OPINIÓN

Un adiós a la Eurocup y un recital de valores y baloncesto para Casademont Zaragoza

Casademont Zaragoza ha quedado eliminado de Europa./FIBA
Casademont Zaragoza ha quedado eliminado de Europa. FIBA

El deporte, como la vida, es un aprendizaje continuo. Y de eso no se escapa el baloncesto. Es saber gestionar tus recursos, sobreponerte a lo que viene y, sobre todo, disfrutar de lo que haces. Y de eso bien hizo gala Casademont Zaragoza.Su paso por la Eurocup femenina se torció hace una semana. Este jueves, en el partido de vuelta de cuartos, necesitaban un +16 para hacer posible lo difícil. Y aun así toda la plantilla hizo lo impensable por lograrlo. No pudo ser. Así es el baloncesto.

Ellas lo dieron todo en la pista. ¿Que tenían que cambiar el chip? Lo hicieron. ¿Que había que arriesgar más de lo que estaban acostumbradas? Lo hicieron. ¿Que había que sacrificarse y seguir cuando las fuerzas fallaban? Lo hicieron. Pero no fue suficiente. Y aun así fueron las ganadoras, más allá del resultado.

Faltaron siete puntos para la épica. Pero lo que no faltaron fueron los valores y voy a enumerar cuatro. Primero, el del sentimiento de "equipo". Ese que demuestra por qué están firmando tan buena temporada. Cuando la máxima de un equipo es, realmente, jugar por y para todas eso se nota. Se vio en la cancha (como se lleva viendo todo el año) y también cuando en los últimos minutos Carlos Cantero dio entrada a Davinia, para que también fuese partícipe, y ella puso el broche a Europa con una canasta.

En segundo lugar, la resiliencia. El saber luchar, el reponerse y seguir aunque el cansancio empiece a hacer mella y trate de impedírtelo. El tercero, la humildad. Ese valor que hace grande al más pequeño y que a Casademont Zaragoza le sobra. Y por último, el cuarto, el saber perder. Casademont Zaragoza no perdió el partido (ganó 65-56), pero sí la eliminatoria.

En el deporte, y en la vida, hay que saber perder, pero también (y me atrevería a decir que sobre todo) hay que saber ganar. Este jueves en el Príncipe Felipe se supo gestionar lo primero y lo más complejo dado que ocurría, precisamente, ante su parroquia. En cambio, no se puede decir lo mismo de lo segundo. Tras el bocinazo final, el Villeneuve, clasificado para la siguiente fase pese a la derrota, dejó una imagen que me limitaré a tildar de poco ética. Desde el entrenador a las jugadoras. Y eso es una mancha para el baloncesto en general.

Por suerte, Zaragoza -tanto club como afición- hizo gala de todo lo contrario. De saber estar y de mostrar que los valores del baloncesto siguen vivos aunque otros traten de mancharlos. Porque el baloncesto, en general, va muchos más allá de los resultados. Ya lo decían por ahí, "se puede vivir sin que tu equipo juegue bien, pero no sin que tu equipo te emocione" y si a eso le sumas todo ese recital de valores, el éxito, el de verdad, está asegurado. Y eso Casademont Zaragoza ya lo tiene.