LIGA FEMENINA ENDESA

El ascenso meteórico de Valencia Basket hasta dominar el baloncesto español

El conjunto de Rubén Burgos completa un histórico triplete y culmina así su ascenso en el baloncesto español.

Valencia Basket celebra su segundo título de Liga Femenina Endesa./FEB
Valencia Basket celebra su segundo título de Liga Femenina Endesa. FEB
Luis Vallejo

Luis Vallejo

"Estoy muy triste porque hemos perdido, pero somos el Valencia Basket y vamos a jugar más finales". Estas palabras de Anna Gómez se enlazaban en la retransmisión de Teledeporte con un plano de unas desoladas Marie Gülich y Cristina Ouviña, cuyas miradas se perdían en el infinito, al mismo tiempo que Queralt Casas se colaba en una esquina de la pantalla. Era 7 de marzo de 2021 y las taronja acababan de perder el partido por el título en la Copa de la Reina. Su primera final.

Atrás quedaban la icónica canasta de Begoña Pallardó, la magia vivida en aquella tarde contra el Celta Zorka de Raquel Carrera o los nervios del estreno en la élite. Habían pasado 7 años desde la inauguración del equipo en Nacional, 6 del primer ascenso, hacía apenas 3 la Fonteta se encontraba celebrando el salto a la Liga Femenina Endesa y ahí, en ese escenario, estaba su capitana Anna Gómez con el micrófono a unos palmos de su boca, tratando de explicar con palabras el agrio sabor que deja cualquier derrota con un título en juego.

El club había entrado en una nueva dimensión. Por eso sabía mal quedarse a un paso de la Copa y, a su vez, tan bien. La progresión había sido meteórica. Sin saltarse ningún proceso, la escalada se había dado de forma natural. Acorde a la apuesta del club, cimentada en las jugadoras nacionales. De eso eran conscientes las jugadoras, por mucha pena que inundara sus entrañas en ese instante, el club y la afición. También las rivales. Todo el mundo sabía que aquello no había sido fruto de la casualidad, suerte o ciertos condicionantes. Valencia Basket había llegado para quedarse y aquello era el aviso inicial. Ese que la propia Gómez se encargó de recordar en la televisión pública.

El conjunto taronja, tras aquella Copa de la Reina de 2021, disputó la final de la Liga Femenina Endesa y levantó la EuroCup Women esa misma temporada, rozó de nuevo el trofeo en la competición doméstica un año más tarde y estrenó sus vitrinas en España en 2023, cuando finalmente logró completar el camino perfecto en los Playoffs. Al mismo tiempo, el club debutó en la EuroLeague Women en 2022 y se quedó en dos ocasiones consecutivas a las puertas de la final copera. El paso de alcanzar el primer escalón ya estaba dado. Y, a nivel nacional, tan solo quedaba por completar el reto de dominarlo.

Así que los inescrutables caminos del baloncesto reunieron a las mismas protagonistas, en la misma cancha, tres años después de quedarse con la miel en los labios. El 12 de mayo de 2024, Anna Gómez se situaba ante un micrófono otra vez, pero en esta ocasión comentando el partido; Queralt Casas celebraba ante las cámaras, sin quedarse a la esquina de ningún plano, porque la protagonista y capitana era ella; y Cristina Ouviña y Marie Gülich formaban parte de un sólido y competitivo núcleo, que ha ido cediendo galones cuando ha sido necesario, sin perder ni un ápice de importancia en lo conseguido.

Todo había cambiado, pero nada era diferente. La sensación de continuidad era absoluta. Y ahí, en ese ambiente familiar, de caras conocidas, de haber desbloqueado un nivel, Valencia Basket festejaba su primer triplete nacional: Supercopa, Copa de la Reina y Liga Femenina Endesa. El sueño que muchos de los presentes imaginaron hace años, pero que ninguno trazaba en su mente con ellos mismos formando parte del hito. "Lo vi en la fase de ascenso, lo que no habría creído es que iba a estar yo en la pista. Podría haber estado en la grada animando pero sabía que el proyecto iba hacia este camino", reconocía Rubén Burgos.

