Ricky Rubio, de rojo

Ricky, la última vez que jugó con España, le metió 38 puntos a USA. Cuartos de final de los JJ. OO. de Tokyo. Hace dos años y medio. Ricky, la última vez que hizo triunfar a España, fue el MVP del Mundial 2019. Anotó 20 puntos, 7 rebotes y 3 asistencias. Hace 4 años y medio.
Es imposible que la vuelta de Ricky Rubio no genere expectación, que es lo que todos nos gustaría evitar si es que eso le puede hacer sentir menos bien. Pero al decidir que regresaba, él sabía que todo esto llegaría. En la parte final de la carrera de los hermanos Gasol con España, Ricky Rubio fue el que decidió que tenía que dar ese impulso de liderazgo anotador. No es nada sencillo eso, las glorias que se están yendo pero aún quieren estar, el rendimiento que hay que igualar. Nada sencillo. Y hacerlo sin levantar suspicacias, sin romper nada.
Todos dicen que quieren ver al base del Masnou sonreír. No solo tendrán que fijarse en las comisuras de los labios, sino en los ojos, ese brillo que transmitirá concentración, dominio y competitividad. Lo que ha hecho desde tan joven. Tanto en este redebut de rojo en Zaragoza o la semana que viene de blaugrana contra Monaco.
📹 "El ambiente que hay aquí es espectacular" ❤️
— Baloncesto España (@BaloncestoESP) February 21, 2024
La ILUSIÓN de @rickyrubio9 por volver a #LaFamilia 🧙♂️#SomosEquipo pic.twitter.com/aYMbTmuUKf
En la pista de baloncesto hay varios Ricky dentro de Rubio.
El agitador intensísimo de defensas en el Joventut de Aíto de cuando aún era por edad inimputable para la anotación porque entrar en un vestuario profesional se da con éxito cuando tu talento es suficiente, cuando sabes gestionar sin que te perjudique que los que se duchan al lado tratan de mantener sus estatus económicos que dependen de sus minutos en cancha y cuando tu entrenador sabe proteger de verdad el advenimiento del siguiente prospecto. La mayoría de los entrenadores sabemos hacer debutar a un junior que ayuda al primer equipo, muy pocos saben plantar una línea a los veteranos para que no haya menoscabo.
El recién llegado a unos JJ. OO. que sabía darte una hamburguesa en el pago de la novatada de ser el más joven y que mientras le estabas aderezando el kétchup ya te había robado tres balones en el siguiente entrenamiento. Preparando el partido más grande de la historia FIBA. Ricky jugó en la final conduciendo el juego de España contra USA. Cuando aún no podía examinarse del carnet.
El base sabio de 19 años que lideró junto con Navarro al Barça al título de 2010 de Euroliga. Esa competición tan dura para el Barcelona, que sufrió tanto para levantarla por primera vez. Esta fue su segunda Copa de Europa, ahora vuelve a por la tercera. Cuando aprendes un oficio de muy joven, ganar, reinsertarse en el mercado laboral tras 20 años haciendo otra cosa es muy difícil. Recordemos que Barça viene de tres semifinales consecutivas jugadas y no alcanzar la final. Ricky lo sabe, Ricky lo vio. Navarro también, por eso entiende que la mejor política es dejar que sus sensaciones marquen la planificación de su vuelta. Otra cosa es el equipo, ahí el cuerpo técnico tendrá que afinar. En los Playoffs de 2021 y la F4 de Colonia tuvieron Saras y cia que ajustar la llegada de Pau Gasol, puedes decir que no se consiguió el mayor objetivo (la Liga Endesa sí) o puedes decir que se quedaron a un tobillo de Calathes de ganar al Efes para que fuera una narrativa perfecta. Veremos ahora.
El veterano jovencísimo de NBA que repartía asistencias de auténtica fantasía, consejos y felicidad en franquicias no muy ganadoras. Toda la gloria catalana y española conseguida en ámbito FIBA contrastaba con ser uno de los jugadores con más partidos de regular season jugados sin tocar Play Off NBA. Llegó a ello en Utah con 27 años, que en su caso ya no sabemos si hablar de madurez, juventud o provecto regalo para Donovan Mitchell, donde van llegando jóvenes estrellas, Ricky ya ha estado, él es el pasajero del tiempo.
El anotador treinteañero, que usa el tablero como apoyo del tiro en desequilibrio, la media distancia, la cada vez más infalibilidad desde el tiro libre, las canastas a aro pasado con una sola mano, la mejoría en la estabilidad en el triple, el saber que van a hacer sus defensores en cada momento. La serenidad que te da ir sintiendo los golpes de la vida. El dar tranquilidad a tus compañeros de ojos nerviosos.
A una selección USA en unos JJ. OO. llevando profesionales nadie le anotó tanto como Ricky en aquella derrota en Tokyo, 38 puntos. No se celebró por la derrota y porque ese día los Gasol acababan su tiempo en la Selección Española. Pero es una anotación tremenda. Contra jugadores NBA de Estados Unidos, solamente Dillon Brooks y sus 39 del pasado Mundial le superan. En esa misma lista está Jordi Villacampa que le endosó 28 puntos en el 94, nombre que se cruza en la carrera de Ricky Rubio, ahora Ricky con su vuelta a vestir con la camiseta de España en estas ventanas, si juega los dos partidos le superará en la lista de más internacionalidades, son 157 partidos y gloria con el equipo nacional. Y contando.