Lluís Costa: "Tenía decidido que dejaba el baloncesto y ahora mi nombre suena para la Selección"
El base de Covirán Granada ha hecho historia en la ACB, una competición en la que "no tenía hueco" y que hizo que se replantease su carrera. Cuenta en Relevo su experiencia.

Hay quien dice que en en la vida todo pasa por algo. Y si eso se junta al mítico dicho popular de que Todo es posible en Granada, no resulta extraño que Lluís Costa (Sant Just Desvern, 1993) haya encontrado a los pies de la Alhambra y de Sierra Nevada "su sitio". Y no, no es un tópico. Su historia es de esas en las que la constancia y el no tirar la toalla acaban teniendo un premio casi inimaginable. Tanto, que de tener decidido que dejaba el baloncesto y que iba a dedicar su vida a otra cosa ha pasado a convertirse en el base nacional con la mejor media de valoración en el siglo XXI. Aunque para el capitán del Covirán Granada, esto siga siendo surrealista. Eso sí, quienes más se lo toman en serio son sus amigos, que ya le tienen dicho que ahora no vaya a fallar ninguna jornada porque lo tienen en el Supermanager.
Desde su casa en Granada, café en mano y con una tranquilidad a la altura de la que es capaz de mostrar en pista cuando asume la dirección de juego del equipo de Pablo Pin, Costa atiende a Relevo.
Dijo el presidente que el Covirán necesitaba un base, pero con el nivel que mostró Christian Díaz ante Morabanc Andorra y tú, que estás en estado de gracia... ¿Realmente os hace falta?
Que lo vuelva a decir, a ver si volvemos a jugar igual (risas). Esto es la ley de Murphy. Pero bueno, al final el club busca lo mejor para para el equipo. Y bueno, sí que es verdad que en este caso pues tanto Christian Díaz como yo jugamos muy bien, sobre todo Christian en este caso que fue MVP de la jornada y la verdad que yo no me meto en que si tienen que fichar no, esto es cosa suya, pero Christian hizo un auténtico partidazo y yo me alegro muchísimo por él, porque la situación que está pasando, como jugador, es difícil por no tener presencia en pista y el momento que te dan esa oportunidad, estar preparado, esto es muy muy difícil. Los que somos jugadores lo sabemos y él lo estuvo, y no solo a nivel individual, que fue espectacular, sino que nos ayudó mucho a poder ganar.
Sabes lo que es pasarlo mal, pero ahora eres el mejor base nacional de este siglo, al menos en valoración. ¿Eso cómo se lleva?
Es surrealista. Con lo que ha costado llegar, ahora llegar y poder estar a este nivel. Siempre lo había dicho, no recientemente, cada uno tiene su camino, cada uno tiene sus tiempos, entre comillas. Unos van más pronto y se van antes y otros llegan más tarde y duran más. No sé, me fijaba mucho, un poco, en la carrera que tuvo Nacho Martín, que creo que llegó a ACB a los 28, si no recuerdo mal. Y tuvo un año que fue MVP de la ACB, por lo tanto demuestra que cada uno tiene su tiempo, que cada uno tiene su camino, como te decía antes. Y bueno, disfrutándolo mucho. No del todo porque no acaban de llegar las victorias, pero disfrutando mucho del momento a la vez.
¿Qué sientes al ver que por números hubieras estado en las quinielas para ir a las Ventanas con la Selección?
Bueno, un poco surrealista... de prácticamente no tener hueco en ACB a ahora, el año pasado ya también en algún momento sonó mi nombre para las Ventanas, y ahora pues igual, quizás con un poquito más de fuerza. La verdad que es una pena no que no haya habido ahora en noviembre, pero las cosas son como son y espero en febrero poder estar al mismo nivel o parecido que el equipo haya ganado más. Por lo tanto que sea también motivos más para llevarme. Yo siempre digo que ojalá, lo veo muy, muy, complicado, pero que ojalá, pues al menos un día poder cenar en una concentración de la Selección.
¿Cómo recuerdas aquella etapa en la que veías que no tenías sitio en ACB?
