Philadelphia cierra el capítulo Harden siendo el segundo mejor equipo del Este
Con un Joel Embiid imparable, Tyrese Maxey a nivel All Star y la llegada de Nick Nurse al banquillo, son ahora mismo segundos en el Este.

Mientras en los despachos de la franquicia el caos se apoderaba de todo, con Daryl Morey, presidente de operaciones en una guerra abierta y pública con James Harden, el equipo seguía ganando. Y una vez cerrado el traspaso, sabiendo que la Barba ya es historia en pasado, los Sixers pueden respirar tranquilos. Por ahora ha vuelto la paz a Pensilvania, al menos hasta que el siguiente culebrón explote, y se pueden centrar en lo importante: el baloncesto. Pasados los primeros 10 días de competición, los Sixers no lo han hecho para nada mal, siendo el segundo mejor equipo de la conferencia.
Anoche volvieron a vencer a Toronto, 114-99 en otra noche donde Joel Embiid y Tyrese Maxey siguen insistiendo en querer entrar al debate por ser la mejor pareja de la NBA. 28 puntos para el camerunés, con 13 rebotes y siete asistencias, y otros 18 de Maxey. Tobias Harris con 23 y Kelly Oubre, que estrenaba titularidad sin PJ Tucker en el equipo firmó otros 23. En total, 96 de los 114 puntos llegaron del quinteto titular que mostró su superioridad ante unos Raptors en segunda noche de back-to-back. El partido sirvió también para el debut de Robert Covington y KJ Martin, dos de los jugadores que llegaron en el movimiento que mandó a Harden a Los Angeles, a la espera de Marcus Morris Sr y Nicolas Batum.
"Creía que las opciones reales de entrenar a James Harden en un partido oficial eran muy bajas", decía Nick Nurse antes del partido, aunque no tuvo problemas en elogiar su trabajo, estado físico y actitud durante el training camp. Elocuente, como siempre, también aseguro que la llegada de las cuatro nuevas caras habría sido mucho mejor "hace un mes", en referencia a la exigencia de tener que cambiar otra vez las rotaciones y asimilar nuevos jugadores en el sistema. Uno que viene funcionando, con un récord de 3-1. Solo perdieron en la opening night ante los Bucks, desde entonces, el único verbo que conjugan es el ganar: dos veces a Toronto y una a Portland.
Porque las buenas noticias no dejan de llegar. Kelly Oubre, el último en firmar su contrato con los Sixers, está rindiendo a nivel sexto hombre del año (pese a salir titular anoche), Maxey ha certificado su candidatura a ser All Star y hasta el siempre criticado Tobias Harris ha tenido noches más que eficientes. Los tres, además de Embiid, superan la veintena y los Sixers son uno de los cinco equipos que están top-10 en ratio ofensivo y defensivo: Boston, Warriors, Clippers y Nuggets los otros, para muchos los cuatro grandes favoritos a llevarse la NBA. El principal argumento que tienen los Sixers es, por supuesto, el camerunés. Por como ha empezado la temporada Embiid.
El nivel de Joel Embiid, similar al que le hizo ganar el MVP, ha sido suficiente hasta ahora. Su estado de forma, eufórico nivel celebrar una canasta al estilo DX a cambio de una multa de $35.000, y su capacidad para sumar sin ningún problema puntos, rebotes y asistencias, le convierten en una amenaza real para repetir MVP. Sus promedios, 30.3 puntos, 11 rebotes y siete asistencias, además de 2.5 tapones y tirar al 50% de campo. La duda sigue siendo el nivel de profundad de estos Sixers, que han perdido a dos titulares por el camino y que todavía tienen que encajar las nuevas piezas.
Y mientras, en Los Angeles, Harden dejaba un último recado a los Sixers. "En Philadelphia me sentí como con una correa", decía en su presentación. Y completaba con una frase para el recuerdo: "No soy un jugador de sistema, yo soy el sistema". Por suerte, este sistema ya no se jugará en Philly.