PARTIZAN 89 - REAL MADRID 91

Edy Tavares saca sobre la bocina una victoria vital en Belgrado para el Real Madrid

Los de Chus Mateo se llevan un partido sufrido ante el Partizan y, a expensas de saber si evitan o no el playin, se aseguran la séptima plaza.

Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Era un partido para ganar, fuera como fuera. Y aunque al Real Madrid le costó (y mucho) concentrarse para hacer su juego y seguir aspirando con entrar en los playoffs de forma directa, la reacción de Facundo Campazzo a tres minutos del final y esa canasta de Edy Tavares sobre la bocina lograron silenciar al Belgrado Arena, el pabellón donde ya hace dos años lograron la épica en las eliminatorias, y que esta vez les mantiene en el sueño de evitar el playin (89-91). Aunque para ello, tendrán que esperar a ver qué hacen Barça y Anadolu Efes este viernes.

El Real Madrid tenía claro que en un campo con una atmósfera como la que tiene el Belgrado Arena o salía enchufado desde el principio o esto le podía pasar mucha factura, por más que el Partizan no se jugase ya nada. Y así lo hizo. Con Edy Tavares aprovechando la diferencia de altura en la zona y Facu Campazzo a los mandos, los blancos no tardaron en responder a la primera canasta obra de Vanja Marinkovic para, a partir de ahí, mandar en el marcador. Con Gaby Deck aportando en lo que mejor sabe, los intangibles, los de Chus Mateo mantenía el ritmo, pero a falta de menos de dos minutos para ponerle fin al primer cuarto, el partido cambió.

Dzanan Musa se quedó en cancha de ataque quejándose y reclamando una supuesta falta tras fallar de cara a aro, lo que obligó a Alberto Abalde a hacer una falta que mandó a la línea del tiro libre a Isaac Bonga y llegó el empate a 20 en el marcador. Ahí, el público hizo clic... y el Partizan también. ¿El motivo? Que Sergio Llull -de quien los grobari todavía tienen muy presente lo que ocurrió en los ya míticos playoffs de 2023- saltó a pista y eso encendió a la grada... y al equipo que se acabó contagiando para culminar lo que fue un parcial de 8-2 que hizo a los de Zeljko Obradovic irse por delante (24-22).

Sin embargo, el segundo cuarto empezó con acento madrileño. Primero con una gran jugada de Andrés Feliz que volvió a poner las tablas y después con una gran defensa de Serge Ibaka -supliendo con calidad a Edy Tavares, cargado demasiado pronto con dos faltas- que acabó en un contraataque en el que Musa sacó (y anotó) el 2+1 (24-27). El partido estaba totalmente abierto. La agresividad subió; la intensidad, también. Pero el marcador seguía siendo un tira y afloja entre ambos conjuntos.

Pero a minuto y medio del descanso, Musa cazó un rebote, armó un contraataque y asistió a Gaby Deck para que, desde el triple, pusiese el +4 en el marcador. Pero tras ello llegó otro intercambio de canastas que acabó con Carlik Jones anotando casi sobre la bocina para poner el 46-48 en el marcador y la ventaja blanca de cara a la segunda parte.

El Real Madrid necesitaba mejorar en el triple y cuidar más la comunicación interna del equipo para así mejorar en el rebote y evitar las pérdidas. Pero lo cierto es que el que salió más lucido de vestuarios fue el Partizan, con ese 3+1 de Brandon Davies que provocó la tercera falta de Tavares y puso de nuevo a los serbios por delante en el marcador. Deck tiró de inteligencia para volver a poner a los blancos uno arriba, pero Carlik Jones no tardó en contestar. Aunque ahí el que apareció fue Tavares con un canastón en el que sacó el 2+1... pero el adicional no entró (51-52).

El Partizan estaba aprovechando las faltas de Tavares para buscarle en los ataques, algo que hizo que se pusieran 4 arriba. Pero Hezonja, desde el tiro libre, recortó distancia... aunque el daño que estaba haciendo el Partizan desde el exterior no cesaba, y Brandon Davies puso el +5 con un triple que redondeó Pokusevski con otro tiro exterior que amplió la distancia a ocho y obligó a Chus Mateo a parar el duelo (64-56).