Al final te acabas creyendo que realmente no vales para la ACB. Porque cuando el año de Manresa acabas contrato, asciendes y no te renuevan. El año de Betis te cortan con el más uno que tenía después. Después del primer año en Granada, que jugué muy bien. No es que ahora que defienda... Ahora que está metiendo de fuera, ahora creemos que no defiende suficiente cuando antes era al revés. No es que no mete. Bueno, al final siempre había una excusa para no darme la oportunidad. Y el año pasado, cuando llegué, cuando volví, dije: ostras, a ver si la gente tendrá razón y no estaré preparado... Al final te lo llegas a pensar. Pero por suerte me autoconvencí de que realmente tenía un hueco en esta liga y ahora lo estoy demostrando, creo.
Hablas de Manresa, Sevilla... Pero, luego llegó Hungría y tampoco salió bien. ¿Cómo viviste aquello?
Tengo que decirte que quizás desde fuera puede parecer más dura esa experiencia, pero yo lo pasé peor después de Sevilla, la verdad, porque habían sido dos palos entre comillas, seguidos de Manresa y Sevilla, y yo recuerdo estar un día, me iba de vacaciones con la familia a Argentina y un amigo nos estaba llevando al aeropuerto. Y a las once y pico de la noche, me llamó mi agente diciendo que no seguía. Quedaban nada 24 horas para que expirara, por así decirlo, la fecha de corte de contrato. Entonces pues yendo de vacaciones con la familia, que te llamen a las once y pico de la noche... Realmente ese día me puse a llorar. Porque dije ostras, cuando parece que te ganas una oportunidad para ir, pues ves que te la tumban. Y después sí que es cierto que lo de Hungría sí fue difícil, pero ahí ya me lo tomé como un poco más de bueno: soy un profesional, ¿sabes? Sabía que esto podía pasar aquí en Hungría y realmente fue duro, pero a nivel personal lo pasé peor cuando Sevilla me dijo que no.
¿Te planteaste dejar el baloncesto?
Sí, sí, me lo planteé, pero encima, es que no es una manera de hablar. Tenía la decisión prácticamente tomada. Recuerdo que fue el COVID, después cuando estaba el Barça B. Yo tenía en el Barça B un acuerdo que podía irme cuando quisiera si llegaba una oferta que me apetecía irme. Entonces me llegaron ofertas, pero realmente no me compensaban para irme otra vez. Y recuerdo que explotó el COVID y cuando ya pudimos volver a comer y hacer alguna comida de vez en cuando quedamos con Guillem Jou, con Jordi Trias y con Pere Tomás, precisamente. Que en verano aprovechamos para vernos y en este caso no fue menos. Estábamos hablando de baloncesto, para variar un poquito, y yo cuando les expliqué mi situación, les dije que pensaba que realmente había llegado el momento, que ahora creía, parecía que no me llegaba nada bonito o atractivo para volver a irme de Barcelona y que ya tenía una edad como para empezar a centrarme en nuevos retos, en otras inquietudes que tengo y la decisión estaba tomada. Y al final bueno, llegó Granada Y fue un poco un respiro de aire fresco, que es lo que exactamente lo que estaba buscando. Un proyecto ambicioso que realmente tuviera una continuidad y lo que se dice: llegué y caí de pie. Es lo que me pasó ya también tocaba un poquito de suerte.
¿Qué fue lo que te terminó por convencer de Granada si realmente lo tenías tan claro?
Ya lo pensé durante mi tiempo en el Barça B. En ese año ya me llamó mi agente porque Granada en principio estaba interesado en mí si podían completar la salida de un jugador. Entonces empezamos a hablar y ya tenía como la idea hecha realmente de que iba para Granada y al final pues no se dio la oferta porque no pudo salir ese jugador y al final pues pues me quedé. Entonces en verano se volvieron a interesar, entonces ahí vi que realmente sí que tenían interés en mí. Cuando una vez no se ha podido dar, que puede ser muchas veces, pero cuando en verano tienen a disposición a cualquier jugador y me vuelven a elegir y se vuelven a fijar en mí, cuando venía de estar en LEB Plata, de Hungría, de ahí años un poco raros, pues ahí me di cuenta que realmente me querían y es lo que necesitaba yo sentir. Que realmente me quería en algún lado, en un sitio encima en un proyecto que estaba creciendo, que estaba yendo para arriba.
