UNICAJA 90 - TENERIFE 83

Una estatua, un control antidoping, una afonía, dos ejemplos nacionales y la "repanocha" con la que Unicaja logró meterse en la final de la Copa

Yankuba Sima y Alberto Díaz fueron capitales y protagonistas de la victoria... y la zona de prensa tras lograr el billete a la final.

Yankuba Sima y Alberto Díaz, en el centro, junto al resto de jugadores de Unicaja tras lograr el billete a la final de Copa. /ACB PHOTO/MARIANO POZO
Yankuba Sima y Alberto Díaz, en el centro, junto al resto de jugadores de Unicaja tras lograr el billete a la final de Copa. ACB PHOTO/MARIANO POZO
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Gran Canaria.- Ocho y media de este sábado en el Gran Canaria Arena. En la pista, se escucha al speaker de la Copa cantar los quintetos del Dreamland Gran Canaria - Real Madrid. Mientras tanto, por los pasillos que rodean la zona mixta van saliendo a cuentagotas, rumbo al autobús, los jugadores del Unicaja que media hora antes han logrado la victoria para meterse en la final (segunda en tres años) de la Copa. En ese momento, ya cambiado y con una media sonrisa pese al cansancio por el esfuerzo físico, aparece Alberto Díaz, el capitán cajista de quien sólo unos minutos antes su compañero Jonathan Barreiro aseguraba que era quien da "esa garra y ha guiado" al equipo hacia la victoria y que quizá lo que se merezca es "una estatua".

"Creo que son unas palabras muy bonitas, se lo agradezco. Al final yo soy de la ciudad, soy de Málaga, desde que nací soy del Unicaja e intento transmitir ese sentimiento a unos compañeros que lo han acogido y que también tienen un sentimiento de pertenencia muy grande y es común así que, que el equipo se fije en mí es algo de lo que estoy muy orgulloso", confesaba ante los micros de Relevo y Colgados del Aro, los dos únicos medios que seguían por allí.

Ibon Navarro habla sobre Alberto Díaz y Yankuba Sima en rueda de prensa. N. G. M.

"Es que este equipo tiene eso, que un día sale uno, otro día sale otro… somos un equipo muy coral que tiene esa chispa y nos hemos encontrado muy bien, nos ha tocado hoy a Yankuba y a mí a ayudar al equipo y es muy bonito", confesaba el base cajista. Y no le faltaba razón. Él y Yankuba Sima habían sido los líderes del equipo cuando, como confesó el propio Ibon Navarro, con la voz pendiente de un hilo -esa afonía bien vale la victoria- "otros jugadores no habían estado tan bien".

"Yankuba ha estado en el primer cuarto muy incisivo en el rebote, nos ha dado muchas canastas debajo del aro. Y Alberto, claro, parece que luce porque ha hecho tres de tres en triples, ha metido una canasta fundamental al final... Pero lo que nos ha permitido competir y poder romper el partido es lo que ha hecho en la segunda parte del tercer cuarto y en el último. Cómo apretaba a Marcelinho, cómo nos ha dejado jugar, el nivel de presión al balón... Ha estado imperial", aseguró el técnico, que no se quedó ahí.

"Luego encima mete, pues ya es la repanocha. Pero lo que ha hecho atrás... Lo que nos permite ser competitivos es que cada jugador haga su rol bien hecho. Si hacen más es perfecto, pero su rol bien hecho. Alberto, al margen de que haya metido, que a veces no suele ser tan habitual, lo que sabe que ayuda al equipo a ganar, lo ha hecho de forma perfecta, de clínic", mantuvo Ibon Navarro. De ahí que toda la afición cajista le cantase y corease sin cansarse durante el partido y tras este. Aunque, como ya mencionó su entrenador, no fue el único protagonista.

"Alberto y Sima, dos jugadores españoles, han sido decisivos, aunque es un triunfo de equipo, conviene destacarlo aprovechando que son de los nuestros", admitió el entrenador de La Laguna Tenerife, Txus Vidorreta. Y no le faltó razón, porque los dos fueron insustituibles y protagonistas... aunque a uno de ellos no le dejasen ni siquiera celebrarlo.

Por lo general, cuando se celebra la Copa, el MVP del partido suele salir a rueda de prensa junto a su entrenador o, como mínimo, a zona mixta. Aunque esta vez no fue así. "¿Y Yankuba Sima? ¿No sale?", se preguntaba más de uno. Y es que al pívot le cortaron por completo la celebración -que fue contenida, eso sí- en el vestuario. ¿El motivo? Le tocó pasar el pertinente control antidoping que hizo que el MVP (21 puntos, 8 rebotes, 1 asistencia, 2 mates y 24 de valoración) se quedase sin su reconocimiento ante los medios de comunicación. Gajes del oficio y, como ahora se lleva decir entre la Generación Z, el momento humilde de un jugador que cada vez se crece aún más en los momentos clave para ayudar a los suyos. Algo que ahora tendrá que intentar repetir este domingo en la final ante el Real Madrid.