LEB ORO | ESTUDIANTES 86 - TIZONA BURGOS 62

El Estudiantes sube el penúltimo escalón para salir del infierno

Los colegiales se imponen al Tizona y jugarán la final de la LEB Oro para lograr el ascenso a Liga Endesa.

Larsen, a punto de encestar. /ESTUDIANTES
Larsen, a punto de encestar. ESTUDIANTES
Guillermo García

Guillermo García

Han sido tres años de calvario, purgatorio y quema en el fuego de la LEB Oro, pero Movistar Estudiantes empieza a ver el final del calvario. Lo tuvo hace dos años pero un mayúsculo Marc Gasol se cruzó en su camino en la final. Y esta temporada volverán a verse en esa misma cita tras imponerse al Tizona (86-62) en una semifinal más plácida de lo que se esperaba en la previa.

Ni la baja de Johnny Dee ni la presión de ser anfitriones y favoritos pudo con el equipo de Pedro Rivero, que mostró solidez y profundidad de banquillo para cimentar un triunfo que les deja a las puertas de la ACB. Les queda un paso, el más grande, pero al menos esta vez no se han quedado en el camino.

Llevados en volandas por la inagotable afición colegial, los estudiantiles pronto dejaron clara el plan que habían diseñado para pasar a la final. Juego exterior con Leimanis como punta de lanza y con Francis Alonso tomando el testigo. Y un sistema rocoso interior con Adams Sola peleando cada balón y Larsen haciéndose grande en los compases iniciales. Fueron los momentos de tanteo entre ambos equipos. Instantes en los que los burgaleses confiaban en sus posibilidades con Pacheco y Parrado agarrándose al partido.

El conjunto de Diego Ocampo se animó en el segundo cuarto gracias a un Mario Saint-Supéry que apunta a crack en esto del baloncesto. El malagueño no llega a los 18 años, pero eso no le hizo amilanarse en ningún momento. Asumió la responsabilidad ofensiva de los suyos y sólo algún pecado de impulsividad juvenil le frenó para poner a los suyos por delante.

Algo que el Estu no desperdició y a la salida de los vestuarios, tras el descanso, dejó claro que no estaba por la labor de perderse la gran final de mañana. Con Francis Alonso siendo líder tanto en la cancha como a la hora de mandar a sus compañeros, los colegiales fueron abriendo brecha en el marcador hasta hacerla insalvable para un Tizona guerrero, pero que se quedó sin fuelle ante la longitud de plantilla colegial.

Un argumento que esperan que les sirva en ese último partido que les queda. El que les separará de la redención eterna o les condenará a un año más en el averno de la LEB… con las consecuencias económicas que eso puede tener para el club. Mucho más que una final, por tanto, para un histórico del baloncesto español.