenarios, que haya más focos en el tartán. Toda atención es poca para el deporte rey de los Juegos. Es loable que Michael Johnson, mito del atletismo, haya querido agarrar el toro por los cuernos, buscar inversores y lanzarse a dinamizar su deporte. Pero ocultar el fracaso de la puesta de largo del Grand Slam Track sería hacerse trampas al solitario.
"Esto es un show americano", decía el campeón olímpico de 200 m Letsile Tebogo cuando salió a la luz la segunda temporada de la serie de Netflix 'Sprint', en la que el atleta de Botsuana tenía un papel residual. Ese diagnóstico podría aplicarse a esta Superliga del atletismo, con el agravante de que no interesa de momento ni a los americanos ni a los aficionados del resto del mundo. Así lo demuestran las audiencias, las interacciones en redes sociales y la nula conversación generada tras la primera etapa en Kingston.
Será, como el 90% de los habitantes de Linkedln, founder, co-founder o CEO, y escribirá los mismos post de farsantes, todos iguales, pero al que se le ocurrió la idea de debutar con el Grand Slam Track en Jamaica habría que ponerlo a contar folios hasta la ceremonia de clausura de los Juegos de Los Ángeles 2028. Las gradas vacías del primer día no engañan a nadie, pese a que a partir de la segunda jornada se abriesen las puertas para maquillar el estadio con figurantes.
La competición en sí, celebrada este fin de semana, se reduce a un mitin de segundo nivel; donde incluso, en la prueba estrella, el 1.500 m, un atleta de 800 les mojó la oreja a los integrantes del podio olímpico de París. Capítulo aparte merece el británico Josh Kerr, que alegó a posteriori una supuesta lesión en la cadera de la que se recuperó hace apenas un mes y medio, según su película. Un atleta que por actitud bien podría formar parte del grupo de feriantes de Linkedln que está reshaping the sports industry (remodelando la industria del deporte), como suele decir esta caterva de esnobs para justificar el mercadeo y las comisiones.
Kerr tuvo la desfachatez en enero de comentar en un podcast amigo de la Superliga (The Citius Mag Podcast) que ver a Jakob Ingebrigtsen en el 800 del Grand Slam Track sería como "ver a Bambi en el hielo". El noruego respondió, además de con su oro continental en cross, con un doblete europeo y un doblete mundial bajo techo, ambos en 1.500 y 3.000 m. Por su parte, el ínclito escocés, tras un invierno inédito, se presentó en el Grand Slam Track, su evento fetiche en esta parte del año, y no pudo seguir ni a Tambor (quinto en 1.500 m y octavo, último, en 800 m). Ni a Walt Disney se le hubiese ocurrido mejor final como moraleja a sus fanfarronadas.
La ausencia de Ingebrigtsen, astro rey del atletismo en el tartán, es sintomática. Como lo es una frase de otro de los grandes atletas que no se han alistado en la Superliga, la estrella de la velocidad estadounidense Noah Lyles, que a lo Gerard Piqué busca los retos por su cuenta con jugadores de la NFL. "¿El Grand Slam Track? Está bien para muchos atletas, pero no para mí", comentaba dejando claro que la nueva competición era un tema residual para una figura de su nivel.
It's Time To End This Debate https://t.co/IjhARBhbru
— Noah Lyles, OLY (@LylesNoah) February 14, 2025
El problema puede que estuviese en el origen. Dejar fuera de juego los concursos quizá no sea la mejor idea en una época en la que el pertiguista Mondo Duplantis, el otro gran nombre del atletismo, bate récords del mundo con la misma frecuencia con la que firma contratos y patrocinadores. El legendario triplista Jonathan Edwards reflexionaba en Relevo sobre este punto. Montar una Superliga del atletismo sin Duplantis, Ingebrigtsen y Lyles es como organizar un Mundial de Ciclismo sin Pogacar, Van der Poel, Evenepoel y Van Aert.
En cuanto a las sedes, tras Jamaica, llega el turno de las tres estaciones estadounidenses: Miami (2-4 de mayo), Filadelfia (30 de mayo - 1 de junio) y Los Ángeles (27-29 de junio). Podrán abrir las puertas, convencer a colegios, escuelas de atletismo y maquillar el tiro de cámara; pero lo tienen muy difícil para despertar el interés incluso en el propio país para el que fue concebido el invento.
What can we do over the season to make @GrandSlamTrack better?
— Michael Johnson (@MJGold) April 8, 2025
Había una oportunidad de poner en valor a atletas de todo el mundo, de globalizar el interés por el deporte, de destacar sus singularidades y aprovechar sus iconos. Pero ni Londres, cuando vio el proyecto, quiso albergar un evento del Grand Slam Track. Quizá, si en vez de los genios de la verborrea vacía del Linkedln, hubiesen participado en su génesis profesionales reputados y discretos de diversas parte del planeta, ahora no estarían preguntando a los usuarios en X cómo pueden mejorar el producto. De Twitter lo único que se suele sacar es un insulto, un meme o un chascarrillo. Para eso, es más práctico que le pregunten directamente a Josh Kerr.