NBA

Los números que reflejan la decadencia de un All Star que busca nuevas soluciones con un millón de dólares de recompensa

De las tres horas que duró el partido del domingo, apenas 42 minutos fueron de baloncesto.

Stephen Curry con el trofeo de MVP del último All Star./Reuters
Stephen Curry con el trofeo de MVP del último All Star. Reuters
Guillermo García

Guillermo García

La NBA lleva varios años dando vueltas a un evento que hace tiempo servía como mejor escaparate para vender el producto y que ahora se ha convertido en una pachanga difícil de dirigir. La liga dirigida por Adam Silver lo ha intentado de todas las maneras, pero no ha dado con la tecla para mejorar el All Star: una conferencia contra otra, un partido entre dos equipos elegidos por los propios jugadores o la última innovación con un torneo entre cuatro equipos diferentes.

Una última vuelta de tuerca que tampoco ha dado los frutos deseados y que se ha visto reflejado en los números de un partido que hace demasiado tiempo que vivió sus mejores años. Partidos en los que se competía y se defendía y que hoy son una sucesión de triples y jugadas espectaculares que ya no entretienen a nadie. Y por ello la NBA ha buscado el show fuera del baloncesto, como se ha visto este fin de semana en San Francisco.

Más allá del espectáculo de Mac McClung en el concurso de mates y el buen hacer de Tyler Herro en el de triples, el resto de eventos apenas han generado interés. Pero, sobre todo, el Partido de las Estrellas, el que antes era el evento estrella del fin de semana y que ahora ha quedado diluido entre todo el show que le rodea.

De las tres horas que duró el evento del domingo -en el que Stephen Curry se convirtió en MVP- apenas 42 minutos fueron para el baloncesto púramente dicho: los 12 minutos que duró el duelo entre los equipos de Kenny Smith y Charles Barkley, los 16 que duró el duelo entre el equipo de Shaquille O'Neal y los novatos los 14 de la final entre los equipos de Shaq y Barkley.

Es decir, un formato en el que ganaba cada partido el que llegaba a 40 puntos apena ocupó el 23% del tiempo, mientras que sólo las pausas televisivas se llevaron el doble de tiempo. Mientras, la actuación del descanso, la presentación de los equipos, los desafíos de Mr. Beast y los análisis pre y postpartido ocuparon el resto del tiempo de un evento que también ha dividido a los protagonistas.

"Cuando me tocó tuve que trabajar muy duro para poder jugar el domingo por la noche durante el fin de semana de las estrellas. Y como los índices de audiencia están bajos y el juego es malo, estamos incorporando a los novatos. Eso no es una solución", aseguró Draymond Green, que ha disputado cuatro veces el partido de las Estrellas. "Trabajas todo el año para ser un All-Star y llegas para jugar hasta 40 puntos y luego se acaba... Vamos, ¿qué estamos haciendo? Esto es ridículo".

Adam Silver durante el All Star en San Francisco. Reuters
Adam Silver durante el All Star en San Francisco. Reuters

"Para ser sincero, no me gustó nada", dijo Trae Young, miembro del equipo de Charles Barkley. "No me gustaron los descansos. Los partidos fueron muy cortos. Obviamente, podemos anotar. Así que, siento que están tratando de extender el juego, extender el tiempo de televisión con los descansos y cosas así".

"Para ser sincero, no me gustó nada"

Trae Young

Todas estas críticas se suman a las de los aficionados que en todo el mundo han mostrado su opinión contra el nuevo All Star. Un partido que demanda un nuevo cambio y sobre el que ya se plantean nuevas alternativas, como la que ha dado Giannis Antetokounmpo. El griego opta por un partido entre una selección con los mejores jugadores estadounidenses y un combinado con los mejores del resto del mundo. Además, el jugador de los Bucks cree que otra opción puede ser alternar los partidos en Estados Unidos y en otros países.

Además de la eterna petición de un partido en formato internacional, la NBA ya estudia otras posibilidades para el All Star que la temporada que viene tendrá su sede en Los Ángeles, en el Intuit Dome. Entre ellas estarían intentar comenzar el partido antes para llegar mejor a horarios europeos, intentar convencer a las grandes estrellas de participar en el concurso de mates y, sobre todo, la creación de un torneo de uno contra uno con un millón de dólares de premio. Soluciones para intentar relanzar un evento que sirvió para vender el mejor baloncesto del mundo por todo el planeta.