BALONCESTO

La historia tras el vídeo que ha convertido en héroes de Belgrado a los jugadores del Fuenlabrada

Belgrado se volcó con el Fuenlabrada para agradecer la acogida del equipo serbio en 1992. "Es una historia que impacta", apunta Toni Ten, técnico fuenlabreño.

PJ Dozier, jugador del Partizán, machaca ante el Fuenlabrada./Partizan
PJ Dozier, jugador del Partizán, machaca ante el Fuenlabrada. Partizan
Guillermo García

Guillermo García

Son momentos extremadamente difíciles en los Balcanes. El estallido de la guerra en 1991 obliga a millones de familias a huir de la antigua Yugoslavia, en busca de una oportunidad para poner tierra de por medio con las bombas que asolan el territorio. También las entidades deportivas profesionales huyen de allí para intentar seguir con su normalidad a miles de kilómetros de sus casas, derruidas por los obuses, y de sus familias.

Así fue el recibimiento al Fuenlabrada.Partizan

Uno de esos equipos llega a Fuenlabrada. Con un joven Zeljko Obradovic a la cabeza como entrenador y con estrellas en ciernes con Djordjevic y Danilovic, el Partizan cambia Belgrado por Madrid para disputar la primera edición de la Euroliga. Un torneo del que terminaría saliendo campeón en 1992 y que forjaría una relación entre ambas ciudades que perdura hoy.

El mejor reflejo es lo sucedido ayer en Belgrado donde se conmemoró ese hermanamiento en una cancha al aire libre, con más de 10.000 espectadores creando una atmósfera propia de un partido grande y no tanto de un amistoso de pretemporada. Era la forma que tenía Belgrado de agradecer, 30 años después, la acogida que tuvo el equipo blanquinegro en la localidad madrileña.

"Nosotros no fuimos parte de esa historia, pero sabíamos lo que había pasado. Quizás es difícil de entender cuando gente como yo no hemos pasado una guerra"

Toni Ten

"El partido quizás fue algo secundario. Al final veníamos representando algo muy bonito que pasó hace muchos años. Nosotros [jugadores y cuerpo técnico actuales] no fuimos parte de esa historia, pero sabíamos lo que había pasado. Quizás es difícil de entender cuando gente como yo no hemos pasado una guerra, no hemos pasado dificultades así", apunta Toni Ten, técnico del equipo fuenlabreño esta temporada. "Ellos están en un momento complicadísimo por la guerra y llegan a Fuenlabrada, a un pueblo que se volcó con ellos, para que pudieran seguir jugando al baloncesto con cierta normalidad. Es una historia que impacta y a la vez es muy bonita y emocionante".

De la misma manera que hace 30 años la ciudad de Fuenlabrada acoge con los brazos abiertos al Partizan, ayer fue Belgrado la que se volcó con el equipo madrileño. De hecho, lo hizo desde su llegada a Serbia. "Desde nuestra llegada al hotel ya había gente esperándonos para recibirnos y darnos las gracias por todo lo que ocurrió en el 92", señala Ten, emocionado por todo lo vivido en las últimas 48 horas.

"Esa gente anónima que se te acercaba y te decía 'Fuenlabrada' me acuerdo de vosotros' e incluso intentaba decir alguna palabra en español. Esa gente no sabe ni quién eres y vienen a agradecerte lo que pasó hace tantos años: Fue una época complicada y se ve en las reacciones. Cuando recibes ayuda en los malos momentos es lo que más vale. Esa emoción que ellos sienten se nota y te la transmiten".

Zeljko Obradovic. AFP
Zeljko Obradovic. AFP

Una persona que sí vivió lo ocurrido hace 30 años y que estuvo también presente en el partido disputado en Belgrado fue el actual entrenador del Partizan Zeljko Obradovic. Tras el encuentro los dos cuerpos técnicos cenaron juntos y el preparador más laureado de Europa se dedicó a recordar cómo fueron sus primeros días en su exilio de Fuenlabrada hace tres décadas.

"Evidentemente él era muy joven y era una situación tremendamente complicada. Él contaba que no sabía cómo iba a reaccionar la gente de Fuenlabrada, cómo les iba a tratar: "Ellos no nos conocen y nosotros tampoco a ellos. Lo único que sé es que va a haber gente y vamos a luchar por ellos, a ir a muerte y dejarnos los huevos por ellos". Y desde el primer momento empiezan a notar que es así, que son sus fans y que son una parte más del Partizan. Zeljko lo cuenta muy agradecido", confiesa Ten al recordar la emoción de un Obradovic que comenzó a labrar su leyenda ganadora en Fuenlabrada.

Ese momento "mágico pese a estar en guerra" se revivió en un partido en el que el baloncesto era lo de menos, pero que dejó una imagen para el recuerdo. El Kalemegdan, un parque urbano dentro de una fortaleza en Belgrado, sirve de cancha para acoger un amistoso que va más allá. Un partido de recuerdo disputado al aire libre que congrega a màs de 10.000 personas entre quienes tienen ticket y los que no.

Abrumados por el ambiente

"¿Abrumados? Sí, sin duda. A nosotros nos pasa factura el ambiente. hay un momento que el equipo se ve incluido por la atmósfera que se crea. No fue nuestra mejor versión, evidentemente. Me emocioné, no es muy normal, yo no había vivido ningún partido así. Es verdad que vas empezando el partido y te metes en el partido y yo no soy muy consciente hasta que empiezo a ver los vídeos después del partido", recuerda el técnico fuenlabreño.

Ese ambiente es muy normal en Belgrado, pero en esta ocasión fue por algo muy especial. "Nosotros estamos acostumbrados a esto. Es nuestra forma de vivir el baloncesto. Pero esta vez era para agradecer lo que sucedió hace 30 años", recuerda Uros, un aficionado del Partizan presente en la cancha callejera al hablar sobre un partido que no será recordado por su baloncesto, pero sí por su significado.