OPINIÓN

El mercado Euroliga: entre el talonario, la escasez y la reinvención

Jerian Grant, MVP de la Eurocup, defendido por Andrew Albicy.  /GETTY
Jerian Grant, MVP de la Eurocup, defendido por Andrew Albicy. GETTY

Miro cómo lentamente gotean los últimos movimientos de los equipos Euroliga, una vez iniciado ya agosto, y creo que lo de que el pez grande se come al chico se ha incrementado según han pasado los años. Pero no sólo entre los propios equipos de la competición, sino con el resto de los equipos de Europa.

Jugar Europa y, al mejor nivel posible, se ha convertido en condición sine qua non para los jugadores. Y, para los equipos Euroliga, ante la escasez de poder traer jugadores de Estados Unidos, de donde sólo vuelven los europeos que no se han hecho un hueco y por los que se puja al mejor postor o los americanos que se han cansado de buscar un sitio, sólo hay dos opciones: subir las ofertas, gastar más, para fichar a jugadores libres que acaban contrato en otros equipos y son objeto de deseo con el consecuente cambio de cromos, o la necesidad de aflojar la chequera para pagar salidas. Es de los veranos que recuerdo que más salidas se han ejecutado.

Así, me viene a la cabeza el Granca. Lakovic, que llegó y besó el santo consiguiendo llevar al equipo a ganar la Eurocup y el premio no materializado de disputar la próxima Euroliga, ahora tiene la difícil tarea de reconstruir la salida de tres pilares del juego interior: un cuatro de juego en poste bajo como Inglis y la pareja de cincos más jóvenes de toda la ACB por los que apostaron valientemente como Balcerowski y Diop.

Y es que hacerlo bien te penaliza. Esto no es nuevo. El clásico pez grande se come al pequeño. Porque la decisión del club y de Savané, con más cabeza y responsabilidad que corazón, de no embarcarse en disputar la máxima competición europea de clubes, vistos los precedentes de la temporada 2018-19 hace que, en una situación de escasez, te esquilmen.

Sí, ya sé que previo paso por caja pagando buyouts (¿cuándo el Baskonia había pagado una cláusula de la entidad de la de Diop?). Pero, ¿en quién o cómo los reinviertes? ¿Con qué timing? No es nada fácil. Eso es lo que ha cambiado. Porque antes era mucho más sencilla la reinvención. Ahora hay menos oferta. El reinventarse o morir, otro clásico, se ha vuelto más complicado si no es en Euroliga.

Algo similar le ha pasado al Turk Telekom. Finalista de la Eurocup, su técnico Erdem Can se ha llevado al Anadolu Efes a Tyrique Jones pero hasta el gran animador del mercado con músculo financiero, el Panathinaikos, ha fichado a Jerian Grant, MVP de la Eurocup, sí, pero cuyo paso por Milán tuvo poco impacto en la Euroliga y ahora buscará redimirse en su segunda experiencia.

Sí, ya sabíamos que Darius Thompson, jugador para mí revelación de la temporada en Euroliga, o el mejor Lessort de su carrera iban a poder escoger ir donde quisieran. Para ello lo han demostrado sobre la pista durante todo el curso. Pero lo que no sabíamos es que la escasez de jugadores iba a hacer que, por ejemplo, el Maccabi, uno de los equipos que tradicionalmente ha escrutado con más cuidado y acierto el mercado americano (¡qué recuerdos de jugadores como Anthony Parker!, por poner un ejemplo), quinto clasificado que se quedó a un partido de la pasada Final Four, reconstruya su juego interior fichando a James Webb, pagando salida y tras tantear también la de Costello, y Jasiel Rivero, ambos jugadores del Valencia Basket.

