Un café, nueve 'bombas', un récord y la rendición del baloncesto a Markus Howard

"No he hecho nada diferente esta mañana. Tomé un café", aseguró Markus Howard tras la victoria de Baskonia en el Gran Canaria Arena de este domingo (68-96). Y lo cierto es que aunque lo que había dejado durante los 40 minutos de juego -o 22, en su caso- sobre el parqué había sido una auténtica exhibición, que bien vale un récord baskonista, simplemente es una parte más de su carta de presentación como jugador. 34 puntos o, lo que es lo mismo, más de un tercio del total anotado por su equipo, a base de tres tiros libres, dos canastas y nueve triples en doce intentos que lo convierten en el plusmarquista de Baskonia desde la línea de tres. El base de Nueva Jersey salió aplaudido de un pabellón que no era el suyo tras un auténtico recital de baloncesto.

Cuando el 17 de julio se anunció su fichaje, más de uno no se creía que fuese verdad. Un jugador explosivo, con muchos puntos en sus manos y con una gran capacidad de liderazgo para asumir la dirección de juego aterrizaba en Vitoria-Gasteiz con solo 23 años y experiencia en la NBA. Casi nada para un Baskonia que aspiraba, por qué no, a hacer grandes cosas bajo la batuta de un recién llegado Joan Peñarroya.

Formado en la Universidad de Marquette y habiendo militado las dos últimas temporadas en los Denver Nuggets, el base de 1,78 metros de altura cambiaba la NBA por el baloncesto europeo con un promedio del 40% en tiros de tres durante el último año. Y su acierto no tardó en demostrarlo en la Euroliga.

Tras la victoria en la primera jornada ante Valencia, llegaron dos exhibiciones: ocho triples de doce intentos -uno sobre la bocina para forzar la prórroga- y 33 puntos frente al Partizan y siete dianas desde el 6,75 y 30 puntos frente al Estrella Roja para un 32 de valoración. Números con los que se convertía en el octavo jugador de toda la historia del torneo continental en anotar 30 o más puntos en dos partidos consecutivos y que ya dejaban claro de qué pasta estaba hecho el norteamericano.

Sin embargo, después la magia pareció estancarse y en los últimos partidos había quienes incluso decían que quizá no era para tanto. Su repertorio no había brillado -tanto- en las últimas semanas en las que su equipo seguía demostrando que tiene mucho baloncesto y que aspira a todo esta temporada. Pero lo cierto es que esa magia solo estaba guardada en la lámpara, cual genio, hasta que llegase el momento de que alguien la frotara. Y así ocurrió el pasado domingo, esta vez en Liga Endesa y en territorio insular.

Minuto cinco de partido. Baskonia ya va ganando y Peñarroya da entrada al hombre del café. Pase de Costello desde el suelo, triple y 9-20 en el marcador. Ahí arrancó el inicio de una exhibición que, auspiciada por un colosal Pierriá Henry -vaya dupla de quilates tiene el conjunto vitoriano con estos dos-, acabó captando la atención de toda la jornada de ACB.

Con el modo francotirador activado, Howard se convirtió en una erupción volcánica absolutamente imposible de frenar. 21 puntos, seis de ocho en triple, tres rebotes y una asistencia, en 14 minutos jugados al descanso. El base, ya transformado en escolta, era el hombre al que todos buscaban en pista. Ya sea para pasarle la bola -enorme la labor de Henry en este sentido- o para intentar pararlo, aunque esto último sin demasiada fortuna.

Era una bomba tras otra. El de Nueva Jersey estaba dando un recital desde el perímetro que fue a más tras las reanudación. Ni siquiera los tiros libres fallados, síntoma de que es humano y no la máquina cuasi perfecta que parecía, empañaron una actuación que se fue a lo que muchos llaman 'números NBA': 34 puntos, nueve de doce en triples, cuatro rebotes, una asistencia y un 30 de valoración en los 22 minutos que jugó. Por eso, que saliese ovacionado por el Gran Canaria Arena no resultó extraño. Más que nada porque, pese a ser quien hizo el roto absoluto al equipo insular, el buen baloncesto siempre es digno de aplauso y así lo reconoció una grada que asistió, sin saberlo, a un hecho histórico para el club azulgrana.

El base (o más bien escolta, visto lo visto) se ha convertido en el jugador de Baskonia que ha anotado más triples anotados en un partido Liga Endesa. Una marca que ha permanecido imbatida durante 28 años. Fue Velimir Perasovic quien, en 1994, logró ocho triples de diez intentos. Esa misma cifra la alcanzó en 2001 Saulius Stombergas, con más precisión, eso sí: ocho de nueve. Mientras que en 2007, Igor Rakocevic hizo un 100% de efectividad al anotar ocho de los ocho triples lanzados.

Tras esta hazaña muchos se preguntan ahora qué llevaría ese café que, como bien dijo el propio Howard, tomó para desayunar. "Nada fuera de lo común" para un jugador que ha demostrado que sí se sale de lo natural.