Los Detroit Pistons, un peligroso (y antideportivo) ejemplo para la Superliga
![Cade Cunningham, en un partido con los Pistons. /Reuters](http://s1.sportstatics.com/relevo/www/multimedia/202312/28/media/cortadas/detroit-RPw43mI2Dz8hPoany1G8ZSM-1200x648@Relevo.jpg?w=569&h=320)
La primera vez que me calcé unos guantes de boxeo mi profesor, 'Huracán' Navascúes, me dijo que en el noble deporte de las 16 cuerdas "o se gana o se aprende". ¿Resultado? Un gancho encajado en el costado que me dejó sin aire y una primera lección: esa máxima que se puede aplicar en cualquier deporte. O al menos antes se podía, porque ahora, en este nuevo deporte de ligas cerradas, ese axioma ha cambiado y en ese tipo de competiciones ganas o ganas. No existe la derrota. Ni la 'penitencia' que supone una mala racha o una mala temporada. Es más, cuando se producen, tienen premio.
Sirvan los Detroit Pistons como ejemplo. El equipo de Michigan, una de las franquicias otrora referente y competitiva en la NBA, acumula 27 derrotas consecutivas en la peor racha en la historia de la liga. Un episodio que quedará en los libros de una competición ejemplar, pero que más allá del bochorno que supone llevar esa etiqueta de peor equipo de siempre, no tendrá mayores consecuencias.
Puede haber un cambio de entrenador o que varios jugadores se vean envueltos en traspasos inesperados. Y ya. Es más, las derrotas en la NBA tienen premio y cuantas más acumules más posibilidades tienes de llevarte a la gran estrella del futuro como hicieron los Spurs el curso pasado con Wembanyama. O como hicieron los Sixers durante tres años con su famoso 'Trust the Process' para intentar construir un equipo campeón.
Perder para ganar a través del draft. Una herramienta que intenta democratizar la competición a la vez que la adultera, dejando sin 'castigo' la derrota ni a quienes la buscan descaradamente para comprar más boletos para la lotería del sorteo universitario. Una estrategia que tampoco tiene consecuencias económicas. Los Pistons, desde la llegada de Tom Gores como dueño apenas ha sumado 243 victorias en nueve temporadas. Sin embargo son la vigesimotercera franquicia más valiosa de la NBA con un valor de 3.070 millones de dólares y un incremento del 62% durante el último año. Un periodo en el que el equipo solo ha ganado 19 partidos de 85 posibles. Pero qué más da. Las cuentas cuadran.
Igual que tampoco parece importar el enfado de unos aficionados que ya piden la venta del equipo. Sus voces, "ridículas" según el dueño, apenas tienen peso en un negocio que cada vez pierde más identidad y que parece una tendencia en una actualidad de ligas cerradas -Superliga o Euroliga- en las que se pierde parte del espíritu deportivo con el fueron creadas y en las que las derrotas tienen hasta premio. Se gana o se gana.