Ya tenía un buen amigo desde dentro que me lo decía y me lo aseguraba Joan Pardina, que me explicaba realmente que el objetivo de este club era subir a Liga Endesa. Y es un poco también lo que lo que a mí me llenaba, jugar en ACB. Después de ese primer año hice el esfuerzo de quedarme aquí en Granada porque tenía ofertas de bastante más dinero, pero decidí quedarme porque yo tenía claro esto, que quería volver a la Liga Endesa pero que fuera con el Granada, ya que ellos en un momento me habían dado ese respiro, ese soplo de aire que necesitaba, pues yo quería que fuera con ellos lo de jugar en ACB. Y la verdad que así ha sido y realmente echo la vista atrás y estoy muy muy orgulloso de lo que hemos hecho juntos.
Ese primer año os quedasteis sin el ascenso en el último suspiro, ¿qué sentisteis en ese último partido?
Otra vez, lo de la suerte que hablábamos. Pues quedamos primeros de liga regular y fue el único año que el primero no ascendía directo, porque no sé qué pasó el año anterior con Gipuzkoa, si no recuerdo mal, y había un equipo más, o algo así. Y fue el único año que el primero no ascendió directo. Y otra vez volvemos a lo que te decía, hay que tener una pizca de suerte. Nos fuimos a los playoff como los primeros de Liga. Teníamos el campo a favor. Pasamos primera ronda sufriendo. En la segunda también la pasamos y la final nos llega el COVID a todos, que no nos dimos cuenta hasta después, pero está claro que el último partido algo raro había porque nos pasaron por encima y no pudimos completar el ascenso.
Creo que nos fue muy bien para convencernos y darnos cuenta de que realmente se podía ascender. Porque, yo el año que llegué, la gente el ascenso no lo veía como un objetivo claro, estaba ahí, pero no nos lo creíamos del todo. Y el hecho de quedar primeros y de casi ascender, pues la gente yo creo que ya no solo en el club, sino en toda la ciudad, se dio cuenta de que este proyecto iba en serio. Entonces ahora tirando la vista atrás, sí que es verdad que quizá fue mejor así, sabiendo que a la siguiente ascendimos porque creo que el club está más preparado. Que el primer año nadie se esperaba esa situación. Y ahora echando la vista atrás, creo que nos fue bien y todo lo que nos llegara del COVID ese último día, así que bueno, que al final no hay mal que por bien no venga.
Echando la vista atrás, con todo lo que has pasado y como estás ahora... ¿Qué consejo te hubieras dado a ti mismo?
Buena pregunta. Yo creo que paciencia y un poco lo que estaba diciendo antes, que cada uno tiene su camino y las cosas llegan cuando llegan, lo que pasa que también un poco lo de 'Pollo' [Christian Díaz], que hay que estar preparado para cuando te llega. Entonces a mí ahora me ha llegado, creo que estaba preparado. Estaba en el mejor momento de mi carrera y lo he aprovechado. Pero eso que cada uno tiene su camino y también, aunque a veces quizás no te llega lo que estás buscando, lo que esperabas de pequeño, saber disfrutar también lo que tienes. También eso, también lo hice. Cambiar un poquito el chip y disfrutar de lo que tenía. Si al final pues no había podido tener una carrera en ACB, sí es verdad que había debutado, pues que me quiten lo bailado, y disfrutar de ser uno de los bases referentes de la LEB Oro, que también es muy complicado serlo y de lo cual estoy muy orgulloso, de haber conseguido cuatro ascensos y de disfrutar de todo esto. Siempre estamos mirando para arriba los que están mejor que tú o los que han conseguido cosas mejores cuando la gran mayoría están por abajo, ¿no? Entonces, pues eso, disfrutar de lo que tienes y de valorar la suerte que tenemos.
¿A qué te dedicarías si no jugaras al baloncesto?
De pequeño siempre decía que quería ser empresario. Mis padres me daban 10 euros para ir a comprar un helado con seis años y pasar una semana de verano y llegaba con los 10 euros a mi abuela y le decía: mira, te compro esto por seis. Y después se lo vendía a mi abuelo por ocho y ganaba dos ahí. Y estaba siempre así. Ahora estamos en el mundo de los hostales en Barcelona y creo que es el mundo que a mí me gusta, relacionado con hostelería, una pequeña empresa que montamos con mi padre y mi hermana en COVID, en este caso más de hospedaje y del mundo de la empresa, que esto es lo que realmente a mí me llena.
