Valencia y Real Madrid se diluyen en un cúmulo de despropósitos

La defensa gana partidos y los desaciertos y errores los pierden. ¿El claro ejemplo? Lo de Maccabi del Tel Aviv este jueves en Euroliga ante un Valencia Basket que se olvidó de lo que hizo hace una semana en Belgrado. Los de Álex Mumbrú viajaron hasta Israel tras haber roto su racha de derrotas. Aunque, visto lo visto, todo quedó en un espejismo ante un equipo que hizo méritos para ganar... pero tampoco de una forma descabellada. Maccabi tiene un problema de cohesión, conexión, liderazgo... Llámalo como quieras. Pero es que Valencia Basket tampoco se quedó atrás al firmar su partido más gris fuera de la Fonteta.

Los taronja protagonizaron 21 pérdidas, que se dice pronto, frente a las ocho del conjunto de Lorenzo Brown. Y fue precisamente el base de la Selección española quien tiró de los suyos, sobre todo en el último cuarto. Mientras que su compañero en el combinado nacional Xabi López-Arostegui fue el que se echó al cuadro taronja a la espalda, aunque sin demasiada fortuna. Valencia Basket acusó falta de entendimiento, de agresividad... y de concentración, porque los errores mostrados en pista son de los que cuestan partidos. Más allá de esos tres triples sobre la bocina que encajaron y que dejaron totalmente desubicados a los de Mumbrú (84-68). La falta de los bases en el conjunto taronja encienden todas las alarmas porque no hay quien coja la batuta en la dirección.

Y si al principio abría con la sentencia de que la defensa gana partidos, el no defender lo que se tiene hace que los pierdas. Y eso fue lo que le pasó al Real Madrid. Los de Chus Mateo cayeron en un partido de tú a tú que, en la recta final del último cuarto, tenían prácticamente ganado. Pero el baloncesto son 40 minutos y si uno se despista aunque sea una milésima y, para colmo, tiene enfrente a un jugador como Mike James pues pasan cosas como esta. Y de forma merecida. Empecemos por el final del cuarto cuarto.

La jugada vino propiciada por la imagen más dura del partido. A falta de 6,8 segundos para el final, un golpe fortuito en la nariz hizo que el escolta de AS Mónaco Jordan Loyd tuviese que abandonar el WiZink Center en camilla, consciente, pero conmocionado y con oxígeno puesto. Con el sobresalto de lo ocurrido -habrá que ver cuál es el alcance de lo que tiene-, el AS Mónaco -o más bien Mike James- hizo lo imposible.

El estadounidense anotó un triple de los que levantan (o callan en este caso) pabellones, encimado por Tavares y Yabusele ante los que sacó la falta. 3+1 -¿era necesaria esa falta de Tavares?- para poner el empate y llevar el partido a la prórroga. Y ahí, el partido no fue bien leído ni por Chus Mateo ni por unos jugadores que se ciñeron a lo que dijo su entrenador. ¿Dónde estaba, ahora sí, la falta que se necesitaba? Tres segundos era demasiado poco para aguantar una defensa y forzar la recuperación "limpia" cuando se iba perdiendo de un punto. Cúmulo de despropósitos para un 94-95 final con el que el Real Madrid rompe su racha de seis victorias consecutivas en Euroliga.

El baloncesto en Serbia es otra historia. Es algo más allá. Está como un escalón por encima y el primer derbi serbio en la historia de la Euroliga lo demuestra. Partizan y Estrella Roja se citaron en el Stark Arena y fue la definición de lo que significa este deporte allí, aunque lo cierto es que hubiera poco "baloncesto", como dirían los más puristas. Pero, ¿qué más da cuando uno se mete dentro del partido y se contagia de lo que se está viviendo? Y si a eso se suma cómo fue el final... Dos segundos para el bocinazo y el ex de Unicaja Nemanja Nedovic enchufa un tri-pla-zo a 2,2, repito, dos coma dos, segundos del final del partido, cuando ambos estaban empatados a 73. Más de 17.400 aficionados locales se enmudecieron y no fue para menos. La acción del serbio dio la victoria 73-76 al Estrella Roja en un partido donde lo vivido fue más allá de lo que ocurrió en pista.

"Un día más en la oficina", dijo mi compañero Jonás Pérez cuando comentamos el doble-doble de Edy Tavares. Y esa es la frase que refleja lo que significa el pívot caboverdiano para el Real Madrid que, otra vez, firmó los dos dígitos en dos parámetros... Y de forma contundente. 17 puntos y 18 rebotes para el pívot que, como ya es costumbre, fue el mejor del Real Madrid... y del partido. Porque el MVP se lo agenció, pese a quedar eliminado por cinco faltas a poco más de dos minutos para el final ya en la prórroga, con un 28 de valoración.

No terminan de cuajar las cosas en Valencia Basket. Esa es la realidad de un conjunto taronja que ha regresado este año a la Euroliga y lo ha hecho de forma irregular. La victoria ante el Partizan la pasada semana, allí, en Belgrado, dejó visos de lo que puede ser como equipo el conjunto taronja. Sin embargo, ante Macabbi se le olvidó todo lo aprendido. Se echó en falta liderazgo en la dirección a la hora de distribuir juego, de cambiar el chip y pasar a los bloqueos o de marcar las jugadas. Y también se echa en falta más entendimiento entre los jugadores. ¿Por qué si la semana pasada se demostró que se puede otra vez pareció que se quedaron en blanco? Para hacérselo mirar.

No, Jaime Pradilla no brilló. Esa es la realidad. Sin embargo sí dejó su estela en una acción que de haber subido al marcador, casi de seguro, habría sido la jugada del partido. La cosa fue tal que así: más o menos a la altura del poste bajo, sin mirar, Pradilla da un pase con bote hacia atrás para habilitar a James Webb III a entrar a canasta. La bola no entró -más por mérito de la acción defensiva de Maccabi-, pero qué maravilla de pase se inventó ahí el ala-pívot zaragozano de Valencia Basket.

Puede que peque de reiteración, pero la afición en Belgrado es para alabar siempre. Y por eso, el tuit que me representa es el siguiente. Más que nada porque ya se dice: vale más una imagen que mil palabras.

Mike James. Pasen, vean y disfruten. Con Yabusele y Tavares encima, que le hicieron falta, por cierto, se elevó como si tuviera muelles y enchufó uno de esos triples que son para enmarcar. 88-87 en el marcador y tiro libre adicional para el de Oregón que no falló a falta de 4,6 segundos para el final.

Empate a 88 y prórroga en un WiZink que, finalmente, vio cómo un partido que parecía controlado en los últimos segundos se terminaba escapando de las manos para los suyos. Ay, las decisiones finales que ganan y también pierden partidos. Por cierto, Mike James cerró el partido con 28 puntos, tres rebotes, tres asistencias y a un solo crédito del MVP (27 de valoración).