Fucka y la primera Euroliga del Barça: "Quizás el factor diferencial fue Rodrigo de la Fuente"
El ex ala pívot esloveno, con nacionalidad italiana, atiende a Relevo desde Roma. Tras ganar todo, ahora es entrenador y busca la posibilidad de poder dirigir un equipo.

El 11 de mayo de 2003 no fue una noche cualquiera para los aficionados de un Barça que disputaba -en el Palau- la final de la Euroliga. Enfrente, la Benetton de Treviso, dirigida por el sargento Ettore Messina, quien contaba con Garbajosa, Bulleri y Denis Marconato, entre otros mastodónticos colosos. La entidad blaugrana, entonces, era virgen en este torneo… Pero ese año se gestaba algo especial.
El símbolo Aíto había dejado a los culés tras una vida, y Pau Gasol acababa de cruzar el Atlántico. En el banquillo se sentaba ahora Svetislav Pesic, ya campeón de Europa y del mundo. En el parqué, la proverbial panda de talentos estaba liderada por Dejan Bodiroga (MVP de la anterior Final Four con Panathinaikos), Juan Carlos Navarro, Jasikevicius y Gregor Fucka (Kranj, 1971), que atiende a Relevo mientras visita Roma con su familia. Viven en Bolonia.
Para refrescar la memoria, el esloveno -nacionalizado italiano- era un ala pívot de 2,15 y casi cien kilos. Una fisonomía para nada óbice con su exquisita movilidad, versatilidad y reactividad. Además, manejaba con soltura ambas manos, y eso le convertía en un talento imprevisible, un mago que caminaba lento y ejecutaba rápido. ¡Todavía se acuerdan de él en el San Jordi y en toda la Ciudad Condal!
Comencemos por el final. Usted es entrenador. ¿Su amigo Navarro sabe que quiere entrenar?
Sí, lo sabe. Él es general manager, luego tiene que tomar constantemente decisiones, y muchas no son fáciles. Lo sé. Además, las cosas se tienen que hacer desde el punto de vista profesional y no emotivo. Vale lo mismo cuando ejerces como entrenador. ¿Lo entiendes?
Se retiró del basket en 2011, tras jugar los dos últimos años en el Pistoia. Tenía 40 años. ¿Cómo se motiva a un jugador con esta edad? Sobre todo, tras haber conquistado lo imposible a nivel de clubes, además del oro europeo en 1999 con Italia.
Antes de nada, te diré que me gusta enseñar, transmitir mis emociones, individual y colectivamente. A los jóvenes y menos jóvenes. Sobre lo que preguntas, intento hacer ver que los veteranos son mejores cuando están con nuevos talentos. A un jugador de 35 o 40 años, como fue mi caso, se le convence haciéndole ver que siempre puede aprender conceptos nuevos. Para entrar en su mente hay que estar muy bien preparado, haber estudiado mucho. El potencial jugador debe comprender que tú eres necesario para su evolución pese a la edad. Tienes que ganarte su confianza, en definitiva. En mi caso, siempre tuve un entrenador individual… Desde los tiempos en que Bogdan Tanjevic me entrenó en Trieste, ciudad donde nació mi padre. Esa ya es otra historia.
Al Barça llega en 2002. Vuelve a encontrarse con su amigo Bodiroga, con quien ya coincidió en Trieste y Milán. Fue quizás, el mejor periodo en su carrera deportiva. De hecho, su mujer e hijas son de Barcelona.
Claro que fue un periodo especial. Ganamos el triplete, pero la coronación del sueño fue levantar la primera Euroliga en la historia de la entidad. Cuando estoy en allí, en la ciudad, la gente me para por la calle parar recordármelo aún. Somos conscientes de haber escrito la historia, de haber dejado un recuerdo imborrable.

