Perder para conseguir a Cooper Flagg, el último unicornio del basket: el fracaso en el plan de los Mavs con el traspaso de Doncic puede terminar en éxito
Las lesiones de Kyrie Irving y de Anthony Davis cambian la estrategia de los texanos con Cooper Flagg como objetivo.

El traspaso de Luka Doncic de los Dallas Mavericks a Los Angeles Lakers se ha convertido en la gran narrativa de la segunda parte de la temporada en la NBA. Un movimiento sorprendente en el que las dos franquicias buscaban ganar y cambiar sendas dinámicas. Los angelinos miraban más a largo plazo, haciéndose con un sucesor para LeBron James para la próxima década y los Mavs con la adquisición de Anthony Davis para aspirar este mismo año al anillo.
Sin embargo, la pelota no miente y al final ha puesto a cada uno en su sitio, cambiando por completo las tornas. Los Lakers son segundos en la Conferencia Oeste, suman ocho victorias en los 10 partidos que han disputado desde la llegada del ex del Real Madrid y son los quintos favoritos en las casas de apuestas para hacerse con el anillo a finales de temporada. Todo es felicidad en la franquicia angelina, que no ha tenido que esperar tanto como esperaba para convertirse en aspirante a campeón.
Un epíteto que, en un principio, estaba destinado para los Mavs esta campaña, pero que las lesiones han borrado de golpe y plumazo de acompañar al equipo de Dallas. Primero fue Derek Lively. Luego le tocó el turno a Anthony Davis, que cayó lesionado en su estreno con el equipo de Jason Kidd. Y finalmente llegó la devastadora imagen de Kyrie Irving abandonando la cancha apoyado en dos compañeros tras romperse el cruzado y diciendo adiós a una temporada que ya es aciaga para los Mavs.
Toda esta serie de catastróficas desdichas han convertido a la franquicia de Dallas en objeto de críticas y burlas. Especialmente su GM Nico Harrison, al que se echa en cara el fracaso de su plan, prescindiendo de Luka Doncic, a pesar de que el esloveno fue el principal responsable de llevar a los Mavs a las finales de la NBA el curso pasado. Los resultados, de momento, le han quitado la razón… aunque pueden terminar dándosela a largo plazo. El lugar que parecía que querían ocupar los Lakers cuando hicieron el traspaso que ha cambiado por completo el mapa de la NBA.
Los Mavericks son décimos de la Conferencia Oeste y todavía están en disposición de luchar por el playin -ahora mismo ocupan la última plaza que da acceso-, pero sin Irving y sin Davis el panorama de los texanos apunta a seguir perdiendo (lleva tres derrotas consecutivas) en los 19 partidos que quedan para final de temporada, como han hecho estrepitosamente esta pasada madrugada ante los Bucks.
Una derrota que encierra una visión optimista para unos Mavs que han cambiado el objetivo y, en lugar de mirar hacia arriba, a partir de ahora mirarán hacia abajo. Y, cuanto más profundo, mejor para luchar por acumular el peor balance posible y aumentar sus posibilidades de hacerse con el número 1 del draft: el último unicornio del baloncesto, Cooper Flagg.
A falta de 29 partidos, Dallas son el 16º equipo de la liga, lo que le daría ahora mismo un 1% de posibilidades para conseguir el número 1 en el sorteo del draft. Escaso porcentaje hasta llegar al 14% que acumula el equipo que termine con peor balance durante la temporada regular. Y ese es el nuevo objetivo de unos Mavs que quieren competir con Wizards, Hornets y Jazz para acumular más derrotas que nadie a final de temporada y así poder optar por Cooper Flagg como tercer vértice del triángulo con Irving y Davis de cara a la próxima temporada.
En sus años de instituto, Flagg, que tiene 18 años y mide 2,05 m., jugó en Nokomis Regional y Montverde Academy, logrando 28 puntos, 16 rebotes, 6 asistencias y 11 tapones. Además, promedió 25,4 puntos, 13 rebotes, 5,7 asistencias y 6,9 tapones en el Nike Elite Youth Basketball League (EYBL) en el que se enfrentó a los mejores jugadores de Estados Unidos de su generación. Números y sensaciones que ha certificado en su primer año en la NCAA.
El prodigio del baloncesto estadounidense —que todavía no ha dicho que se vaya a presentar al próximo draft— no ha tardado mucho en convertirse en líder de Duke, una de las universidades más prestigiosas del país (27-3, primeros en la ACC) que aspira a sumar un nuevo título nacional a sus vitrinas. Para ello, Flagg contribuye como mejor jugador del equipo en todos los apartados estadísticos: 19,6 puntos, 7,5 rebotes, 4,2 asistencias, 1,6 robos y 1,2 tapones. Cifras que hablan de su absoluto dominio del juego y también de su polivalencia.
Flagg es un tres por tamaño, con 205 centímetros de alto y por encima de los siete pies de envergadura. Capaz de anotar a los tres niveles, manejar el balón y generar para sus compañeros con la coordinación de un base. Se le ha visto dominar la pintura, la media distancia y tirar bien del triple, pasar el balón y su mayor virtud sigue siendo su capacidad para taponar los tiros rivales. Puede defender las cinco posiciones por atletismo y velocidad, y protege el aro como un interior. Cualidades que le certifican como el nuevo diamante del baloncesto. Y los Mavs ya han entrado en la mina para conseguirlo.