Ni el infierno de Belgrado logra quemar a este Real Madrid

Belgrado.- Qué cosas tiene el baloncesto... y la Euroliga. Hace una semana todo parecía absolutamente negro para el Real Madrid de baloncesto. En cambio hoy, 4 de mayo, cuando se cumple un año del famoso 3-1 de la remontada del Madrid de los pies al Manchester City, era una buena fecha para demostrar que todo es posible. Que el Real Madrid de la épica y la gesta también es el de las manos. Y lo hizo. Habrá quinto partido en el WiZink Center porque el equipo de Chus Mateo supo apagar, por partida doble, el infierno de Belgrado.

Un muy buen primer cuarto en el que salió absolutamente todo, un tercero en el que volvieron a reaccionar y cuarto para reafirmar que lo que se había visto al principio. En ese ambiente en cierto modo frío por el luto, que de no ser por los aplausos o pitidos -lo único de animación que hubo porque no sonaron ni música ni cánticos hasta que estos últimos aparecieron tras el descanso- bien podría trasladarte a lo que fueron los partidos durante la pandemia, el Partizan fue de menos a más liderado por LeDay y por un Papapetrou que aparecía en los momentos clave. Pero el Real Madrid acabó siendo mejor. Y, por cierto, Edy Tavares... Que no deje nunca de jugar al baloncesto.

El primer cuarto ha sido totalmente del Real Madrid, por mérito propio y por cierto demérito de su rival. Los de Chus Mateo salieron sabiendo qué tenían que hacer y cómo hacerlo. Leyeron a la perfección todo, se hicieron dueños del rebote y no fallaron en las segundas oportunidades, con un Hanga metelotodo. Mientras que los de Zeljko Obradovic se contagiaron del sombrío ambiente que rodeó al partido. Y eso se tradujo en un juego a medio de gas, sólo insuflado por Lessor y Leday, que no supo frenar a los blancos (15-27). Este planteamiento y este Real Madrid que se vio es el de las grandes citas y el que debe ser y seguir siendo.

Al César, lo que es del César. La afición del Partizan dejó este jueves una imagen para enmarcar. El luto por lo ocurrido 24 horas antes, el tiroteo en la escuela Vladislav Ribnikar, fue el protagonista de los primeros dos cuartos... y prácticamente todo el descanso. Eso, obviamente, era algo en contra de su equipo que, sólo con aplausos y pitidos, pudo sentir el calor de su gente. Y cuando a falta de dos minutos para que empezara el tercer cuarto empezaron a cantar el himno a capella, todo cambió. El ambiente del Stark Arena fue descomunal. La forma de arropar a los suyos, indescriptible. Y eso es digno de mención.

Respira, piensa y creértelo como hoy. Eso sería lo que le diría a Dzanan Musa. Nadie duda del talento del bosnio, pero lo cierto es que está pecando de cierta precipitación y malas decisiones en algunas jugadas. ¿El motivo? La inexperiencia. Sin embargo hoy ha demostrado justo esto: en los momentos que se lo cree, es descomunal. Por eso esta vez mi whatsapp sería para él.

Hay acciones que son muy difíciles de explicar. Más que nada, para estar a la altura de lo que realmente son (o han sido). Y una de esas ha sido el alley-oop entre Nunnally y LeDay. La lectura del primero, el pase, el mate del segundo sobre la bocina… Pasen, vean y disfruten.

En mitad del duelo, y nunca mejor dicho, en el Stark Arena, el periodista de ESPN Adrian Wojnarowski anunció, en un tuit, algo que creo que representa a la perfección lo que es mundo del baloncesto. Luka Doncic pagará los funerales de las víctimas del tiroteo de Belgrado. El esloveno siempre mostró simpatía por el Partizan, pero su gesto representa los valores, los de verdad, del baloncesto. Más que un tuit que me representa, un jugador que con esto nos representa a todos.

No podía acabar esto sin hablar de él. Si hoy ha habido un jugador diferencial, que apunto estuvo de hacer que los suyos sepultaran -en honor a la afición del Partizan que, por cierto, estuvo de diez- ese fue LeDay.