Y ahí quien apareció fue Mario Hezonja. Primero, con un mate y justo en la jugada siguiente, tras un rebote cazado por los blancos y una buena circulación de balón, con un triple que puso el 64-61 en el electrónico. Pero el Real Madrid no terminaba de encontrar su juego colectivo... y Brandon Davies lo estaba aprovechando (71-61). Sin embargo, si algo pudo hacer Tavares fue sacarle la cuarta falta. Y casi fue un milagro, porque la de contactos serbios que estaba permitiendo el arbitraje era algo notorio en un cuarto que acabó con Musa anotando de tres e Isaac Bonga colgándose del aro para poner a los suyos nueve arriba de cara a los últimos 10 minutos (74-65).

Los de Chus Mateo tenían sí o sí que cambiar dos cosas: primero, la comunicación interna, porque a la vista estaba que no se estaban entendiendo y eso les estaba generando demasiada ansiedad; y después, la defensa. Porque ese parcial de 28-17 del tercer cuarto era demasiada losa. La tensión estaba por los cielos, desde donde empezaron a caer, por cierto, objetos desde la grada tras una falta de Sergio Llull sobre Arijan Lakic que, eso sí, no frenó al capitán blanco. Porque a la siguiente jugada enchufó un triple de los suyos... aunque Pokusevski no tardó en responder con otro triple de esos casi imposibles.

Los blancos seguían pecando de ansiedad y precipitación. Los dos ataques clave fallados de Garuba y la autocanasta que se metió era una gran muestra de ello. La vuelta a cancha de Facu Campazzo y Edy Tavares parecía dar más confianza al equipo, pero otro triplazo de Brandon Davies a 3:49 del final destruyó ese amago de reacción blanca (85-76) y obligó a Chus Mateo a parar el duelo para pedir calma a los suyos. Aunque la calma llegó, precisamente, tras la que fue la quinta falta de Brandon Davies con todavía más de tres minutos por delante. Algo que fue revisado por los árbitros y que, de forma insólita, aprovechó Vanja Marinkovic para coger el micro de la megafonía y pedir que dejasen de arrojar objetos.

Y eso enchufó al Real Madrid. Sergio Llull sumó de tres y luego Facu Campazzo anotó un canastón de esos que valen oro para poner a los suyos a 4 con 2:48 minutos por delante. Y tras una buena defensa blanca, fue Mario Hezonja el que tiró de muñeca y enchufó el triple que puso a los suyos a sólo uno, firmando la rúbrica a un parcial blanco de 8-0.

Carlik Jones aprovechó una falta de Facu Campazzo para poner otra vez tres arriba, pero precisamente fue el argentino el que después le sacó la falta en ataque y recuperó la bola para el Madrid. Y en ese ataque, fue precisamente él quien sacó la quinta falta a Pekusevski para acabar en la línea del tiro libre y, aunque se dejó uno por el camino, anotó el segundo para ponerse a dos. Y tras el tiempo muerto de Obradovic, de nuevo fue el argentino el que sacó la falta para volver a ir a la línea de personal y, ahora sí, empatar el duelo a 43,1 segundos del final.

Y ahí el que tiró de inteligencia fue Edy Tavares, que robó una bola absolutamente clave a Carlik Jones -quien había sacado de quicio todo el partido al caboverdiano- y la jugada acabó con Sergio Llull anotando la canasta que ponía por delante a los de Chus Mateo a seis segundos del final. Pero precisamente fue el estadounidense el que respondió con una canasta a dos segundos del final que puso las tablas. Y entonces llegó eso que está en el ADN en el Real Madrid: Facundo Campazzo sacó de banda, la bola fue para Edy Tavares... y el caboverdiano estuvo excelso para anotar la que fue la primera canasta ganadora de su carrera.

El Real Madrid se lleva la victoria en un duelo difícil, de poca lucidez y claridad blanca, que le hace seguir soñando con entrar de forma directa en los playoffs (dependerá de lo que hagan este viernes Anadolu Efes y Barça) o ser, como mínimo, séptimo y, por tanto, jugar el martes el playin en su campo.