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La NBA vuelve a parar por las elecciones: la política y la liga siguen de la mano en Estados Unidos

Como sucedió el año pasado, el segundo martes de noviembre la NBA se toma un descanso para que el país se centre en lo más importante: las elecciones.

Centro de votación anticipada en Washington./EFE
Centro de votación anticipada en Washington. EFE
Alejandro Gaitán

Alejandro Gaitán

Esta noche será uno de los 13 días durante la temporada regular que no habrá partidos. Por primera vez desde que inicio la temporada, hace exactamente dos semanas, habrá una madrugada sin NBA. Como sucedió el año pasado, cuando la liga decretó el día 8 de noviembre como jornada sin partidos. Y si bien los otros 12 días sin encuentros son, generalmente, o bien festivos (Acción de Gracias y Nochebuena), o bien la final del torneo universitario de baloncesto, la pausa de esta noche es para que poner el foco en lo realmente importante: las elecciones de los Estados Unidos. 

La NBA sigue tomando la delantera en mostrar que está involucrada con la política, y con participar activamente en el futuro del país. Porque durante el día de hoy, el país en su mayoría se paraliza para realizar votaciones que incluyen desde estados que se juegan decidir su gobernador, elecciones legislativas y en algunos casos, por fallecimiento del anterior ganador, habrá hasta tres elecciones extraordinarias al Congreso del país. Pese a ser un año sin votaciones presidenciales, que llegarán en 2024, los ciudadanos americanos tienen que ejercer su derecho a voto. Algo muy complicado. 

¿Cómo es el proceso de voto en Estados Unidos?

Desde la propia liga se ha creado una página dentro de la web oficial para responder todas las dudas y preguntas sobre el proceso, desde dónde votar hasta cómo poder registrarse para hacerlo. El sistema de votación en Estados Unidos es complejo para los ciudadanos, mucho más que en otros países, y por eso la liga enfatiza a la hora de ayudar a sus seguidores. Porque para que un ciudadano pueda ejercer su voto, tiene que registrarse primero; y para hacerlo (en algunos casos, solo se permite en persona) se exige tener una identificación con fotografía: pasaporte, carnet de conducir o tarjeta sanitaria, ya que Estados Unidos no tiene DNI.

Pero solo el 56% de los americanos tienen pasaporte, por poner un ejemplo, y un 84% licencia de conducir. No siempre es posible acceder a ese registro, que deja un porcentaje de la población fuera. Si bien registrarse es gratis, es un periodo que puede ser largo y que tiene unos plazos establecidos para poder votar. Y lo más denso de todo: se tiene que repetir el proceso para cada elección, que se realizan de manera anual en noviembre. Solo 41 de los 50 estados permiten el registro online, en cada uno de ellos es diferente y con el detalle de que más del 40% de los americanos han dejado sus estados natales en edad adulta. Importante que, a la hora de registrarse, uno debe hacerlo con una afiliación a un partido político en la mayoría de estados. 

Una vez registrado, el votante recibe una tarjeta de registro que tendrá que presentar el día de la votación. Dicha tarjeta incluye información como el lugar donde podrá ejercer el derecho, que puede estar cerca de casa o a tres horas, y donde se tiene que acudir en un martes laborable. Desde 2018 han cerrado miles de estaciones de voto, la mayoría en barrios pobres o con mayoría de población afroamericana, con estados como Luisiana, Texas o Georgia siendo los más afectados. En total han sido 1688 centros en 13 estados, la mayoría en el sur. Todo ello, sumado a los problemas del voto por correo que han existido desde la última campaña de Donald Trump, han roto el sistema. Ninguna facilidad para poder participar en la fiesta de la democracia.

Sí que es cierto que en los últimos años, algunos estados han empezado a facilitar las cosas. 24 estados, además de Distrito de Columbia, permite registro automático cuando un ciudadano interactúa con agencias estatales, pero la mitad del país sigue poniendo exigencias para ejercer un derecho fundamental y aprobado para todos los ciudadanos.

¿Qué ha hecho la NBA por ello?

Desde 2020, con la eclosión del movimiento Black Lives Matter, muchas de las franquicias se han volcado a darle importancia al día de hoy. Muchos equipos han premiado a sus trabajadores con un día festivo remunerado, company holiday, permitiendo a sus empleados ir a votar. El no tener partidos desde 2022 también ayuda en NBA y WNBA a que jugadores, entrenadores y trabajadores de la liga puedan salir a votar. De hecho, en las grandes elecciones, algunos equipos abrieron sus pabellones para que pudieran hacer de estaciones de voto. Para 2020, 23 franquicias usaron su estadio o lugar de entrenamiento para poder votar. 

