Es momento de reventar el proyecto de los Bulls y empezar de cero
Chicago juntó tres All-Stars y un quinteto para competir en el Este, pero dos años después les vuelve a tocar reconstruir.

Chicago es uno de esos proyectos que han salido mal aunque al principio pareciese una gran idea. En la plantilla hay tres All-Stars, tres jugadores que al menos una vez han ido al fin de semana de las estrellas: DeMar DeRozan, Zach LaVine y Nikola Vucevic. Alrededor, el intermitente pero importante Lonzo Ball y jugadores de rol o veteranos, desde Alex Caruso hasta Goran Dragic, pasando por Javonte Green, Andre Drummond o Derrick Jones Jr. Y los dos complementos finales: Pat Williams, un pick 4 del draft de 2021 y el favorito de la afición y héroe local en instituto y universidad, Ayo Dosunmu. Sobre el papel, un equipo interesante. En la pista, un desastre absoluto.
La franquicia de Illinois ha pasado en dos años de ser una opción para el futuro en el Este, con la llegada de Vucevic, DeRozan, Ball y Caruso, a plantearse la decisión más obvia: reventar el proyecto y empezar de cero. Por el camino, las lesiones han sido un obstáculo difícil de superar, pero del optimismo del curso pasado, donde llegaron a liderar la conferencia, a la realidad del presente no hay mucha distancia. Y ahora viven a años luz de la cabeza del Este, atrapados en la mediocridad de no competir ni estar cerca de Wembanyama. El peor lugar en el que quedarse estancado en la NBA.
Toca decidir si quieren ir hacia arriba, improbable y complicado, o hundir el barco y crear uno nuevo. Uno sin DeRozan, Caruso o Vucevic y con la duda del propio Zach LaVine. Interesados por sus mejores activos habrá y Chicago puede buscar rondas de draft, jugadores jóvenes o incluso piezas de rol que pueda reconvertir en verano. Es el momento de Arturas Karnisovas, exjugador del Barça y máximo dirigente de los Bulls. En sus manos está saber el rumbo de Chicago los próximos años. Y todo apunta a que la ruta a seguir será enviar a varios de sus mejores jugadores a un nuevo destino antes del próximo nueve de febrero.
Recuperar el futuro vendiendo el presente
En febrero de 2021, los Bulls mandaron sus próximas rondas de playoffs a Orlando a cambio a Nikola Vucevic. En el traspaso también enviaron a Wendell Carter Jr., un jugador que lleva tiempo rindiendo mejor que el montenegrino y una primera ronda, que se convirtió en Franz Wagner. Salvo milagro y que consigan acabar con una elección top-4, Chicago este año no tendrá su propia primera ronda del draft, aunque pueden recibir la de Portland si los Blazers hacen playoffs. ¿Cómo invertir en el futuro si lo tienes hipotecado a corto plazo? Buscando hipotecar a otras franquicias a cambio de tus estrellas, siguiendo el ciclo natural de la NBA en los últimos años.
Zach LaVine firmó una extensión el pasado verano por más de 200 millones y otros cinco años, pero tanto DeRozan, a quien le quedan dos años, como Vucevic, que acaba este julio contrato, están en la rampa de salida. Y junto con ellos, cualquier miembro de la plantilla que pueda traer a cambio una primera ronda, un jugador joven o ambas, a excepción de Ayo Dosunmu. El espejo a imitar deberían ser los Jazz que, tras deshacerse de Rudy Gobert y Donovan Mitchell, consiguieron suficientes rondas de playoffs para tener un futuro prometedor y además, jugadores de nivel para competir en la actualidad.
Si no se toma una decisión pronto, existe el riesgo de quedar en el limbo de la NBA. Esas franquicias que llevan años sin ganar una ronda de playoffs y sin tener una ronda del draft alta, que tienen jugadores para competir pero no para ganar o tankear. Existe el riesgo de convertirse en los Wizards, por ejemplo. Y si para evitarlo hay que enviar a DeRozan a Los Angeles, Vucevic a Toronto y Caruso a los Hawks, por el bien del futuro de la franquicia, se hace. Aunque nadie quiere hacer el trabajo sucio para que luego venga otro dirigente a acabar la tarea.