No me muevo del Valencia Basket. Donde Jared Harper ha pasado de descartado a renovado. ¿Por qué? Porque el Joventut te iguala el tanteo por Kyle Guy, tu primera opción, y acaba en Panathinaikos; porque Armoni Brooks brilla en la Liga de Verano y consigue un two-way con los Nets y, porque el sistema del tanteo hace que el jugador, que sólo quiere jugar Euroliga fuera de la NBA coja tu oferta, inferior en términos netos por la carga impositiva de ser residente el segundo año, y la devuelva firmada pese a tener cantos de sirena de otros equipos en Europa y con ofertas más suculentas económicamente hablando. Pero no de Euroliga. El que no corre vuela y todos quieren jugarla.

Leyendo con detenimiento el nuevo Convenio Colectivo de la NBA, las 676 páginas, hay dos situaciones que dificultan aún más el mercado europeo estival. La primera, la posibilidad de fichar un tercer jugador con un contrato dual, two-way, que permita a los jugadores alternar la G League con la NBA. Hasta ahora las franquicias sólo podían tener dos. Por seguir con el ejemplo de Brooks, su contrato con Brooklyn, 559.782 dólares.

En segundo lugar, se introduce la excepción de segunda ronda, que posibilita que las franquicias firmen elecciones de segunda ronda con un contrato de tres años, con un salario del primer año equivalente al mínimo para un jugador con un año de servicio, o un contrato de cuatro años, con un salario del primer año equivalente al mínimo para un jugador con dos años de servicio. A saber:

Tres años de contrato:

- Primera temporada: 1,8 millones de dólares

- Segunda temporada: 1,9 millones de dólares

- Tercera temporada: 2,2 millones de dólares (opción de equipo)

Cuatro años de contrato:

- Primera temporada: 2 millones de dólares

- Segunda temporada: 2,1 millones de dólares

- Tercera temporada: 2,2 millones de dólares

- Cuarta temporada: 2,4 millones de dólares (opción de equipo)

Colby Ross, salido de la Universidad de Xavier y número 34 del pasado draft por los Kings, ha sido el primer jugador en acogerse a la misma. Esto permite a los equipos guardar parte de su mid-level exception, una excepción contractual para fichar jugadores y que, hasta ahora, se estimaba un tercio de los equipos de la Liga utilizaban para firmar jugadores de segunda ronda.

Así, los jugadores que se firmen usando la excepción de segunda ronda, no contarán en el límite salarial entre el 1 de julio y el 30 de julio de su primera temporada. Esto permitirá a las franquicias preservar todo el espacio salarial que necesitan hasta el 31 de julio sin tener que preocuparse.

Y, en lo que nos interesa, antes los jugadores se escogían en segunda ronda para tener sólo sus derechos de cara a futuro podrán ser tentados de dar el salto a la NBA de manera más rápida o casi inminente. Beneficioso para los jugadores, y proteccionista con las franquicias, que no verán como se les escapa un Jalen Brunson rumbo a los Knicks como les pasó a los Mavs al no tener opción sobre su cuarta temporada.

Despejando la incógnita del cuatro abierto

El enigma Mirotic ha sido otro de los nombres del verano. ¿Por qué ha sonado en tanto sitios sobre su posible destino? Milán, Partizan, Mónaco, Panathinaikos, Olympiacos… Obviamente no sólo por la calidad del jugador, fuera de toda duda, sino porque hay posiciones en las que el mercado no ofrece apenas nada: no hay alternativas. Ya hemos visto el ejemplo del Maccabi. Pero hay más.

El dos veces campeón de Europa Anadolu Efes, por ejemplo, ha fichado a un Derek Willis al que vimos brillar en Badalona y no tanto en Venezia. El pasado curso tuvieron a un Mbaye que ha puesto rumbo al CSKA. El Zalgiris ha apostado por Brady Manek, un jugador que ha debutado overseas esta temporada; el Valencia por Nate Reuvers, con apenas dos experiencias como profesional en Europa, o el ASVEL por Mike Scott, pedigrí NBA con 555 partidos en la mejor Liga del mundo pero tras un año en blanco se ha reenganchado al baloncesto en el Nancy francés y siendo MVP, eso sí, de la final en Puerto Rico a los 35 años. Es lo que hay. Asumir riesgos de jugadores que no tienen experiencia en la competición porque, de donde no hay, no se puede sacar.