NBA

La lesión de Damian Lillard y las dos caras de Portland

La franquicia traspasó a piezas importantes y siguió apostando por el base. Empezaron el año 4-0, pero ahora ha vuelto lesionarse.

Damian Lillard. /GETTY
Damian Lillard. GETTY
Alejandro Gaitán

Alejandro Gaitán

Durante mucho tiempo, demasiado se podría decir, prensa, aficionados y gente involucrada de mayor o menor manera con la NBA y el baloncesto tenían una idea fija. Una idea que se resumía en la premisa de que los Blazers, con Damian Lillard como referente, nunca iban a poder competir. Que Portland necesitaba cambiar el proyecto y sobre todo, la estrella, para intentar ser un equipo relevante en la NBA. Avanzamos hasta el presente, los Blazers son el mejor equipo de la conferencia Oeste con 4-1. 

Ha habido cambios importantes, por supuesto. En el mercado de febrero salió el compañero y amigo de Lillard, CJ McCollum, y otras piezas clave del equipo, desde Norman Powell a Larry Nance Jr, pasando por Robert Covington. A cambio llegaron jugadores de fondo de armario, rondas del draft y complementos que ya no siguen en la franquicia, como Tomas Satoransky. El objetivo era alterar el proyecto, agitar el avispero. Pero para sorpresa de muchos, Lillard no se movía. 

Es más, en verano, Damian firmó una extensión por algo más de 121 millones y dos temporadas que le ata a la franquicia hasta 2026 (tiene opción de jugador en el último año). No solo se quedaba, apostaban todo a Lillard. Llegaba Jerami Grant, un jugador de casi nivel All Star en Detroit y ascendían a Anfernee Simons a titular con un contrato de 100 millones bajo el brazo. Además, reforzaban el equipo con Gary Payton II, que todavía no ha debutado, y renovaban a Nurkic. Y a competir.

No ha vuelto porque nunca se fue

Como cada año desde 2014, en Portland todo gira alrededor de Lillard. El base es el epicentro del equipo y que los Blazers hayan empezado la temporada a este nivel no es casualidad. Viene de la peor campaña de su carrera desde que fue nombrado All Star, y quizá la gente olvidó el nivel de Lillard, pero hay una explicación detrás: una lesión abdominal. Una lesión que venía afectando a Damian durante cuatro temporadas antes de por fin pasar por quirófano en enero. Ahora ha vuelto. 

Y ha vuelto con una versión mejorada. Una más agresiva, más fuerte. Está en máximo de carrera en rebotes, puntos en la pintura, porcentaje de tiro de dos y en tiros libres conseguidos por noche, todas estadísticas donde la fuerza física es clave. Acompañado por un 40% en triples lanzando diez cada noche y 33.3 puntos, el cuarto de la NBA que mejor marca tiene (cifras antes de la lesión). De un vistazo sabemos que hemos recuperado al mejor Lillard, al que fue capaz en la burbuja de anotar 50 puntos en partidos consecutivos.

Pero ha durado cuatro partidos sano. En la quinta noche, cuando Portland recibió a Miami, Lillard tuvo que retirarse antes a vestuarios. Una distensión en la pantorrilla de la pierna derecha le hizo perderse casi toda la segunda parte y según apuntaban hoy varios periodistas americanos, en una o dos semanas será reevaluado para analizar el alcance de la lesión o si puede volver a las pistas. Y sin Lillard en el equipo, todo cambia. Como si a Dallas le quitas a Doncic o a un ser humano su corazón.

La evidencia son los números. Con Lillard en pista, los Blazers anotan 24.3 puntos por 100 posesiones más que cuando Damian está en el banquillo. En general, mirando ataque y defensa, el equipo es 3.6 puntos mejor con su estrella jugando y 1.2 peor que el rival cuando no está, para un diferencial de 4.8 puntos por 100 posesiones. Es como si los Blazers tuvieran dos caras, especialmente en ataque. 

La nueva versión de los Blazers

Es lógico que los Blazers con este Lillard son mejores, pero el colectivo también ha crecido. El equipo, durante la era Terry Stotts, fue siempre uno de los mejores ataques de la liga y al mismo tiempo, una de las peores defensas de la competición. Con Chauncey Billups en el banquillo, la dinámica ha cambiado por completo. Portland sigue siendo top-10 en ataque, pero ahora también excede expectativas en defensa, con la octava mejor marca (cifras pre-lesión otra vez). La llegada de piezas como Grant es clave, pero Lillard también ha dado un paso adelante en ese aspecto. 

Que los Blazers sigan ganando puede cambiar todo el panorama en la conferencia. La diferencia entre ser un equipo de play-in, moverse entre el séptimo y décimo de la conferencia, y clasificarse directamente a los playoffs es muy grande. Primero, te evita una semana de estrés con partidos a vida o muerte y segundo, te garantiza un duelo más sencillo en primera ronda. Pero en el Oeste, donde hay ahora mismo tantos equipos luchando por clasificar a post temporada, empezar el curso 4-1 es clave. 

Porque los rivales no han empezado tan eficientes como el conjunto de Oregon. Dallas, Denver y Golden State ya suman dos derrotas, los Clippers tienen récord negativo y Lakers y Kings, los que apuntaban a ser los grandes rivales según los pronósticos de principio de temporada, todavía no conocen la victoria. El buen inicio de campaña les da cierto margen a la hora de decidir sobre la vuelta de Lillard, pero sin él, el equipo tiene una cara muy diferente.