En algunas entrevistas suyas leí que echaba en falta la ausencia de identidad en muchos equipos de hoy. ¿Cuál era la de ese Barça?
Era un equipo construido para ganar. Saras, Dueñas, De la Fuente, un joven Navarro, Dejan… Pesic había creado el bloque que quería para levantar, por fin, la ansiada Copa de Europa. Además, jugábamos en casa. El ambiente fue top. Inolvidable.
En la biografía de Jasikevicius (Vincere non basta), leí algunos pasajes suyos dedicados a la dureza del técnico serbio. «De memoria, diría que esa temporada tuvimos en todo el año siete u ocho días libres. Su idea de day off era mandarnos a la sala de pesas y luego al spa», decía. ¿Cuánto fue importante Pesic?
Un hombre de mucha experiencia. Muy exigente, aunque también comprendía perfectamente a los jugadores, muchos de ellos de enorme calidad y envergadura. Fue fundamental para ganar.
Navarro, con poco más de veinte años, ya era una superestrella.
Talento único que venía de la cantera. Ya se veía lo bueno que era, y lo que hizo después no me sorprendió. Para nada. Somos amigos. Nos felicitamos siempre las fiestas.
En la final os esperaba un equipazo. ¿Por qué Marconato no triunfó en Can Barça?
No estoy de acuerdo. Hizo su trabajo. Fue también una pieza importante en aquel momento. Piensa que no todo el mundo puede ser una estrella. Esto no es tenis; es un deporte de equipo. Cada uno es una tesela, y todos conforman los mosaicos. En la historia ha habido jugadores no de primer nivel que han sido decisivos para lograr títulos importantes.
En semis aniquilan el CSKA. Esperaba la tropa de Messina, que doblegó en un duelo fratricida al Siena de Ataman, pero hablemos de los actores secundarios. Una vez, hablando con Gigi Datome, me comentó lo importante que fue para él, cuando comenzaba en la Virtus Roma, Rodrigo de la Fuente. Era el capitán de ese Barça suyo. ¿No era un líder algo infravalorado?
Hablamos de un jugador inteligente, excelente defensor, competente, gran conocedor de este deporte… Era nuestro capitán, uno que daba siempre el 100%. Un tipo serio y muy trabajador, especialmente sobre sí mismo. No paraba de crecer y mejorar. Fue la pieza clave. Una muy importante, un valor diferencial. Tenemos una excelente relación a día de hoy. Además, cuando él ejercía de manager me llevó un año allí para entrenar en las categorías inferiores.
¿Cómo se sintió entrenando en la cantera culé? Fue su primera experiencia como técnico, porque luego llegaron las inferiores de Italia y de la Fortitudo, entre otras.
Estuve solo un año, como te dije. Fue estupendo. Hace ya casi una década de eso. Cogí el Sub-15, chicos ya con cierto potencial. Creo que ninguno llegó a debutar con el primer equipo, pero es que eso es muy complicado. La mayor parte eran catalanes; creo que sólo había dos extranjeros. La formación de los chicos suele durar cuatro o cinco años. No todos llegan a la élite, lógicamente.

¿Le gustaría volver a la cantera del Barça?
Sí, claro. ¿Por qué no?
En 2007, tras un año en el Girona, va a la Virtus. Allí se encuentra precisamente con compañero Rodrigo, quien jugó dos temporadas. Bodiroga era el manager, y años atrás había estado Pesic. ¡Qué pena la quiebra económica de este club, otrora estelar!
El baloncesto europeo reserva siempre un espacio para esa Virtus que un día fue grande. Es una gran ciudad que falta en la élite de este deporte. Jugué un año, y siempre dije que me gustaría volver. Roma, le guardo mucho cariño.
Una última curiosidad. ¿Dónde aprendió a jugar al baloncesto?
En el lugar donde nací, en Eslovenia. Al inicio practicaba muchos deportes: tenis de mesa, tenis, fútbol, esquiaba… Después comencé en pistas espontáneas de baloncesto, con amigos. Recuerdo que, entonces, estaba en una escuela de teatro, pero siempre faltaba a las pruebas porque me quedaba allí, tirando a canasta. Una vez el director me preguntó esto: "¿Quieres ser actor o jugar al basket?" Lo tuve bastante claro, y creo que mal no me fue del todo.