NBA

Las 1.000 anécdotas del sargento Popovich: hosco, gruñón... y un ejemplo para todos

Amado por muchos, es tan buen entrenador como anécdotas tiene en su carrera. Y cada persona que haya compartido cinco minutos con él tiene una.

Gregg Popovich da órdenes en un encuentro de los Spurs. /AFP
Gregg Popovich da órdenes en un encuentro de los Spurs. AFP
Alejandro Gaitán

Alejandro Gaitán

Faltaban tres minutos para llegar al descanso en el partido entre Spurs y Clippers cuando, con Kawhi Leonard listo para lanzar su segundo tiro libre se escuchó una voz por los altavoces del pabellón. Era Gregg Popovich, entrenador de los Spurs, quien se dirigió a los aficionados de su franquicia: "Disculpen un segundo. ¿Podemos dejar de abuchear, dejar que estos muchachos jueguen y mostrar un poco de clase? No es lo que somos". La respuesta, un abucheo todavía mayor al exjugador de San Antonio, Kawhi Leonard, quien fue campeón y MVP de las finales en 2014. Es solo la última excentricidad de un Popovich que suma casi 30 años como entrenador en jefe y que nunca ha sido muy convencional en el cargo. 

Nacido tras la Segunda Guerra Mundial en el seno de una familia de origen europeo, con padre serbio y madre croata, su educación fue básicamente militar. Graduado por la US Air Force Academy, donde jugó cuatro años a baloncesto y fue capitán y máximo anotador, compaginó el baloncesto con la carrera de estudios soviéticos. Incluso a principios de los setenta, formó parte del entrenamiento para trabajar en la CIA, una idea que pasó por su cabeza. No solo eso, también sirvió cinco años con el equipo de baloncesto, haciendo tours por la Unión Soviética y el este de Europa antes de graduarse y operar satélites espías monitorizando misiles de la URSS. Por lo que sea, prefirió una carrera en los banquillos y tras varias oportunidades en NCAA, los Spurs llamaron a su puerta siguiendo a Larry Brown, de quien fue discípulo en los primeros años de su carrera.

Su primer paso duró cuatro años antes de ser despedido junto a todo el staff técnico por parte del propietario, Red McCombs. Esos dos siguientes años los pasó como asistente en Golden State antes de volver a San Antonio, de donde todavía no ha salido. Esta vez le trajeron como general manager y una de sus primeras decisiones importantes fue despedir al entrenador, Bob Hill, para colocarse a sí mismo en el banquillo. Así llegó al cargo que todavía ostenta Pops. Fue el peor año de la historia de los Spurs, con solo 20 victorias y una buena noticia: el pick #1 del draft, un joven también de universidad militar llamado Tim Duncan. Con él ganaría cinco anillos, primero junto a David Robinson y más tarde con Tony Parker y Manu Ginobili, pero no sin incidentes por el camino. Porque hasta las mejores familias tiene momentos para el olvido o historias que nunca querrán olvidar.

Famosas son sus entrevistas con Craig Sager, reportero a pie de pista encargado de hablar con el entrenador a mitad de partido. Sus respuestas, irónicas y satíricas, cortas y por momentos, excesivamente directas, eran clips virales en cualquier era de la NBA. Cuando Sager, enfermo por leucemia, volvió a las pistas, Pops y el periodista dejaron un emotivo momento. "Es la primera vez que estoy feliz de que me hagas esta ridícula entrevista, y es porque tú estás aquí", decía Popovich en televisión nacional. No solo a Sager, todos los periodistas que llevan los suficientes años cubriendo la NBA han tenido algún momento con Popovich donde el entrenador ha dejado en evidencia, casi siempre con cariño, al comunicador. Porque tiene tanto talento en los banquillos como poca paciencia con las preguntas.

A diferencia de los periodistas, a sus jugadores y staff técnico siempre los ha tratado como una familia. Con sus más favoritos y sus menos, como Dennis Rodman, Popovich siempre ha ido mucho más allá de la figura de entrenador, siendo un referente humano y de vida para casi todos los jugadores que han pasado por San Antonio. Pese a su estilo militar y su autoridad de sargento de hierro, debajo de la fachada hay un humano que se preocupa. Y su mantra era muy sencillo: "Ganes o pierdas, la vida sigue. Y si esto es lo peor que te ha pasado en la vida, eres muy afortunado". Ese fue el mensaje que compartió mientras consolaba a sus jugadores tras perder el sexto partido de las finales de 2013 ante Miami Heat. "Ganamos juntos, perdemos juntos" insistía. Un año después, los Spurs casi con el mismo grupo se vengarían con su quinto anillo.

A Mike Brown, ahora entrenador de los Kings, casi lo despide por subirse al avión del equipo. "Estaba en mi proceso de separación y mis hijos vinieron a verme por una semana, pero tenían que irse porque volábamos esa tarde a Chicago", explicaba el entrenador. "Cuando le dije a Pops que llegaría, solo que mis hijos estaban pasando un momento duro, me dijo que si me subía al avión con el equipo me despedía. Pude pasar tres días extra con mis hijos" aseguraba al recordar al que fuera su mentor. Y es que la familia, en especial los niños, han sido siempre un punto muy importante para Popovich. "Lo primero que hizo al llegar a Golden State fue crear una liga para chicos jóvenes y que no estuvieran en las calles de madrugada" contaba sobre él Don Nelson. Casi la mitad de los actuales entrenadores NBA han pasado por su banquillo.

Steve Kerr, Ime Udoka, Jacques Vaughn y Monty Williams fueron sus jugadores antes de formar parte del banquillo de los Spurs, Mike Brown, Taylor Jenkins, Mike Malone, Will Hardy, Willie Green y Alvin Gentry fueron asistentes y hasta Quin Snyder fue entrenador del equipo afiliado de los Spurs. Todos ellos tienen un equipo NBA. No solo eso, sino que su árbol genealógico ya tiene segundas generaciones, con Joe Mazzulla habiendo sido asistente de Udoka, o Chris Finch y Wes Unseld asistentes de Malone en Denver. Solo 13 entrenadores en jefe en la NBA no tienen un link directo a Popovich en su carrera, con Erik Spoelstra siendo su asistente en el Team USA el pasado verano en el Mundial. Su efecto en la NBA vigente es innegable, para bien y para mal. Porque todos ellos tienen su historia, mejor o peor.

DeMar DeRozan explicó que para hacerles entender el trabajo en equipo y los roles, les hizo ver un documental sobre pingüinos durante el entrenamiento. Jugando contra los Suns de Shaquille O'Neal, decidió hacer una falta a la estrella a los tres segundos de partido, en mitad de las críticas por sus porcentajes de tiros libres y el auge del hack-a-Shaq, una estrategia para mandar al pívot a la línea. Su respuesta, mirar a la cámara con los dos pulgares el alto. Incluso en su discurso al entrar al Salón de la Fama, en la misma camada que Pau Gasol, dejó detalles imperdibles. Porque con su estilo y sus triunfos, nadie tiene más en la historia de la NBA, va su persona. Una que todos los que le conocen definen como divertido, altruista y afectuoso. Y con una idea clara, pensar siempre en el siguiente partido que hay que ganar.