LIGA ENDESA

Los 'cincos' pecados capitales de un Covirán Granada que tres años y doce días después se despierta del "sueño" de la ACB

Los de Pablo Pin consuman el descenso tras tres temporadas en la Liga Endesa.

Los jugadores del Covirán Granada, en el último partido en casa. /ACB
Los jugadores del Covirán Granada, en el último partido en casa. ACB
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Han pasado tres años y 12 días de aquel 13 de mayo de 2022 que estaba —y quedará para la posteridad— marcado en rojo en el calendario del baloncesto granadino. Ese día, el Covirán Granada ganaba al Almansa y lograba ese billete con el que tanto había soñado, pero que tan increíble parecía para un club de por entonces tenía tan sólo una década de vida: el del ascenso a la ACB. "Somos un niño de diez años que se ha matriculado en la universidad", dijo por entonces el presidente del club, Óscar Fernández-Arenas. Y la realidad es que tras superar los dos primeros cursos —con mucho sufrimiento, sudor y lágrimas— en el tercero ese niño, ahora ya convertido en adolescente, ha terminado por despertarse del sueño que ha sido la Liga Endesa.

1.108 días después de tocar el cielo, el Covirán Granada, ante el mismo equipo que le dio el billete de la salvación en su primera temporada en ACB -en la 2022-2023, el Real Madrid le ganó al Real Betis en la última jornada y salvó a los nazaríes-, ha consumado su descenso tras caer en el Movistar Arena. A una jornada de que acabe la fase regular y ante la mirada de Luca Doncic y de esos granadinos desplazados que tanto aplaudieron a los blancos hace tres años, pero que esta vez han tenido que asumir lo que hacía tiempo era un secreto a voces... aunque los suyos tratasen de poner todo de su parte para impedirlo. El Covirán Granada se va a la Primera FEB, como ya hizo hace unos días el Leyma Coruña, tras una temporada quizá con menos altibajos o, mejor dicho, más continuidad de un bloque fijo que las anteriores... pero que terminó por sacar a relucir lo que fueron los 'cincos' como principales pecados capitales del club rojinegro.

Porque por más que se achaque al presupuesto, de los más bajos de la categoría, a actuaciones arbitrales señaladas desde el club, o partidos que pudieron haber cambiado el sino del equipo, la realidad es que el primer error del Covirán Granada llegó el pasado verano. En esos meses en los que, por primera vez, el club terminó 'pronto' su confección de la plantilla, pero acabó errando en esta. Sobre todo en el juego interior. Y tras ello, se negó a reconocer, cuando otros equipos sí que movían ficha, que se habían equivocado.

Quizá aquí fue donde se echó de menos esa figura del director deportivo que no existe en el club granadino... no por decisión propia —al menos, no ahora—, sino porque no lograron convencer a ninguna de las opciones que querían, mientras que la única opción que parecía viable no terminaba de convencer a la directiva. "Se ha intentado con tres personas que teníamos mucha confianza en ellas, pero no se ha dado. El cuarto ya no nos gustaba porque creemos que es un puesto muy importante", llegó a reconocer Óscar Fernández-Arenas el pasado mes de septiembre durante un desayuno informativo que hizo con los medios. Y sí, lo cierto es que el club granadino intentó ir en su día a por Xevi Pujol, director deportivo del BAXI Manresa, así como más recientemente a por un viejo conocido del basket granadino como es José Luis Mateo, después de que este dejase el Monbus Obradoiro.

Y la realidad es que el hecho de que finalmente no salieran esas opciones ha acabado pasándole factura al Covirán Granada. Sobre todo, después de que rehusase en noviembre (y diciembre) asumir una realidad que ni siquiera los cinco fichajes que han llevado a cabo en los últimos meses en busca de lo que casi puede tildarse de milagro han podido tapar: el error de base estuvo en la planificación, principalmente, del juego interior.

"Yo estoy contento con el equipo, sé lo que tenemos. En la jornada 3 ya se estaba hablando del futuro pívot que venía a Granada y creo que tenemos cinco pívots y que es faltarle el respeto ya no solamente a la confección del equipo sino a esos cinco jugadores [Jacob Wiley, Rubén Guerrero, Ivan Aurrecoechea, Amine Noua (que consideraban que podía jugar de 5) y Edgar Vicedo] que están entrenando de maravilla. Creo que sería una auténtica locura pensar que confeccionamos un equipo y que lo cambiamos sobre la marcha, creo que estamos en la línea a seguir, de seguir trabajando con este grupo de trabajo y tener los pies en el suelo, además de que, económicamente, no somos un club que podamos estar cambiando jugadores como si fueran cromos", llegó a decir el 4 de noviembre el propio presidente, en unas declaraciones a la televisión local PTV después de la derrota en casa ante el Surne Bilbao Basket. Y de aquellos barros estos lodos.

Porque Amine Noua no tardó en ubicarse en un puesto trascendental (y un rol) para el equipo que, claramente, no era el de pívot. Porque las salidas de Vicedo y Wiley —tras sendas lesiones— no ayudaron a esta postura y las llegadas para el juego interior tampoco terminaron de cuajar. Y aunque la suerte —o las decisiones externas— a veces también jugasen en contra de los de Pablo Pin, a nivel interno tampoco se produjo la lucidez (y fortuna) de las dos temporadas atrás.

El Covirán Granada se despide así de la Liga Endesa... y habrá que esperar para comprobar de cuántas cosas más. Porque si algo apunta a dentro del club son cambios, y de peso, de cara a un próximo año en el que el objetivo es casi más complejo que el que tenía ahora con la salvación: regresar a la ACB a través de una liga que ya ha demostrado (y bien los saben los granadinos) lo dura que es y lo complejo que es salir de ella.