Pero no solo es crear un espacio, sino también fomentar entre los seguidores. Por eso es importante que LeBron James aparezca en público pidiendo a la gente acudir a votar, registrarse y formar parte de las elecciones, o que jugadores aparezcan con camisetas invitando a la gente a usar su derecho. Si bien en 2020 el impacto fue mayor, el año pasado para las elecciones intermedias también hubo mucha actividad y se espera que para el próximo noviembre, con las elecciones presidenciales, el impacto de la NBA vuelva a ser muy grande entre sus seguidores. Y saben a quién le tienen que hablar.

Porque la población de entre 18 y 24 años es históricamente la que menos se registra para votar. En 2022 no llegaron al 50% en las midterm, por el 77.9% de ciudadanos entre 65 y 74 años. La NBA tiene, en promedio, el aficionado más joven en Estados Unidos, con una media de 34 años. No solo por edad, también por raza. La NBA es la liga con mayor porcentaje de seguidores no denominados blancos en Estados Unidos, con menos de un 60% de sus aficionados caucásicos. En las últimas elecciones, los ciudadanos blancos fueron el único grupo que superó el 70% de registros y el 50% de votos respecto al porcentaje de población.

Tanto la comunidad afroamericana (64.1% y 45.1% respectivamente), como asiáticos e hispanos no llegaron al 60% de registros ni al 40% de votos. Por eso, cuando la liga manda mensajes activos para invitar a la población a votar, ellos son realmente el público objetivo. Al final, los jugadores afroamericanos siguen representando el 70% de la población por solo un 17.5% de jugadores blancos, la mayoría además, europeos. Todos los equipos han promovido desde octubre de manera activa el registro y voto, adaptando la información según las necesidades del estado en el que se encuentran y hasta los Raptors, con más de medio millón de estadounidenses viviendo en Canadá, han participado en algunos años.

Implicación activa en la política

En los últimos años la situación ha cambiado, especialmente desde la llegada de Barack Obama primero y la época de empoderización de las estrellas más adelante, la relación entre NBA y política ha sido mucho más directa. Ha sido relativamente habitual ver jugadores de la liga formar parte de mítines, campañas y ser donantes de cientos de miles de dólares. Y si bien los jugadores y entrenadores son estadísticamente más demócratas, al contrario, los propietarios de la NBA han hecho siempre negocio con el partido republicano. Con la excepción de Steve Ballmer, dueño de los Clippers, la mayoría de donaciones millonarias desde 2015 han ido al partido del elefante. Y el dinero de Ballmer fue exclusivamente para el control de armas. 

En la campaña de 2020, el 80.9% del dinero donado por propietarios fue al partido republicano y solo cinco dueños donaron únicamente al partido demócrata: Ted Leonsis, de los Wizards, Wesley Edens y Marc Lasry, de los Bucks, Vivek Ranadive en los Kings y el dueño de los Celtics, Wyc Grousbeck. El punto diferencial es tan grande que este mismo año los propietarios de Orlando decidieron donar dinero a la campaña de Ron DeSantis en Florida y el nombre del donante era la franquicia al completo, algo que no fue bien acogido por los jugadores y la NBPA. Y no solo con dinero que están involucrados en las decisiones políticas de los Estados Unidos. 

En junio de 2022, NBA y WNBA unidos emitieron un comunicado cuando se limitó la libertad de la mujer para abortar. El texto dejaba claro que las mujeres "debían tener el poder de tomar sus propias decisiones sobre su salud, futuro y cuerpo, y ese deber tiene que ser protegido". Años antes se creó la Coalición de Justicia Social, y se aseguró una donación de hasta $300 millones de dólares durante la próxima década, y dentro de esa coalición hemos podido ver a Steph Curry pedir a los aficionados que demanden la Freedom To Vote Act, para proteger el derecho a voto de los americanos o incluso en 2015 la NBA movió un All Star de Charlotte por la ley contra personas homosexuales y el colectivo LGTBI. Política y deporte siempre van de la mano, y en el caso de la NBA, el lazo es todavía mayor.