Bruno Savignani, el técnico revelación que busca el ascenso con el San Pablo Burgos: "Sería un arrogante si digo que tenemos la mejor plantilla"
Su trabajo en el Betis llamó la atención de todos. Le ha valido para liderar el proyecto burgalés en su lucha por volver a la ACB.

Con solo 42 años, Bruno Savignani ha llegado como un ciclón a nuestro baloncesto. Y así lo sigue demostrando con el San Pablo Burgos, aunque hay que irse a la pasada temporada para entenderlo. Cuando entró en el Real Betis, un club autodestruido, con deudas y despidos, colista destacado para acabar llevándolo a las eliminatorias por el ascenso y al quinto partido contra el Movistar Estudiantes. "Intenté sacar las cosas positivas y que podían ayudarnos a dar un paso adelante. No me gusta quedarme parado, llorar por lo negativo. Tuve la suerte de contar con un grupo que me siguió y que me dejó convencerles, no solo de jugadores sino personas. Era una situación muy compleja. Teníamos que hacerlo por nosotros mismos, por nuestra familia y por nuestras carreras. Así conseguimos cambiar la inercia".
Con esos jugadores hizo piña, creían ciegamente en él y en buena medida a partir del trato personal. Su mujer es psicóloga y la tiene muy presente en su trabajo. "Creo mucho en las relaciones entre personas, más allá de lo profesional. La parte psicológica es determinante en el deporte de alto nivel. Es muy importante que exista un ambiente de confianza y transparencia. Tengo la suerte de que mi mujer me ayuda desde fuera para ver distintas perspectivas. No es fácil tener un psicólogo en el equipo porque todavía los jugadores no tienen clara la importancia de ese papel y se irá incorporando poco a poco".
"De momento, yo intento tener la máxima disponibilidad y hablar mucho con mis jugadores, aunque no tenga la capacidad y las herramientas de un psicólogo, ni lo pretendo porque mi trabajo es entrenar. Son seres humanos y si tienes un bache influye en las sensaciones que arrastras. No son máquinas y eso no quita para que yo sea muy duro entrenando y los lleve al límite. Todo eso se puede hacer cuando hay una confianza mutua y saben que termina la sesión y me interesa saber cómo están en su vida y si les puedo ayudar en algo", cuenta.
Ese trabajo brillante en el Betis le valió la llamada de un grande de la categoría. San Pablo Burgos busca por tercer año seguido volver a la élite y esa responsabilidad no le asusta: "La llevo bien porque soy ambicioso, como lo es el club. Me mueven los desafíos y me motiva para ser mejor y más disciplinado. Prefiero estar en esta situación de pelear por cosas importantes. Entiendo la frustración de los últimos dos años y creo que debe servir de aprendizaje para sacar lo positivo de la experiencia. Nosotros tenemos una misión clara, pero hay otros cinco o seis equipos que también están hechos para lo mismo. Por supuesto, Estudiantes, Palencia, también Obradoiro al que nos costó mucho ganar. El Betis, que tiene una plantilla de jugadores con mucha experiencia, o Fuenlabrada, que aún no está exprimiendo su mejor baloncesto a una plantilla tremenda y viene mejorando. Ourense también ha ganado los cuatro partidos por algo".
No asegura que su plantilla sea la mejor del campeonato porque "sería un poco arrogante decirlo y hay otras plantillas muy fuertes", pero sí que hay plantillas en esta categoría con nivel para jugar en ACB: "Veo a jugadores que no solo han pasado por la Liga Endesa, sino que han tenido protagonismo en ella".
Después de haber sido entrenador ayudante en Italia y Francia o primer técnico en Brasil, Bruno Savignani tiene ahora su gran oportunidad de consolidarse en el baloncesto español: "Me sentí orgulloso cuando me llamó San Pablo y creo que estoy preparado para dar un paso importante en mi carrera. Toda esa ambición que tiene el club y que tengo yo hay que llevarla con serenidad y prepararme cada vez más para ser un técnico más completo".
Su perfil como entrenador es fruto de lo que ha vivido y con quién. Ha trabajado con nombres tan importantes del baloncesto mundial como Aleksandar Petrovic, Jasmin Repesa o Luca Banchi: "Tuve mucha fortuna de aprender de ellos y agregar lo que viví a mi manera de trabajar. Pienso que tengo un poco de cada uno. El otro día hablaba en el autobús con Robert Stumbris sobre la historia que ha hecho Banchi en el baloncesto de Letonia. Yo le decía que ojalá pudiera seguir su camino y él me dijo que tengo muchas cosas de él, lo cual me alegró muchísimo".
Y todo ello a partir de una brutal ética del trabajo, con muy poco tiempo para el descanso y aprovechando cada día desde las 5 o las 6 de la mañana: "Sí, me gustaría dormir un poco más (ríe) pero mi cabeza no para un segundo. Enseguida estoy pensando cómo vamos a trabajar, en la preparación física, el partido de mañana. Es la vida de los entrenadores, no creo que lo haga solo yo. Desde el primer momento dejo claro a los jugadores, en el día a día, que tomo decisiones por el bien del equipo y que no siempre les gustará o las compartirán. A partir de ahí hablo mucho con ellos y decido si tengo que llamarles un día al despacho o tomarnos un café. Cuando tomo una decisión no pienso en si dejo más o menos contento a un jugador".
Defensor del carpe diem, le instamos a que mire un poco más allá en sus sueños, por ejemplo, entrenar a la selección de Brasil de la que ya fue ayudante: "Claro que sería un sueño. Lo primero es lo que tengo este año entre manos. Suelo mirar el día a día y disfrutar del camino. Por supuesto me gustaría entrenar en ACB y más adelante en un gran equipo de Euroliga, pero no soy de soñar mucho con el futuro. Sé lo que tengo que hacer hoy para que el club cumpla los objetivos y tengo los pies en el suelo. Lo que pase en el futuro y las oportunidades que tenga dependerán del trabajo que haga".
Y ese claro objetivo pasa por ascender... con dos cartuchos, el ascenso directo y la lotería de la Final a Cuatro que Savignani no ve como tal: "Yo no creo que sea una lotería sino otra oportunidad más, aunque es cierto que es muy complejo. Seguramente sería más justo si se decidiera en una serie, pero así está el reglamento. Obviamente, todos queremos conseguir el ascenso directo y pienso semana a semana en que el equipo esté preparado para ganar el próximo partido. Es una categoría larga y compleja. Si perdemos el foco, entonces sí se puede complicar".
Y es que a veces un ascenso pasa por un tiro, por una decisión, por un jugador capaz de asumir ese último balón: "Creo que hay jugadores con una personalidad especial y que les gusta un poco más el desafío. Cuando formas la plantilla también piensas en ese tipo de perfil, pero creo que si el equipo va creciendo y coge confianza existirá una química que ayude a esos tiros".