Este Baskonia sí que es de playoff

Hay quien dice que una final sólo es cuando hay un título en juego. Pero lo cierto es que lo que se ha visto este viernes en el Buesa Arena bien podría haber sido uno de esos partidos. Porque en juego estaba la última plaza para los playoffs. Y lo cierto es que desde el inicio tanto Baskonia como la Virtus Segafredo Bologna dejaron claro que, para ellos, lo de este viernes era el partido más importante de lo que va de temporada. Sin embargo, el carácter Baskonia, ese que tanto se había echado en falta en otras ocasiones -como el martes-, salió a relucir. Y, ante eso, poco pudo hacer la Virtus (89-77).

Ahora sí, Baskonia, el de verdad, ha vuelto. Y lo dejó claro en la segunda mitad. Porque aunque tras el descanso no estuvo fino en sus tres primeros ataques, a partir de ahí metió una marcha más para ponerse hasta 15 arriba en el marcador y dominar ante una Virtus que lo intentó, pero se frustró. Y es que lo que mostró el equipo de Vitoria, además de una defensa brutal, comandado por la absolutamente imparable muñeca de Markus Howard, pero sobre todo por la inteligencia de Codi Miller-McIntyre y un descomunal Tadas Sedekerski, que ejerció de capitán de principio a fin para liderar a los suyos. Baskonia ya es octavo, misma posición en la que acabó la temporada regular, y está oficialmente en los playoffs de la Euroliga... ¡Cinco años después! La cuenta atrás para la cita del martes en el Real Madrid ya está en marcha.

Este sí es el Baskonia y no el del martes ante Maccabi. Ese con carácter, capaz de morder en defensa, de romper con rapidez en ataque y de bombardear el aro rival. Sea bajo la mirilla del francotirador Markus Howard, que cuando calentó la muñeca las enchufó de todos los colores, desde el liderazgo del capitán, Tadas Sedekerskis -por fin se ha visto esa versión que tanto se echaba en falta de él tras su lesión-, de Matt Costello (vaya partidazo hizo) multiplicándose en defensa y tirando también de buena mano en ataque o de Codi Miller-McIntyre leyendo a la perfección para conectar con Howard y del resto de jugadores, sumando sobre todo en defensa para desquiciar a la Virtus, estuviera quien estuviera en pista. Decía Dusko Ivanovic que lo principal era que los jugadores se lo creyesen, que fueran agresivos en defensa y jugaran rápido. Y lo cierto es que el guion que el técnico montenegrino planteó salió a la perfección. Tanto, que ni siquiera se notó -y mira que es difícil- la ausencia de Chima Moneke.

Las mete de todos los colores. Y cuando más se necesita. Es el jugador más absolutamente imprevisible de cara a sus rivales. Y esa es la mayor arma que se pueda tener. Durante la primera parte, todos sus rivales trataban de atacarle a él en el uno contra uno para lograr la ventaja de cara al aro. Pero, tras eso, lo que hizo Markus Howard después del descanso fue absolutamente descomunal. Cuatro triples consecutivos, para poner un +13, el último desde ocho metros con el que levantó a todo el Buesa Arena, fue la clave de todo. Ahí Baskonia, que ya venía de hacer un enorme trabajo en la primera parte, fue cuando empezó a creer de verdad. Porque tener a Howard es absolutamente diferencial. Tanto que hasta hace que sus compañeros se crezcan. Y así lo lleva dejando claro desde que aterrizó en Vitoria. Y por cierto, ocho triples en la segunda mitad.

Fue muy inteligente la lectura de la Virtus durante la primera parte. Esa de atacar a Howard para así ganarle la ventaja y buscar el aro con más facilidad ante un Baskonia que estaba defendido de forma descomunal. La lectura de Lundberg, la inteligencia de Belinelli, la veteranía de Shengelia... Todo eso quedó claro, como lo lleva haciendo toda la temporada. Porque lo cierto es que lo que ha construido Luca Banchi esta temporada ha sido para aplaudir. Y así se confirmó en Estambul el martes ante Anadolu Efes y también con el partido que plantearon en Vitoria. Por eso, mi whatsapp para Banchi sería dándole la enhorabuena, pese a la derrota.

Es el fontanero de Baskonia, el que sabe desatascar el juego y hacer jugar y brillar a sus compañeros. El máximo asistente de la Euroliga, el que sabe leer a la perfección y conecta de una forma espectacular con cualquiera de sus compañeros... Pero sobre todo con Markus Howard. Con él tiene una conexión especial en pista y eso se nota. Y la dupla que son capaces de formar ambos es descomunal. Por su oficio, por su IQ y por todo lo que aporta y ha aportado, una vez más, este viernes, mi fondo de pantalla es para Codi Miller-McIntyre.

La papeleta que tenía Dusko Ivanovic tras lo que pasó el martes en Belgrado ante Maccabi no era nada fácil. Conseguir recuperar a sus jugadores a nivel mental, hacer que se lo creyeran y que se olvidaran de que el fondo de armario es corto y de que el físico pesa era algo en lo que había quienes no confiaban que pudiera lograr. Pero lo hizo. El técnico montenegrino para esto es un maestro. Y se nota. Porque ha logrado recuperar al Baskonia que él quería y que todos queríamos ver. Y aunque los jugadores sean los que juegan y se lo dejan todo en pista, gran parte del mérito es suyo y es de recibo destacarlo.

Aunque en la segunda parte los focos se hayan ido para Howard, el partido que ha firmado Sedekerskis ha sido absolutamente brutal. El capitán tiró del carro al inicio con nueve puntos consecutivos, luego se bajó al barro como el que más, defendiendo, sacando de quicio a los jugadores de la Virtus Bologna, para luego en el último cuarto firmal un triple dificilísimo y espectacular. El ejemplo de lo que es el carácter Baskonia, sin ningún tipo de duda, es Tadas Sedekerski.