Caso McLemore: la encrucijada del Breogán y los 'todólogos' de Twitter

El CB Breogán, el club bandera del baloncesto de élite en Galicia, se ha convertido en las últimas fechas en la diana de un puñado de periodistas y de tuiteros, dos sustantivos que muchos días caminan de la mano hacia la sinonimia. Todólogos capaces de arreglar una pandemia por la mañana y exponer la tectónica de placas por la tarde.
El caso de Ben McLemore, un escolta estadounidense que llegó a Lugo las pasadas Navidades, ha colocado a la entidad gallega en el epicentro de las críticas de un grupo de gurús, los del Twitter y los de las redacciones, capaces de resolver todo salvo la caída en picado del periodismo y el odio que circula con impunidad en las redes sociales.
Yo no sé si McLemore es culpable o no del gravísimo delito de violación del que le acusa una mujer en su país. Pero usted tampoco lo sabe. Si el Breogán tuviese claro que el jugador es culpable, ya estaría fulminado desde la semana pasada. Si el Breogán tuviese claro que es inocente, ya lo habría defendido con firmeza. Es lógico, en esta situación de grises, obrar desde la prudencia una vez que "la autoridad judicial pertinente le ha dado su pasaporte para poder continuar con su actividad laboral", según reza el comunicado oficial breoganista.
Comunicado CB Breogán https://t.co/4jUbuzuEKD
— Río Breogán (@CBBreogan) April 18, 2024
"El club ha actuado de forma correcta", dicen las dos juristas internacionales consultadas por Relevo, una en inglés y otra en francés, para más detalles. "Presunción de inocencia", comenta otro jurista gallego. Si este hombre es culpable, que le caiga todo el peso de la ley; pero eso le compete a un juez aseverarlo, no a un dirigente deportivo de la ciudad de las murallas. Una cosa es lanzar un comentario al aire y otra, bastante más complicada, ponerte en la piel de quienes han de tomar las decisiones, asesorados por letrados.
Personalmente, McLemore no me representa en absoluto, ni me representará nunca, aunque salga inocente, pero no me parece de recibo denigrar al club por un caso sin juzgar. A mí, particularmente, me representan los valores de Erik Quintela, animando a sus compañeros desde el banquillo pese a no ser protagonista en la pista; o los de su hermano Sergi, dejándose la vida en cada defensa por el equipo de su ciudad mientras cumple el sueño que muchos canteranos no pudimos alcanzar; o los de otros profesionales procedentes del extranjero que se cuidan al dedillo y honran el escudo, con mayor o menor acierto.
Aciertos, muchos más que errores, son los que han sumado los responsables del CB Breogán de un tiempo a esta parte. Desde las gestiones contrarreloj con entidades bancarias en el verano de 2021 para que el equipo pudiese disputar la ACB hasta una política de sostenibilidad financiera que busca sacar el mayor rendimiento deportivo a uno de los presupuestos más bajos de la categoría, sin poner en riesgo el futuro del club. Pese a ir con el freno de mano en la caja, el club ha firmado en estos tres años alguna de las páginas más brillantes de su historia: la eclosión de Dzanan Musa, la participación en la Copa del Rey, el regreso a Europa…
Todos os que formamos o CB Breogán acompañamos no sentimento ao noso compañeiro Justin Robinson tras a triste nova do falecemento do seu irmán. pic.twitter.com/xC0nDVNxtu
— Río Breogán (@CBBreogan) April 14, 2024
La presente es, sin ningún género de duda, una temporada compleja en el Pazo, donde la afición del Breogán, una de las más fieles y entendidas de España, ha sido testigo de un cúmulo de desgracias en el seno de su equipo durante los últimos meses: un sinfín de lesiones, fallecimientos de familiares de jugadores… y el caso Ben McLemore.
Repetimos. Si el jugador es culpable, que cumpla su condena hasta el último día y, a ser posible, esto es una petición personal, que no regrese a Lugo ni de vacaciones. Si es inocente, no habría vuelta atrás según qué decisiones se tomen. Por eso es tan importante la prudencia en los gestores y por eso es vital el papel de la Justicia. Para tirarse a la piscina ya existe Twitter y, en muchas ocasiones, demasiadas ya, el periodismo deportivo.