Los Celtics superan los fantasmas de las últimas finales
Boston venció a los Warriors en la prórroga y derribó la barrera emocional ante un rival que no podían superar.

El de anoche entre Boston y Golden State era un partido más, pero no era un partido más. Se reencontraban las dos franquicias que jugaron las últimas finales de la NBA en el mismo escenario donde Steph Curry y sus compañeros levantaron el anillo, el parqué del TD Garden, al norte de la ciudad de Boston. Se habían encontrado una vez ya, a mediados de diciembre, con Golden State pasando por encima de los Celtics que llegaron al duelo sin Rob Williams, Al Horford y con Blake Griffin como titular. El de esta madrugada, con la vuelta de Jaylen Brown y el resto de titulares sanos, era el de verdad. Era el duelo donde Boston tenía que demostrar haber superado la barrera psicológica que representa jugar contra estos Warriors.
Costó, costó mucho más de lo que debería costar en un simple partido de temporada regular entre el mejor equipo de la NBA y el séptimo de la conferencia rival, pero lo lograron. Aunque Golden State fue por delante desde el segundo cuarto hasta los últimos segundos de partido. En la segunda parte, todos los fantasmas del pasado volvieron en forma de tiros abiertos fallados, malas transiciones defensivas, errores infantiles en la entrega de balón y demasiadas quejas a los colegiados. Los Warriors, con su quinteto de gala como titular con Jordan Poole por Kevon Looney en lo que fue el primer movimiento de ajedrez. Respondió Joe Mazzulla usando la alineación del año pasado: Al Horford y Rob Williams.
Ambos acertaron. Los tres exteriores de Golden State se combinaron para 77 puntos y 12 triples; los dos interiores de Boston sumaron 34 puntos y 21 rebotes, con tres tapones en momentos calientes. Los Celtics anotaron 52 puntos en la pintura, recogieron 63 rebotes, 18 de ellos en ataque, los Warriors metieron 18 triples, cada uno usando su mejor arma para seguir vivo en el partido. Y con Golden State siete puntos arriba en el último periodo, parecía que se iba a repetir el resultado de las últimas finales, con los Warriors ganando los dos últimos partidos en Boston. Desde entonces, el parcial fue 16-9 para Boston, que con un triple de Jaylen Brown a segundos del final, forzaba la prórroga.
Apareció a última hora el '7' de los Celtics, que anotó 16 puntos en todo el partido pero que llevaba solo ocho antes del triple. Los otros cinco llegaron en tiempo extra, cuando se puso el equipo a la espalda, junto con Al Horford. Respondía a cada golpe Golden State, que incluso con siete abajo a 38 segundos, consiguió bajarlo a solo tres después de varios errores defensivos de Boston. Tuvo el tiro para empatar Jordan Poole sobre la bocina, pero desde media pista se quedó muy lejos de anotar. Se lo llevaba Boston 121-118 y celebraba el TD Garden con alegría, alivio y optimismo. El equipo que les había ganado las últimas finales era posible de batir. De hecho, lo acababan de hacer.
Mentalidad de presente
"Nos reunimos por la mañana y dejamos las cosas claras, lo que pasó en el pasado ya sucedió, pero hoy es otro partido", decía Jayson Tatum al acabar el partido. "La primera vez que les jugamos este año queríamos ganar por las finales, pero jugamos tensos", añadía. Un Tatum que jugó 48 minutos, toda la segunda parte y prórroga completa, anotó 34 puntos, bajó 19 rebotes (su máximo de carrera), repartió 6 asistencias y robó 3 balones. Olvidar lo que pasó en junio y pensar únicamente en el partido fue una de las claves al final del partido.
Joe Mazzulla fue claro al respecto. El entrenador todavía era asistente en las últimas NBA Finals. "Hemos aprendido que se necesita una mentalidad sana para tener éxito y ser buen equipo en la NBA. Sin eso, no puedes ser consistente", aseguraba. Y sonreía después de llevarse la victoria en lo que ha sido uno de los mejores duelos de la temporada. "Ha sido un partido divertido, ha sido muy divertido. Estoy muy feliz por los chicos, se lo merecían", respondía en rueda de prensa. Suya ha sido la decisión, por ejemplo, de cerrar el partido con Horford y no con Robert Williams.
El dominicano ha jugado su mejor encuentro esta temporada. 20 puntos, 10 rebotes y dos tapones entre el último periodo y la prórroga que han sido clave para iniciar la remontada y mantener la intensidad defensiva, la identidad de este equipo. Y el propio Horford le quitaba peso a la victoria. "Es un partido de temporada regular, uno más. Y se ha acabado. Era un partido importante, pero es todo. Solo quería ganar, quería ganar mucho", decía el dominicano tras su actuación, asegurando que no entiende de narrativas de la prensa. El interior fue la única constante de los Celtics, de principio a fin, para poder vencer al mayor enemigo.
"Han jugado mejor que nosotros", decía Steve Kerr. "Podíamos haber cerrado mejor, pero mejor que nos pase ahora que en los playoffs". Porque ahora mismo, viendo el rendimiento de Boston en toda la temporada, y lo que son capaces de hacer los Warriors en una noche cualquiera, es lógico pensar que se van a repetir las finales de 2022. La única diferencia es que esta vez, los Celtics llegan habiendo derrotado a los fantasmas del pasado.