El camino al triplete

La temporada de Valencia Basket arrancó con expectativas altas. Tras proclamarse campeonas de la LF Endesa en la temporada 22-23 y forzar el tercer encuentro en los cuartos de la EuroLeague Women, el proyecto taronja buscaba superar el listón impuesto por su propio rendimiento hacía unos meses. Y la Supercopa de España lo confirmó si es que quedaba alguna duda. Ganar un título ante el equipo de Rubén Burgos no iba a ser nada sencillo.

No obstante, en el largo camino en el que transcurre una temporada, no siempre liso y apacible, sino pedregoso y con curvas, la alegría inicial no duró todo lo deseado. Las lágrimas de emoción de Bec Allen en su presentación, como quien vuelve a su hogar después de tanto tiempo alejado de él, pronto se convirtieron en frustración. La segunda etapa de la australiana no cuajó como se esperaba. Y el equipo, a su vez, se encontraba en terreno pantanoso, consciente de su potencial pero con serios problemas para que todo fluyera. Las recién llegadas como Hempe y Fingall no parecían cómodas en cancha. Las caras de las veteranas decían todo sin decir nada. Hasta que Queralt Casas se desahogó en directo.

"Ha sido un partido igualado, no hemos estado a la altura y se lo ha llevado Salamanca. Estar a la altura, eso es lo que nos ha faltado. No estoy hablando de fallar o no, pero… sí, estoy un poco enfadada", afirmó la capitana, cuyo tono dejaba entrever que lo deslizado iba mucho más allá que lo sucedido frente a Avenida. Entre el 21 de octubre y el 5 de diciembre, Valencia Basket cayó en seis ocasiones. Un daño reparable en la Liga Femenina Endesa, pero excesivo en la EuroLeague Women. Ya no había margen de error y demasiada competición por delante. Los cambios no tardaron en llegar.

Con todo el dolor de quien lo intenta pero ve que no funciona, Bec Allen y Valencia Basket acordaron separar sus caminos. Pero ni con el presente apremiando el club se iba a precipitar en su sustituta. Y el equipo, mientras tanto, relajó los ánimos con varias victorias consecutivas ante Barça, Lublin, Araski. Hasta que llegó un irregular ASVEL a la Fonteta y arrasó (70-91). Todo un varapalo que condenaba a las valencianas a depender de otros equipos en Europa y que dejó claro que parte del problema seguía muy presente. El resto, es historia taronja.

El club acordó el final de la cesión de María Eraunzetamurgil en Estudiantes y cerró la incorporación de Alina Iagupova. Más que sustituta de Bec Allen, una pieza que lo cambiaba todo en el proyecto. Porque a pesar de contar con muy buenas jugadoras, de caché alto en ciertos casos, contratar a la ucraniana era abrir una puerta cerrada hasta ese momento. Era acceder a la más selecta élite del Viejo Continte. El club se hacía con una de las mejores jugadoras de Europa en un momento ideal de su trayectoria, a los 31 años. Y su llegada todo lo cambió.

Desde su debut (10 de enero de 2024) hasta la gloriosa tarde en la Fonteta que certificaba el triplete, Valencia Basket sumó 21 victorias y 3 derrotas, un título de Copa y un título de Liga. Por el camino perdió a Raquel Carrera y se hizo con Paula Ginzo, Avenida le quitó el liderato, Jairis le encontró las cosquillas y Alba Torrens se quedó sin final de liga.

Sin embargo, las sensaciones eran de una superioridad tremenda. Por lo aportado en cancha por Iagupova, pero también por la influencia de la ucraniana en el resto y el punto defensivo que había alcanzado el equipo. Por la progresiva mejora de Nadia Fingall, sobresaliente desde la lesión de Carrera, y por el gran desenlace de campaña de Merritt Hempe. Por el excepcional momento de Leti Romero y por el gran fondo de armario del equipo, incluyendo a un abanico de jóvenes talentos que llaman con fuerza a la puerta.

Razones y argumentos de peso que llevaron a Valencia Basket a completar el primer triplete de un equipo desde Perfumerías Avenida en 2017... y situar en 17 el número de triunfos consecutivos en eliminatorias de competiciones nacionales. Puro dominio de un proyecto que cada vez que alcanza la gloria o la roza avisa de nuevo al resto, ya sea por medio de jugadoras o del mismísimo Juan Roig: "¿Lo próximo? Consolidar el equipo y ganar la Euroliga".