París pone los Juegos y Jordan el espectáculo
Chris Paul y Zion Williamson apadrinan una nueva hornada de talento en una fiesta del baloncesto.

La Ciudad de la Luz es mucho más que Juegos Olímpicos estos días. Es cierto que la cita de los aros parece eclipsarlo todo, pero en una ciudad que bulle por sus cuatro costados la actividad no se frena. Y menos cuando hay un balón de por medio y la figura de Jordan como imagen. El considerado mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos es un icono en París y basta con mencionar su nombre o su marca para que medio París se reúna en su honor.
Jordan esta vez no apareció por París -ciudad de la que es un enamorado, como demuestra el trabajo que hace con su firma de ropa junto a la comunidad- pero sí mandó a dos de sus 'pupilos'. Chris Paul y Zion Williamson ejercieron de padrinos en el campeonato de 1x1 que coronó a dos adolescentes como los mejores del mundo y les permitiría recibir una beca anual de la marca del mítico '23'.
Todo en una noche de baloncesto en la que París se volvió loca con la presencia de los dos NBA. Especialmente con la del base, que esta próxima temporada jugará con Victor Wembanyama. Sólo mencionar el nombre del ídolo local en Francia hizo enloquecer a un público que disfrutó de una fiesta por todo lo alto. También cuando Zion hizo aparición en la cancha para entrenar a dos de los finalistas de un torneo por el que también se pasó el cineasta Spike Lee o Les Twins, dos bailarines galos que parecían que se iban a romper cada vez que ponían un pie en la pista.
Y entre medias, pero no por ello menos importante, baloncesto llegado de todos los rincones del mundo. Juego puro en las figuras de 16 adolescentes que luchaban por coronarse reyes del 1x1 sobre el famoso logo del '23'. Triples, fintas, tapones espectaculares, un público entregado y dos ganadores, Tati Griffin, que hizo llorar a su madre que la había acompañado desde Los Ángeles, y el local Steve Bah, que acaban de empezar su sueño becados por el nombre más importante en la historia del baloncesto.

No fue la única huella que ha dejado Jordan en París durante estos días. Ni en los últimos meses. La implicación del '23' y su marca en la capital francesa va mucho más allá y la prueba está en Tati, uno de los edificios más icónicos de la cultura urbana en el mundo desde su fundación por emigrantes tunecinos en los años 40.
Fundado como una galería comercial para la gente con menor poder adquisitivo, hoy es un icono gracias a la acción de Jordan, que lo ha convertido en un centro cultural para la comunidad africana, de la mano del artista Youssouf Fofana. Sólo una prueba más de la implicación y de que la huella de Jordan en París va mucho más allá del baloncesto.