Unicaja acepta el reto de surfear el"tsunami" de mirar a Madrid y Barça por el retrovisor: "No veo que la presión sea un problema"
El conjunto malagueño se convierte en líder de la ACB nueve años después. Las leyendas del equipo mantienen los pies en la tierra.

El Unicaja de Ibon Navarro se ha empeñado en discutir todo lo que tenga que ver con el orden establecido. Lo hizo el año pasado en la Copa del Rey de Badalona, cuando se proclamó campeón del torneo dejando en la cuneta a Real Madrid y Barcelona. Dos rivales a los que ahora también mira por el retrovisor como nuevo líder de la Liga Endesa.
El conjunto malagueño confirmó el sorpasso al Real Madrid y cerró la vigésima sexta jornada como el mejor equipo de la competición tras la derrota de los blancos ante el conjunto de Roger Grimau. Un tropiezo que los andaluces no dejaron pasar para subir a la primera plaza tras superar en el basket average general a los blancos +325 por +258 de los madridistas. Esa diferencia les ha permitido volver a liderar la ACB nueve años después de que lo consiguiera de la mano de Joan Plaza.
El cuadro de Ibon Navarro posee el mejor porcentaje de victorias de toda su trayectoria en liga, un 82,1%, lo que invita al optimismo a un equipo que no renuncia a nada. Y aunque sus actores prefieran mantener los pies en el suelo, lo cierto es que la ilusión se ha desbordado en el Carpena de cara a los seis partidos que quedan para el final de la liga regular.
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— UnicajaCB (@unicajaCB) April 7, 2024
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"¿Para qué quiero ser líder, para que os pongáis como os vais a poner? No, no, no. No quiero saber nada de esto. Porque vais a ser un tsunami que no voy a ser capaz de parar", apuntaba el técnico vitoriano sobre la posibilidad de alcanzar el liderato hace unas semanas. Ahora le toca coger la tabla y surfear esa ola gigante en la que se ha montado el equipo, que también aspira a meterse en la Final Four de la Champions League.
Dos objetivos que reflejan el gran momento de un Unicaja que no ocupaba el primer puesto de la tabla desde la temporada 2014-2015. En aquel equipo estaba en el banquillo Antonio Herrera, como ayudante de Joan Plaza, que ahora recuerda en Relevo lo que supone para un equipo como el cajista superar a los dos gigantes del baloncesto español.
"Nosotros fuimos líderes y es un privilegio. Ahora tengo un sentimiento de orgullo enorme, porque el Unicaja es mi casa", apunta el técnico, que ve al equipo malagueño como una alternativa real a Madrid y Barça. "Lo es claramente esta temporada. El que va a Unicaja sabe que va a un club top en España y en Europa y bueno, pues va sabiendo que esa presión existe porque siempre hemos aspirado a lo máximo. Por ello no veo que la presión pueda ser un problema, en este caso para mantenerse ahí y para aspirar a ser campeones como yo personalmente creo que podemos serlo".
Otra voz autorizada para hablar de lo que supone ver a Unicaja en lo más alto es Carlos Cabezas, que también sabe lo que es ganar la ACB con el equipo andaluz. "Soñar es gratis. Ver al equipo a estas alturas líder es por un trabajo muy bien hecho. Podemos aspirar a lo máximo en Liga Endesa y a ver si la Champions se puede conseguir y traer otro título. Este equipo tiene orgullo y está muy bien trabajado, ganar es difícil hay mucha competitividad pero soñar es gratis".
Su compañero de fatigas, Berni Rodríguez, también sueña, pero prefiere tirar de prudencia. "El lugar en la clasificación es circunstancial a nivel baloncestístico, porque todavía faltan algunas jornadas para acabar la temporada y luego empieza el playoff. Lo único que podría significar es tener el factor cancha hasta el final, que es muy importante, pero no deja de ser eso", apunta el escolta.
Luego, evidentemente, es muy ilusionante verte arriba en una clasificación, en una competición como es la de la Liga ACB, con cuatro equipos Euroliga. "Que Unicaja esté ahí es que se están haciendo bien las cosas, pero los objetivos siguen siendo exactamente los mismos que los del principio de año". Y estos no son otros que competir. Algo que han demostrado que pueden hacer mientras no se caigan de la ola en la que se han subido por mérito propio.