NCAA

El partido de baloncesto que paralizará EE.UU y en el que no estarán ni LeBron James ni Stephen Curry ni ningún NBA

Iowa y LSU, finalistas el año pasado, se juegan un billete a la Final Four. Y será la última oportunidad de ver a Clark y Reese cara a cara en NCAA.

Caitlin Clark celebra una canasta en un partido ante West Virginia Mountaineers. /AFP
Caitlin Clark celebra una canasta en un partido ante West Virginia Mountaineers. AFP
Alejandro Gaitán

Alejandro Gaitán

El año pasado, la Universidad de Iowa, liderada por Caitlin Clark, pisaba la Final Four universitaria por segunda vez en su carrera. Se colaban en el partido por el título nacional tras sorprender a South Carolina en las semifinales, pero esperaba LSU. Y con Angel Reese como estrella y Flau'jae Johnson como referente exterior, la universidad de Louisiana State se proclamaba campeona nacional. Una final que dejó detalles de la que puede ser una rivalidad histórica y que puede trasladarse a corto plazo a la WNBA, pero que ha rescatado el baloncesto femenino al completo. No hay partido más atractivo esta temporada que LSU contra Iowa, y en juego, un billete para la Final Four. Lo que podría llegar a ser la venganza perfecta.

Porque el año pasado, con el partido sentenciado y falta de menos de un minuto de final, Reese celebraba en la cara de Clark señalándose el dedo anular, donde iba a ir el anillo de campeona. Y lo cerraba con el clásico 'you can't see me' de John Cena que Clark había usado dos partidos antes. El debate sobre el partido fue tan grande, que la primera dama, Jill Biden, invitó a ambas universidades a visitar la Casa Blanca (algo que tuvo que corregir posteriormente). El encuentro, que se lo llevaban las Tigers 102-85 llegaba a cuotas inesperadas en televisión, con un promedio de 9.9 millones de espectadores y un máximo de 12.6, siendo el partido de baloncesto universitario femenino más visto en la historia.

La rivalidad es tan grande, que la propia estrella de LSU tuvo que salir a desmentir la relación entre ambas: "No nos odiamos la una a la otra" decía Reese en rueda de prensa. "Pero cuando estoy dentro de la pista, voy a hacer todo lo posible por ganar. Estoy bien con el rol de villana" insistía. En la misma línea se pronunciaba Clark, que asegura que todo esto es por el crecimiento del baloncesto femenino. Kim Mulkey, entrenadora de LSU, las definía como similares jugadoras: "Grandes atletas que han traído muchísima atención al baloncesto femenino, a las que les gusta hablar mucho en la pista, algo polémicas, pero mejoran a sus equipos siempre. Y han llevado el deporte a otro nivel".

Existe la opción de que ambas se presenten al draft de la WNBA, celebrado el próximo mes, donde Clark será seguro el primer pick y Reese podría salir en el top-7 si finalmente da el salto a lo profesional. Aunque la atención la han conseguido también fuera de la pista. Clark tuvo una oferta de cinco millones de dólares por jugar la liga de 3x3 de Ice Cube, algo nunca visto en el baloncesto femenino. Clark ha batido casi todos los récords de la NCAAW, aunque le falta el anillo, algo que Reese consiguió el año pasado. Y en su gira de celebración, entre otras cosas, apareció en un videoclip de Cardi B y Latto. No es la estrella convencional, pero Reese es una mujer que tiene claras sus intenciones.

Y se ha comparado con lo sucedido entre Magic Johnson y Larry Bird en 1979, cuando Michigan State y la universidad de Indiana State se jugaron el título nacional con las dos estrellas liderando. En común tienen, además de haberse jugado una final entre ellas, el componente racial: porque LSU es un equipo cuyas estrellas dos son afroamericanas, y Caitlin Clark representa Iowa, un equipo donde casi todas las jugadoras son caucásicas. Como sucedió en aquella final, casi todo el país ha elegido bando según sus preferencias, y el equipo o estilo de juego no han sido las únicas variantes, con el tono de piel siendo también importante. Esta semana, el LA Times etiquetaba a LSU como las villanas del baloncesto, algo que desde el equipo han definido como racismo.

No será la única rivalidad. Porque en LSU está también Hailey Van Lith, quien fuera la estrella de Louisville hasta el año pasado, y que cayó eliminada en la ronda de Elite 8 a manos de Clark y las Hawkeyes, aunque todos los ojos estarán puestos en las dos estrellas. Es el último Clark contra Reese en la NCAA, pero habrá más: la rivalidad se muda a la WNBA.