El Real Madrid se impone con la lucha de Abalde y Musa y arrebata la plaza de playin del Barcelona
El Real Madrid se lleva la victoria ante un Barça mermado por las bajas que peleó hasta el final.
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Era un Clásico muy diferente. Por la situación de ambos equipos -el Real Madrid tras la vorágine por la salida de Dennis Smith Jr. y el Barça, con media plantilla en la enfermería y sin fichar nada-, por las sensaciones y por la importancia de este duelo de cara a la lucha por los playoffs de la Euroliga. Y aunque el duelo estuvo apretado hasta el final, el fondo de armario blanco, un Alberto Abalde estelar y un Dzanan Musa con lucidez a ambos lados de la cancha (aportó 16 puntos, cazó 5 rebotes, dio una asistencia y robó una bola) decantaron la balanza para los de Chus Mateo.
Lo cierto es que se notaba que ninguno de los dos equipos están en su mejor momento y que ambos tenían demasiado que perder. Así se vio durante los primeros compases en los que la igualdad no tardó en instaurarse, aunque fue el Barça el que lograba colocarse prácticamente todo el primer cuarto por delante en el marcador. Los culés sabían que en la pintura, con Edy Tavares custodiándola y sin Jan Vesely para emparejarse con él, iban a sufrir, así que empezaron a buscar tiros de media y larga distancia y funcionó. De hecho, hasta Chimezie Metu se la jugaba desde fuera con el fin de buscar hacer daño por ahí, algo que esta temporada le está costando al Real Madrid defender.
Jabari Parker fue el que empezó a hacer más daño por fuera, lo que obligó a Chus Mateo a sacar a Mario Hezonja en busca de contrarrestarle y no se equivocó, porque fue el que puso el 19-21. Y aunque la igualdad se instauró en el marcador, Joel Parra, sobre la bocina, logró el 23-25 que hizo al Barça llevarse los primeros diez minutos.
Aunque, sin duda, la gran sorpresa (positiva para los culés) del primer cuarto fue Raúl Villar. El canterano, de 17 años, debutó con el mejor equipo de la mejor forma posible: en un Clásico de Euroliga y sacándole una falta a Campazzo cuando llevaba prácticamente nada sobre el parqué, aunque su pero estuviera de cara a aro. De hecho, nada más comenzar el segundo cuarto, sacó de quicio a Mario Hezonja que incluso terminó por cometer una antideportiva al hacerle falta y acabar agarrándole el cuello con el brazo hacia atrás. Si bien, fue precisamente el croata el que acabó igualando el partido con ese empate a 25 que rompió la inmovilidad en el marcador tras dos minutos de juego.
A partir de ahí, el que se hizo grande fue Joel Parra. Esa canasta sobre la bocina del primer cuarto lo había enchufado por completo y era el que más se estaba empleando tanto en ataque, como en defensa. De hecho, fue el líder del rebote culé al descanso (cinco). Aunque lo cierto es que, de cara al marcador, el guion fue prácticamente calcado al del cuarto anterior. Tanto, fue Justin Anderson esta vez el que, con un triple, hizo a los culés irse con ventaja en el marcador (40-43) y responder a lo que fue el triplazo de Dzanan Musa que había puesto previamente el empate a 40.
Sin embargo, tras el paso por vestuarios, la historia fue distinta. El Real Madrid metió una marcha más de inicio y al Barça parecía que le empezaba a costar seguir ese ritmo. De ahí ese parcial de 8-2 de salida, al que Abalde le puso la guinda con un triple, para los blancos con el que le dieron la vuelta al marcador (48-45). Sin embargo, el que volvió a aparecer -desde el exterior- fue Jabari Parker con un triple que puso el empate aunque luego fue Metu quien acabó colgándose del aro y poniendo de nuevo al Barça por delante.
Eso sí, el Madrid no iba a tardar en contestar. Primero con unas de esas canastas de autor de Facu Campazzo y luego con una contra que acabó con Musa firmando el 52-50 que terminó por enchufar a los blancos. Tanto, que no tardaron en poner el 61-54 después de un mate de Tavares tras ganarle la partida en el poste bajo a Parker y un triple de Abalde que sigue excelso de muñeca y que obligó a Peñarroya a parar el partido a 2:45 minutos del final del tercer cuarto... pero no sirvió de mucho. Porque aunque Brizuela transformó la jugada en canasta, Musa contestó con un buen triple, tras el que fue Bruno Fernando el que volvió a ampliar la ventaja y, justo después, en un robo del bosnio, Hezonja terminó de poner la guinda con un triple que instauró el +11 (69-58).
Los blancos empezaban a tener el partido donde querían y se notaba. Sin embargo, los culés lograron un arreón final que acabó con cuatro puntos consecutivos (dos de Brizuela y otros dos de Metu tras un robo culé) que hicieron que el duelo se fuera con sólo tres de diferencia a favor del Real Madrid a los últimos diez minutos (70-67).
El Barça necesitaba volver a encontrar las costuras blancas. Y lo intentó con un triple de Metu y con una contrarrápida de Brizuela que también acabó en canasta. Pero el Madrid seguía enchufado y Hezonja se encargó de dejarlo claro con un triple que volvió a poner a los blancos ocho arriba. Aun así, los culés trataban de mover rápido el balón en busca de esa velocidad con la que sorprender a los de Chus Mateo.
Y aunque les costase trabajo, un triple (otro más) de Metu y un buen rebote (también otro más) de Joel Parra en la siguiente acción acabó con el badalonés en la línea del tiro libre anotando los dos y dejando la diferencia en sólo cuatro puntos (80-76). Algo tras lo que Chus Mateo movió banquillo para sacar a Bruno Fernando, al que el Barça le estaba ganando la partida, y devolver a Edy Tavares a pista. Pero ahí el que apareció fue Parra desde el exterior para poner, otra vez, la distancia en solo tres y luego cazar un rebote clave que acabó con Anderson en la línea del tiro libre que dejó la diferencia en sólo uno a tres minutos del final (82-81).
El Barça acababa de reengancharse por completo. Y empezaba a creerse realmente que podía lograr la machada, algo que hizo al Madrid cometer algún que otro error y que las pulsaciones subieran en el Movistar Arena. Llull desde el tiro libre puso otra vez el +3, pero Parker no tardó en desbaratarlo con un triple que puso las tablas. Campazzo logró poner de nuevo el +2 cuando se llegaba al último minuto de juego (88-86) en el que la tensión comenzó a subir.
Cada bola era una pugna absoluta y, precisamente, una lucha entre Jabari Parker y Tavares a poco más de 30 segundos del final terminó por subir las pulsaciones a todos... menos a Abalde, que salió tras esos tiros libres de Llull, y que tuvo el temple necesario desde la línea del tiro libre para anotar los dos tras una falta y poner el 90-86. El gallego estaba firmando un partido redondo en ataque y defensa y esos dos tiros libres eran ya media victoria. Y aunque Joel Parra logró sumar de tres a 3,8 del final y dejar al Barça a sólo un triple de forzar la prórroga... no hubo hazaña culé y Hezonja, desde el tiro libre puso la rúbrica final (96-91). Los de Chus Mateo se llevan la victoria ante un buen Barça, que peleó hasta el final pese a todo, y que cae de los puestos de playin a los que, eso sí, regresan los blancos.