EUROLIGA

La 'Musa' del Real Madrid de Sergio Llull es el WiZink... y el Barça lo ha sufrido

Los de Chus Mateo tiran del efecto Palacio y vencen en la prórroga a los de Jasikevicius (91-86).

Mirotic y Musa, en una acción del encuentro. /GETTY IMAGES
Mirotic y Musa, en una acción del encuentro. GETTY IMAGES
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Dicen que los buenos jugadores de baloncesto no dan un calentamiento por finalizado -o incluso un entrenamiento- sin encestar el último tiro a canasta. También, que una afición se mide por el grado en el que apoya a los suyos y no por los pitidos contra el rival. Y que no se puede evitar lo inevitable. Así que, seamos sinceros, este jueves, el Barça demostró que eso de los tiros lo llevan a rajatabla, que el Real Madrid necesita del WiZink en partidos como este y que por mucho que se cambie la hora de un partido para que no coincida con otro, si tienen que coincidir va a pasar.

La afición del Madrid, rendida a HezonjaNOELIA GÓMEZ

Bastó solo la primera parte del partido para comprobarlo y demostrar que, un "no os oigo, hostia" de Rudy Fernández a la grada fue el gen necesario para que los de Chus Mateo dieran un golpe sobre la mesa y se notase a las más de 10.500 personas que había en el Palacio.

Un arranque con el Barça controlando y el Madrid sin acierto

El Real Madrid falló dos lanzamientos a canasta (uno desde el exterior) en su primer ataque, en el que incluso se hicieron con el rebote. Y en cambio, Satoransky, que fue de esos que no dejó casi ningún lanzamiento del calentamiento sin encestar, abrió el marcador con un triple. Después Vesely hizo seis puntos consecutivos y un 2-9 para el Barça que no terminó de despertar a la grada… ni tampoco el acierto de un Real Madrid en el que no se encontró la brújula hasta que tomaron el relevo de Hanga como base el Chacho o Sergio Llull. Ahí, aunque fuese a paso de 'Tortuga', el Madrid logró engancharse al partido con varias buenas acciones de Deck en ataque, pero aún quedaba por remar sobre todo a nivel de acierto.

Quien sí que este año ha demostrado eso de que entrena sin descanso (y más que hasta ahora) los tiros desde el exterior o desde cualquier punto es Dzanan Musa. Por eso el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid no dudó en levantarse a aplaudirle cuando correspondió, a poco más de dos minutos y medio para el descanso, con una canasta de esas casi rocambolescas en un punto ciego bajo aro, que obligó a Saras Jasikevicius a parar el partido.

La arenga de Rudy al público

Eso sí, todo eso llegó después de que Rudy Fernández demostrase ese gen que, precisamente, define tan sumamente bien a uno de los capitanes del baloncesto español. "No os oigo, hostia", gritó con rabia a la grada, a mediados del segundo cuarto, a sabiendas de que sin el WiZink remontar el partido no iba a ser posible. Y por suerte la grada respondió y lejos de pitar, como si habían hecho en la presentación -hasta entonces, la vez que más se había escuchado a la grada fue para increpar a Mirotic y Laprovittola- se dedicaron a empujar a los suyos.

¿La consecuencia? Un triplazo de Rudy que hizo a la afición blanca venirse aún más arriba. Y esa rocambolesca canasta de Dzana Musa que levantó a todo el pabellón y dejó en evidencia dos cosas: si la grada está, el Real Madrid es mejor; pero también que el conjunto blanco tenía un problema, que no era otro que la falta de acierto de cara a aro a media y larga distancia. ¿Recuerdas eso del principio de que un jugador no termina de entrenar hasta que la mete? Pues eso mismo era lo que no estaba haciendo el Real Madrid y no solo por mérito del Barça, que dominó la primera mitad, sino por demérito propio.

Diez de 25 en tiros de dos y solamente dos de 10 en triples fueron los números de los blancos al descanso. Mientras que los de Jasikevicius se fueron con 8/12 tiros de dos y 7/15 en triples. Aunque tras el receso, el acierto comenzó a encontrar a los de Chus Mateo. No desde el exterior (cerró el tercer cuarto con 4/14 en triples), pues eso seguía siendo dominio azulgrana -más bien de Satoransky y Abrines-, pero sí desde media distancia y bajo aro para arrancar el último cuarto con un 50-59 en el marcador.

Y si a paso de (o del) 'Tortuga' se había recortado distancias, obra justo de Deck se puso el Real Madrid a solo cuatro puntos del Barça (61-65). Aunque fue Llull, con una canasta posterior, quien apretó aún más el marcador (63-65) y el WiZink se metió, ahora de verdad, en el partido. Y como las viejas glorias nunca mueren, otra vez Llull fue el que puso al Real Madrid por primera vez por delante. Triple del balear y 69-67. Pero mientras que Musa aún se buscaba a sí mismo en pista -fue de más a menos- ahí aparecieron Mirotic y Higgins, junto a una buena defensa del Barça, para demostrar que la última palabra aún no estaba dicha. Poco menos de minuto y medio para el final y 69-71 en el marcador. Y empezó la fiesta del baloncesto de ida y vuelta.

73-73 en el marcador y otra vez la tensión, la necesidad de que el WiZink deje a un lado los temores y apriete. Y lo hace. El Barça saca de medio campo, recibe Mirotic, gran acción defensiva de Hezonja, la bola sale fuera, hay instant replay y bola para los de Jasikevicius a 1,8 del final. Y aunque Satoransky intentó evitar la prórroga, su tiro no entró. Y aunque algún que otro futbolero sí que se levantó para irse al Bernabéu, estos se podían contar casi con los dedos de una mano.

La prórroga

Las prórrogas tienen la particularidad de que el partido se juega en la grada más que en la pista. Y ahí, el Palacio estuvo de 10. Si por un lado se había llevado una crítica, por otra hay que reconocer que al César lo que es del César. Lo mismo que Dzanan Musa, que parecía haber ido a menos en el último parcial y que demostró en la prórroga de lo que es capaz de hacer. Obra del bosnio fue el 81-76 que levantó a la grada... pero no sería la última. Triple de Musa y 87-82 en el marcador a 27,5 segundos del final. Canasta de Mirotic, dos tiros libres anotados por Llull, otros dos de Satoransky, de nuevo otros dos de Llull... y un triple fallido de Mirotic con el WiZink rugiendo como nunca. 91-86 final para un partido en el que el Palacio se convirtió en 'Musa' de un Real Madrid en el que Llull, uno de esos que no acaba el calentamiento sin encestar, aún tiene mucho que decir.