REAL MADRID 105 - GRAN CANARIA 70

Un triplete de MVPs que confirman el adiós de Facundo Campazzo a su etapa 'negra' en la NBA

El base argentino recibe de manos del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, el premio a mejor jugador de la Liga Endesa.

Facundo Campazzo recibe el MVP de la Liga Endesa. /ACB PHOTO
Facundo Campazzo recibe el MVP de la Liga Endesa. ACB PHOTO
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida. Y lo cierto es que si hay un ejemplo que recoge a la perfección esa mítica frase que cantaba Chavela Vargas ese es Facundo Campazzo. Ese loco bajito que triunfó con el Real Madrid y que, tras un periplo fuera de la que a la vista está que es su casa, ha vuelto por la puerta grande. Porque si nada más llegar ya se llevó el MVP de la Supercopa y en febrero hizo lo propio en la Copa del Rey, ahora acaba de llevarse también el de mejor jugador de la Liga Endesa. Ese trofeo que le ha entregado el presidente del club blanco, Florentino Pérez, alzándolo como si fuera cualquier trofeo colectivo. Lo recibió antes del primer partido de los playoffs de la Liga Endesa antes del Dreamland Gran Canaria. Porque la realidad es que eso es, precisamente, lo que significa el tercer MVP de la temporada del argentino, ese base que ha logrado conectar como nadie al equipo y que ha vuelto a disfrutar (y hacer disfrutar) del baloncesto.

Florentino Pérez le entrega el MVP de la Liga Endesa a Facundo Campazzo. NOELIA GÓMEZ MIRA

La realidad es que la temporada de Campazzo es de esas que merece la pena destacar. Sobre todo, cuando tuvo aquella travesía hace unos meses que, en palabras de su entrenador, Chus Mateo, no había que darle mayor importancia. "No me preocupa en absoluto", aseguró el técnico del Real Madrid al ser preguntado sobre el base. Y no se equivocaba. Porque la realidad es que si uno ve desde arriba lo que ha sido la temporada de Campazzo, en líneas generales, es para quitarse el sombrero. Y ya no sólo por los tres MVP o esa inclusión en el mejor quinteto de la Euroliga, sino por todo lo que ha supuesto para él.

Y es que aquel hasta luego de hace cuatro años, cuando se fue a buscar su sueño al otro lado del charco, le hizo vivir la cara más amarga de su pasión, del baloncesto. Ya no sólo por no terminar de encajar en ninguna franquicia NBA -o más bien, de encontrar a un entrenador que realmente confiase en él para que pudiese demostrar que quizá hubiera podido hacerlo-, sino por esa oleada de 'hate' que incluso le obligó a alejarse de las redes sociales. Esas que ahora no paraban de alabarle por sus logros.

"Facu, cuando estaba en Denver, vio que los estadounidenses son bravísimos para el hateo. Son muy crueles. Le decían barbaridades, cosas de la hija, que se muriera… O sea un nivel de cinismo muy alto", contaba a Relevo hace unos meses su amigo y exjefe de prensa de la selección argentina de baloncesto, Germán Beder. Algo que obligó a Campazzo a trabajar, más allá de a nivel físico, también a nivel mental. "Él se curó un poco, se armó un caparazón y ya no le entrean más las balas. Pero bueno, tuvo que atravesar ese proceso", confesó Beder.

Y lo cierto es que aquel proceso fue clave para que Campazzo comenzase de nuevo a rehacerse. Sobre todo después de, como él mismo reconoció, enterarse vía Twitter de que pese a todo el trabajo que hacía: "Hacía mi trabajo, me entrenaba, hacía tareas extra, me quedaba tirando y esperando mi oportunidad… y me enteré de que me cortaban por Twitter, porque cuando Adrian Wojnaroswski publica sobre un corte es porque algo va a pasar", dijo él mismo al diario La Nación. Y aquello fue lo que terminó por marcar el antes y el después de Campazzo.

Una reinvención que le trajo de nuevo a Europa, vía Belgrado, para finalmente volver a reencontrarse consigo mismo y con los triunfos en la que fue (y es su casa). Ese WiZink Center que este miércoles coreaba su nombre cuando recibía de manos de su presidente el MVP. El tercero con el que corona, de forma oficial, que ha vuelto por la puerta grande al Real Madrid.