¿Cuán importante es para ti la familia?
Para mí lo es muchísimo. Yo tengo la suerte de que desde pequeño me han acompañado a todos lados de la selección catalana, desde con 11 o 12 años en el campeonato de España mini, ellos estaban ahí; infantil, estaban ahí. Pues tuve la suerte con la Selección española de irme a Hamburgo, a Singapur y ellos estaban ahí. Siempre que podían hacían el esfuerzo de irme a ver. Entonces para mí ha sido clave. Y una vez ya en el mundo profesional, yéndome de casa, han venido a verme muchísimo. Entonces tenemos la suerte que mis padres, a pesar de estar separados, pues estamos muy unidos.
Y ahora, por ejemplo, que voy a ser tío y estoy superfeliz y me encanta tener a mi hermana cerca, poderle preguntar siempre como está, cómo está el pequeño que tiene dentro. Ya estamos pensando mil planes para cuando pueda venir ya con el peque a ver los partidos y bueno, estamos siempre maquinando todo. De hecho, creemos que el primer partido que podrá ver va a ser un Andorra-Granada y ahí igual tendrá ni un mes, pero bueno, le va a gustar el basket sí o sí porque se lo metemos a la fuerza (risas). Pese a no estar juntos siempre nos tenemos presentes todos. Y nuestras vidas, pese a ir cada uno por un lado, siempre intentamos cuadrarlas todas para siempre tener pues nuestros momentos juntos que nosotros este lo para el otro es indispensable.
¿Has encontrado en Granada tu sitio?
Sí, yo creo que después del primer año que bueno, individualmente estuve muy bien y a nivel colectivo también, pues tuve una oferta, la de Estudiantes, que era un poco el equipo que es seguramente el máximo favorito para ascender y me llamaron al día siguiente de perder la final contra Breogán. Me llamaron ya directamente, que estaban muy interesados, pero yo tenía algo especial con Granada, a pesar de solo llevar un año ahí tuve algo especial y me quise quedar porque realmente estaba muy a gusto. Y ahora ya llevo cuatro años y estamos muy bien aquí. Y se agradece encontrar un sitio donde el club es familiar. Todo el mundo es muy cercano, que es un poco como creo que soy yo. Y este verano acabo contrato ya, han pasado ya estos tres años, han pasado muy rápido. Pero ahora acabo contrato y vamos a ver lo que lo que nos depara el futuro.
¿Cuál es tu meta por cumplir?
Es que yo me acuerdo cuando estaban en el LEB Plata, en el Barça B, la última etapa me hicieron esta pregunta y dije: jugar 100 partidos en la ACB, llegar a los 100 partidos, pero pensaba realmente que era imposible, que era dos temporadas más y estaba en LEB Plata. Entonces ahora si todo va bien y esta temporada, toco madera, no tengo problemas de lesiones, lo voy a cumplir. Pero era un objetivo superambicioso que realmente no pensaba que fuera ni posible. Y ahora pues tal como está sonando y que todo el mundo lo va diciendo, para mí una meta, a pesar de que la veo supercomplicado, sería jugar con la Selección española o ya no jugar, ir a alguna concentración. Y poder decir a mis hijos que estuve, y si no se lo creen, poder enseñar una foto para demostrarlo. Esto un poco la meta. Lo que digo, la veo muy difícil, pero como en ese momento pues la que dije se ha cumplido, pues ojalá sea esto también.
¿Cuál ha sido la anécdota que más te ha marcado hasta ahora?
Cuando estaba en Manresa, en el año de LEB Oro de mi último año allí, en el quinto partido para ascender ante Melilla, quien ganara ascendía. Llegué al pabellón y me había dejado las mallas de jugar, las que solía llevar siempre, las zapatillas y los calcetines. Ahí era supermaniático y no tuve más remedio que jugar sin nada de esto. Entonces empezamos mal y la verdad es que hice el mejor partido de la temporada y acabamos ascendiendo. Al final fue redondo y ahí se me acabaron las tonterías de ser supersticioso.