Jaylen Brown, una estrella en la sombra con la misión de lavar su imagen
El escolta de los Celtics está firmando su mejor baloncesto mientras Boston está a horas de asegurar el mejor récord de la conferencia.

En las pasadas finales de conferencia del Este, Boston y Miami jugaron una montaña rusa de eliminatoria. Los Heat ganaron los tres primeros, poniendo el 0-3 en la serie antes de ver como los Celtics igualaban la contienda. Por cuarta vez en la historia, un equipo tres partidos abajo forzaba el séptimo, y lo jugarían en casa. El TD Garden se preparó para una guerra, pero en la primera jugada de partido, Jayson Tatum se torcía el tobillo y toda la presión se trasladaba a Jaylen Brown. El #7 de los Celtics pasaba a ser la referencia, estrella y esperanza de Boston para darle la vuelta a las finales. "Le he fallado a la ciudad entera" decía tras acabar con tantas pérdidas como tiros anotados, ocho. Y la derrota, claro.
Señalado como muy pocos, Jaylen llegó a verano con la opción de firmar el contrato más lucrativo de la historia de la NBA, y Boston no dudó en ponérselo sobre la mesa: casi $300 millones por cinco temporadas, un supermax como premio por haber sido All NBA. Un jugador criticado hasta la saciedad cuya firma contractual fue analizada al detalle por prensa, aficionados e incluso las gerencias del resto de franquicias. Por eso llegaba a septiembre con más presión que nadie en la plantilla. Antes de que su contrato inicie, con fecha para julio de 2024, Jaylen tiene una oportunidad de redención ante los ojos del planeta NBA. Con el inconveniente de que, pese a que quiere ser una superestrella, los Celtics siguen siendo el equipo de Jayson Tatum.
Le costó arrancar. Las llegadas de Kristaps Porzingis y Jrue Holiday, unido al crecimiento de Derrick White como pieza importante del sistema de los Celtics, dejó a Jaylen Brown como la primera víctima. El escolta empezó la temporada irregular, con noches de 36 puntos y actuaciones de solo 11 en la misma semana. Los tiros no le llegaban, su juego no fluía y como siempre, las pérdidas eran un problema. En el mes de noviembre promediaba solo 21,3 puntos, y sin llegar al 45% de campo, en el punto más bajo de la temporada. Lo compensó con esfuerzo defensivo, siendo referente en ese lado de la pista, y encargándose noche sí, noche también, del mejor exterior rival, con Jrue Holiday defendiendo a interiores como Julius Randle, Giannis Antetokounmpo o Joel Embiid.
Pero con el cambio de página en el calendario, llegó un nuevo Jaylen. Desde enero, los números de Brown han ido subiendo hasta los casi 30 puntos que está promediando en el mes de marzo, con un 40% en el triple. La pareja que ha formado con Kristaps Porzingis, con quien ha desarrollado una relación muy fuerte fuera de la pista, ha sido una respuesta a los Celtics en momentos donde los tiros no han entrado, y ha sabido aprovechar sus momentos de estrella, hasta el punto de ser foco de preocupación de los rivales: "Antes era posible frenar a Jaylen aunque fuera difícil, porque podías limitarle al no tener un buen tiro. Ahora es un grandísimo tirador" decía Monty Williams, entrenador de Detroit, antes del duelo con Boston. Los Warriors, al contrario, probaron lo contrario.
En la última visita de Golden State a Boston, el equipo de Steve Kerr decidió que su estrategia defensiva sería que Draymond Green dejara tirar a Jaylen Brown solo. Al final del primer cuarto sumaba 19 puntos, y acabó con 29 en la paliza histórica de los Celtics. "Es la primera vez en mi vida que me pasa. Y si me retan a que tire, tiraré" decía al acabar el partido, asegurando que fue algo irrespetuoso para un jugador de su talla. Y avisaba a la liga: "Tengo mucho respeto por los Warriors, pero siento que es nuestro momento" aseguraba. Del nivel de Jaylen dependen estos Celtics para llevar el éxito en playoffs al siguiente nivel, con la certeza de que esta vez, si falta su estrella, Jaylen puede responder.
En los cinco partidos sin Tatum esta temporada, Jaylen ha sabido dar un paso adelante que no hizo contra Miami. Promedia 32,6 puntos, con 6,3 rebotes y lanzando en un 61,8 por ciento. Ha metido al menos 30 en cuatro de esos cinco, incluyendo la madrugada del viernes al sábado, y solo perdieron en Indiana, un partido condicionado por dos decisiones arbitrales en los últimos dos segundos. Ha sabido echarse el equipo a la espalda, y sobre todo, controlar sus limitaciones en el juego, y por eso está jugando el mejor baloncesto de su carrera, en palabras del propio jugador. "En general, mi mentalidad ha mejorado y eso ha mejorado mi juego" decía tras ganar a Phoenix. "Toda la temporada me he sentido cómodo".
Su objetivo era que los comentarios que recibió el año pasado no se pudieran repetir, y ha dado en el clavo. "He mejorado en muchos aspectos que tenía que trabajar, he atacado mis debilidades y quiero seguir a este nivel". Esta temporada ha reducido sus pérdidas a 2.5, cifras que no veía desde 2020 con un porcentaje de 10.4%, el segundo más bajo de su carrera. Fue la derrota ante Miami, ese séptimo partido, el que motivó su mejora y crecimiento, y cómo lo use Jaylen durante la temporada puede marcar el futuro de estos Celtics.