FINALES NBA

Jason Kidd y Joe Mazzulla, dos entrenadores dispuestos a hacer historia en las finales

Para el de Dallas sería su segundo anillo tras ganar uno como jugador. Mazzulla, el más joven desde Bill Russell.

El entrenador de los Mavericks, Jason Kidd./REUTERS
El entrenador de los Mavericks, Jason Kidd. REUTERS
Alejandro Gaitán

Alejandro Gaitán

El jueves, minutos después de las 8:30 de la noche en Boston, las finales de la NBA darán inicio en el TD Garden. Y mientras el planeta entero se fija en el recibimiento del pabellón a Kyrie Irving, el rendimiento de Jayson Tatum y Luka Doncic, o posibles factores X, en los banquillos habrá dos protagonistas dispuestos a hacer historia. Jason Kidd y Joe Mazzulla, entrenadores de Dallas Mavericks y Boston Celtics respectivamente. Ambos en sus primeras finales como líderes del banquillo buscarán conseguir el anillo, y cada uno tiene narrativas para creer que lo merece.

Jason Kidd ya sabe lo que es ser campeón. Lo hizo con Dallas, en 2011, en su segunda etapa en la franquicia. Junto a Dirk Nowitzki, el base llevó a los Mavericks a su único título en la historia de la franquicia. Y ahora busca convertirse en la decimotercera persona en ser campeona de la NBA como la conocemos hoy en día como jugador y entrenador. Los otros doce son, la mayoría, historia de la NBA, pero la diferencia es que Jason Kidd lo haría con la misma franquicia, algo no tan habitual. Solo cinco personas lo han conseguido previamente, tres con los Boston Celtics (Bill Russell, Tom Heinsohn y KC Jones), además de Pat Riley con los Lakers y Billy Cunningham con Philadelphia 76ers. Otros dos, Buddy Jeannete y George Senesky también lo hicieron antes de que la NBA cambiara de nombre, en la antigua BAA.

Los otros siete, en orden cronológico según su primera anillo, son Red Holzman (Kings y Knicks), Bill Sharman (Celtics y Lakers), Larry Costello (Sixers y Bucks), Phil Jackson (Knicks y Lakers/Bulls), Rick Carlisle (Celtics y Mavericks), Steve Kerr (Bulls/Spurs y Warriors) y por último Ty Lue (Lakers y Cavaliers). En caso de conseguirlo, Kidd se convertiría en una de las pocas caras que estuvo en los dos títulos de la franquicia texana, junto a Mark Cuban, propietario minoritario de la franquicia. Esos dos anillos colocarían a Kidd en el Mt. Rushmore de los Mavericks, junto a Dirk Nowitzki, Luka Doncic y un cuarto a elegir a dedo por los aficionados. Pero nadie podría sacar a Kidd del Olimpo de los Mavericks.

Enfrente tendrá un hueso duro de roer. Joe Mazzulla es, con los números en la mano, uno de los mejores entrenadores de la historia. El joven elegido por Brad Stevens para suplir a Ime Udoka acumula dos temporadas y 121 victorias en 164 partidos, con un récord de 73.8%. Solo Phil Jackson (70.4%) le acompaña por encima del setenta por ciento de victorias, una cifra que no cambia mucho en playoff. Entre los entrenadores con al menos dos años en la postemporada, Mazzulla solo tiene por delante a Steve Kerr (70.7%), Phil Jackson otra vez (68.8%) y Paul Westhead (68.4%). En el hipotético caso de barrer a Dallas, Mazzulla robaría el primer lugar.

Y todo con solo 35 años. A finales de junio cumplirá los 36, siendo más joven que Al Horford, uno de sus jugadores. Mazzulla se ha convertido en el entrenador más joven en llevar a su equipo a las finales desde que lo hiciera Bill Russell en 1968, todavía actuando como jugador-entrenador. En su quinta temporada en Boston, y su segunda como entrenador en jefe, ha conseguido uno de los mejores equipos de la historia a nivel estadístico y buscará cerrar una temporada de oro con un anillo. Solo seis entrenadores han conseguido levantar el título con los Celtics pese a sumar 17 campeonatos, el equipo con más junto a los Lakers. Uno le pone a la altura de Doc Rivers o Bill Fitch como mínimo y con décadas de carrera por delante.

Uno de los dos, Jason Kidd o Joe Mazzulla, hará historia. Dependerán de Jayson Tatum y Luka Doncic, de Kyrie Irving y Jaylen Brown, y por el bien del baloncesto y del espectáculo los focos estarán en ellos. Pero han movido los hilos para llegar a la serie final y uno se irá a casa con el anillo en la mano y un pedazo de historia en el bolsillo.