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Cómo el gesto de Caitlin Clark se disfraza de petición machista e indigna a EE.UU.: "Házmelo a mí y nos llevaremos bien"

La número 1 del Draft tuvo que hacer frente a que un periodista le pidiera que le hiciera su habitual gesto del corazón tras acabar los partidos.

Clark, en una comparecencia./REUTERS
Clark, en una comparecencia. REUTERS
Jonás Pérez

Jonás Pérez

El fenómeno Caitlin Clark es imparable en Estados Unidos. Sus partidos han sido de los más vistos en los últimos años y su impacto en el baloncesto es de los más significativos en lo que va de siglo XXI. Sin embargo, ni siquiera eso es suficiente para evitar sexualizarla o incluso dirigirse a ella en señal de condescendencia. En su presentación como nueva jugadora de las Indiana Fever, tuvo que hacer frente a una conversación bochornosa que ha escandalizado al país.

Cuando al periodista le tocó su turno de pregunta, le hizo a Caitlin Clark el gesto de corazón que la jugadora acostumbra hacer al final de cada partido. Un comienzo que bien podría resultar una curiosidad sobre por qué lo hace o el valor que tiene para ella su familia. Pero las intenciones del locutor eran bien diferentes...

Clark, en principio, no se lo tomó mal y respondió: "¿Te gusta eso?". A lo que el periodista replicó: "Me gusta que estés aquí". La nueva estrella del baloncesto estadounidense ya se lanzó a explicarlo: "Se lo hago a mi familia tras cada partido". Y llegó la sentencia final que representa todo lo que aún tenemos que mejorar: "Házmelo a mí y nos llevaremos bien".

¿Por qué Caitlin Clark tendría que tener la más mínima relación con un periodista de Indiana?, ¿por qué le tendría que hacer el gesto del corazón?, ¿le preguntaría ese mismo periodista a Haliburton o a LeBron James lo mismo?, ¿le pediría también que le brindara dedicatorias tras los partidos? Las preguntas tienen una respuesta tan simple que ni siquiera es necesario escribirla.

La jugadora, mientras, se encuentra por el camino el habitual techo de cristal al que se enfrenta cada deportista de élite. Sin ir más lejos, con la doble vara de medir entre números 1 del draft, masculino y femenino. Clark percibirá en su contrato 'rookie' un total de 338.056 dólares por cuatro temporadas, cobrando en la primera de ellas 76.535 y en la última (opcional) 97.582.

Victor Wembanyama, por su parte, ya se encuentra en 12.160.680 dólares y en su cuarta temporada alcanzaría los 16.868.246. Una cifra astronómica, que, en realidad, no hace alusión al jugador y la jugadora en cuestión sino a los convenios y los salarios base de NBA y WNBA.

Eso sí, su impacto en el baloncesto estadounidense le garantizará suculentos contratos publicitarios. En Estados Unidos ya se habla de ocho cifras con Nike y BIG3 le ha ofrecido cinco millones de dólares por disputar diez partidos en su competición. Desde luego, Clark, máxima anotadora de la historia del baloncesto universitario y finalista del pasado March Madness, es protagonista de una historia sin precedentes en el baloncesto femenino y apunta a un enorme legado. Por el camino, desgraciadamente, aún se tendrá que encontrar con bochornos como el que vivió en sala de prensa en su presentación...