OPINIÓN

La Euroliga, ante la cuesta de enero: balance de lo que llevamos y lo que nos queda

Tavares trata de taponar una canasta de Shengelia en el Real Madrid - Virtus Bologna. /GETTY IMAGES
Tavares trata de taponar una canasta de Shengelia en el Real Madrid - Virtus Bologna. GETTY IMAGES

Y en el reloj de antaño, como de año en año/Cinco minutos más para la cuenta atrás/Hacemos el balance de lo bueno y malo/Cinco minutos antes de la cuenta atrás. El 2023 toca a su fin y llega el momento de mirar al retrovisor. Finalizada la primera vuelta de la competición con la jornada decimoséptima en la última semana de diciembre, llega la cuesta de enero en la Euroliga. Apenas habrá tiempo para celebrar el Año Nuevo ya que el día 2 los jugadores vuelven a las canchas para disputar sus primeros compromisos.

Siete jornadas, con dos dobles, que casi marcarán el definitivo devenir de la temporada para los equipos de la competición: más del 40% de los partidos de la segunda vuelta. Ese mes de enero acabará de marcar tendencias justo antes del cierre de mercado del 7 de febrero. Después llegará la disputa, por parte de muchos de ellos, del primer gran título de la temporada: la Copa.

Y es que el calendario o te mata o te hace más fuerte. Que se lo digan al Barça con siete derrotas en diez partidos en sólo 23 días entre Euroliga y ACB. Y el día 3, Clásico en el Palau. Enero es un mes traicionero y más en una competición entre la que el segundo, que ostenta el factor cancha en los cuartos de final, y el duodécimo, el segundo equipo fuera de puestos de play-in, sólo hay cuatro triunfos de diferencia.

La exigencia de las dobles jornadas... y las ligas domésticas

Ya hemos hablado de cómo influyen la disputa de dos jornadas de la competición en los banquillos… pero también se traslada a las competiciones domésticas. A diez de los dieciocho equipos les ha pasado ya, y, a algunos de ellos hasta en múltiples ocasiones como Barça y Valencia Basket (dos) y Partizan (tres). Depende mucho de la exigencia de la competición doméstica: no es lo mismo la Liga Endesa que la Liga Griega.

Desgaste físico de la Euroliga y sus dobles compromisos con partidos cada 48 horas y respectivos desplazamientos, relajación en la Liga (mientras los rivales, teóricos equipos pequeños, tienen marcado en rojo cuando juegan frente a un Euroliga tras doble jornada), descansos en la competición doméstica que a veces hacen que recibas un susto… en una o en las dos… Lo importante es no hacer racha pero al final, salvo raras excepciones, suelen ser vasos comunicantes y también se dan las situaciones al contrario.

¿Qué nos dejan las primeras 17 jornadas?

Lo más destacado, un Real Madrid líder diría que prácticamente inabordable. No lo digo yo, lo dice el +221 de diferencia entre puntos anotados y encajados y las sensaciones en la pista. Velocidad de crucero en sus partidos, que gana con solvencia, con un Chus Mateo que ha cogido el punto al grupo y gestiona bien quién y cuándo tiene que descansar y al que ni las lesiones parecen afectar. Creo que es un equipo que llegará donde él quiera.

Pero, como diría el Señor Lobo en Pulp Fiction: "Tranquilícense caballeros, no empecemos a chuparnos *** ****** todavía". Porque aunque ya conocemos el ADN ganador del Real Madrid a la hora de pelear por los títulos, aún estamos empezando el año y hay que estar bien en el momento de la verdad. De grandes fases regulares de equipos están los cementerios llenos.

Todas las temporadas hay un outsider, un equipo que se cuela donde muchos no esperan y que demuestra, con su regularidad, que no está ahí por casualidad. Ese es el caso de la Virtus Bologna. Reverdeciendo viejos laureles, con un Shengelia al más puro estilo MVP en el arranque de curso, y con un Belinelli espectacular metiendo 2,6 triples por partido para 14,5 puntos, la plantilla es compacta y sólida, aportando los jugadores cuándo se les necesita. Su gran desafío, si el núcleo de veteranos aguantarán la tralla que da esta competición, cómo sobrevivirán a las lesiones y que ahora tienen cinco de sus siete próximos compromisos, fuera de casa. Pero que les quiten lo bailao.

Y a nivel de jugadores, que los interiores son necesarios pero los exteriores son determinantes. Mike James, Shane Larkin y Markus Howard copan el podio de anotadores y, siendo honestos, son tres jugadores que bien valen comprar una entrada para ir a los pabellones. Sobre los pívots, salvo excepciones como las de Real Madrid y Olympiacos, las especies de más de 2,10 son ya rara avis. Entre otras cosas, porque no los hay: los que quedan están en la NBA. Por lo tanto, centers más pequeños y batalladores como Nebo, Lessort o el descubrimiento de Daniel Oturu que apenas está en 2.03.

¿Qué me apetece ver de la segunda vuelta?

Si alguien es capaz de ponerle el cascabel al gato al líder del Real Madrid.

Si las recuperaciones de Panathinaikos y Fenerbahçe con la llegada de Jasikevicius, adquieren la regularidad necesaria para ser clasificados como contenders y no son sólo flor de un mes-mes y medio.

Cómo acaba la temporada de Anadolu Efes, con esa plaga de lesiones, y la de Olympiacos. Y es que la vida sin Micic y Vezenkov no sigue igual.

Si Napier, conductor esperado por Messina, es capaz de ayudar al equipo de Milán a hacer una racha como la del final de la temporada pasada pero les da tiempo a meterse en el playin.

Qué versión de Pangos vemos en Valencia y cuál es la adaptación de Chris Jones a su nueva posición sin tener tanto el balón en las manos.

Si Estrella Roja y Zalgiris, con sus respectivos cambios de entrenador, acaban haciendo clic, o demuestran que muchas veces la sustitución del técnico sin fichajes son sólo efecto champán.

Cómo se soluciona el affaire de los extranjeros, sus reducciones de salarios en el Maccabi y tener que volver a Israel a jugar la Liga.

Hasta dónde le da la gasolina al Baskonia después de levantar un inicio adverso. ¿Habrá al fin fichajes?

Cómo inicia el Barça la segunda vuelta tras un diciembre aciago donde ha cosechado cuatro derrotas.