Valentino Pinedo, el murciano que hizo las maletas a EE.UU. en busca del sueño del March Madness: "Asumí el riesgo… y acerté"
El ala-pívot español atiende a Relevo para hablar de su trayectoria, el torneo y el hito que supone disputar el mítico torneo de la NCAA.

Tienes cinco años. Acabas de llegar a España con tus padres y tu hermana melliza tras dejar atrás Perú en busca de una vida mejor. En casa, el deporte está a la orden del día justo por ellos (tu padre fue jugador de basket hasta terminar la universidad y tu madre, de voley). Por eso, que empieces a practicar casi todos no resulta extraño. Acabas decantándote por el fútbol y el baloncesto, pero llega un momento en el que te toca elegir… y optas por el deporte de las manos. Ese que te acaba haciendo ir con las categorías inferiores de la Selección española tras formarte en el UCAM Murcia y el Baloncesto Torrelodones. Ese que te termina llevando a Estados Unidos en busca de seguir formándote tanto como jugador como a nivel de estudios. Ese que, tras cuatro años al otro lado del charco, te ha hecho alcanzar un hito este 2025 con tu universidad, Saint Francis, con la que jugarás por primera vez el March Madness y por segunda en toda la historia del equipo. Valentino Pinedo (Perú, 2004) es otro de los españoles que peleará esta semana en el mítico torneo universitario estadounidense.
Otra de las promesas de futuro del basket nacional que, bandera de España tras él, bien visible, colgada en la pared -"hombre, yo quiero ir con la Selección, pero obviamente hay que seguir trabajando", cuenta-, atiende a Relevo por videollamada tras ganar la NEC (Northeast Conference) de la NCAA. "Es un logro bastante importante, creo que es la primera vez después de 33 o 34 años, si no recuerdo mal, que no van al torneo y esta es la segunda vez en su historia. Entonces que yo venga aquí de transfer, en mi primer año aquí, y que consigamos esto… la verdad es que es muy fuerte", explica Pinedo.
"Realmente yo me pedí el transfer porque no jugaba mucho y lo que jugaba era un poco limitado, por así decirlo, y sentía que realmente no podía hacer demasiado por el equipo. Y la verdad es que cuando lo haces cabe la posibilidad de que no aciertes, pero asumí el riesgo y dio la casualidad de que acerté", cuenta a tenor de su decisión de pasar de East Carolina a Saint Francis en Pennsylvania. Y sus números confirman que no se equivocó: ha pasado de jugar una media de cinco minutos, a rozar los 28 en los que ha multiplicado de forma notoria todos sus porcentajes: 10 puntos de media por partido, 6,5 rebotes y 1,3 asistencias.
"El baloncesto en EE.UU. es un poco más a ver quién mete más puntos, quién hace más show, quién hace todo esto. Entonces, a lo mejor la defensa no es tan atractiva realmente como lo puede ser en el baloncesto europeo, donde el que meta 30 puntos está muy bien, pero al final lo que cuenta es la victoria del equipo, por así decirlo. En Europa se valoran más los pequeños detalles que, a lo mejor, en defensa no se ven mucho, pero que están ahí. En mi caso, soy un jugador que me gusta la defensa, hago pequeñas cosas que realmente no se ven en la estadística realmente y creo que los entrenadores valoran ese tipo de cosas", dice este joven ala-pívot que no duda en reconocer los aspectos que considera que debe mejorar.
"Tengo que expandir un poco mi juego de cercanía hacia canasta, alejarlo más, por así decirlo. Tener un poco más de tiro de tres, un poco más de tiro de distancia. Creo que defiendo bien todas las posiciones, pero debo ser un poco más ágil para poder defender a gente más veloz que yo, pero al mismo tiempo más pequeños". De ahí que tomase la decisión de irse a una universidad que, a priori, podía ser de un nivel más bajo, pero en la que iba a poder jugar más y, por tanto, formarse mejor. Por eso, que optase por el camino estadounidense tampoco resulta extraño, sobre todo cuando tenía claro que quería compaginar sí o sí el baloncesto con sus estudiosde Biología. Aunque, en su caso, llegó un poco antes de lo que suele ocurrir para muchos de los jóvenes nacionales.
"En España el problema es que está el concepto como de club de cantera, pero eso no está ligado al estudio. Yo estuve en el UCAM Murcia que ellos sí que son una universidad y que sería el único caso de cantera ACB que a lo mejor apoyan y entienden universitariamente que tienes que tener unos estudios, pero aquí es como que cada universidad está afiliada con el deporte. Si te vas una semana o lo que sea puedes hablar con los profesores y te apoyan y te lo adaptan. Eso era lo que yo buscaba, poder sacarme una carrera y poder jugar al baloncesto. Yo tenía claro tras pasar por UCAM y Torrelodones que quería eso y que quería probar en Estados Unidos, así que hablé con Jaime (Alonso), mi agente, y me vine en mi último año de high school", cuenta. Y desde entonces empezó a notar la gran diferencia que hay en muchos casos entre la formación en España y la americana.
"La diferencia principal entre Estados Unidos y el resto del mundo es la cantidad de dinero que se invierte. Aquí las instalaciones son mucho mejores que a lo mejor un buen equipo ahí en España. Quizá una universidad que nunca hayas escuchado su nombre la ves y tienen instalaciones, gimnasios, staff, pistas… que son muy buenos. Aquí te proveen de todo y al final es un poco por lo que me vine: para poder estudiar y si vuelvo a España o a cualquier sitio de Europa, como ya he estado viviendo esto un poco así a nivel casi profesional, pues ya tengo también esa experiencia", relata. Más allá de la experiencia precisamente de jugar.
"El baloncesto en EE.UU. es un poco más a ver quién mete más puntos, quién hace más show, quién hace todo esto. Entonces, a lo mejor la defensa no es tan atractiva"
"Aunque no fue un factor determinante, pensé en que tenía amigos que a lo mejor eran mayores que yo y que no les estaban dando muchas oportunidades aunque habían estado toda su vida en canteras ACB. Acababan poniéndoles en el segundo equipo, o a lo mejor en LEB Plata o en LEB Oro, pero a lo mejor jugaban cero", dice. Y aunque en su entorno el miedo a salir del mapa de exposición estaba ahí, él tenía claro por dónde quería que fuese su camino. "Mi familia y amigos cercanos me decían que si me iba a EE. UU. iba a ser más complicado que se me viese tanto porque es complicado ver las retransmisiones, que me lo pensara un poco, pero yo quería hacerlo, quería estudiar mientras hacía mi deporte y pensaba que era la mejor opción para mí". De hecho, creó escuela en su casa, porque su hermana melliza, Marcela, acabó tomando el mismo camino y también juega en la NCAA.
"Realmente intentamos no hablar mucho de baloncesto porque estamos ya 24/7 con el basket, aunque de vez en cuando sí que nos damos algún consejo o nos decimos algún detalle de los partidos…", dice. Y es que tampoco resulta raro porque en su casa se respira bastante baloncesto y deporte en general. "Mi padre jugó al baloncesto universitario en Perú hasta más o menos mi edad. Era de los mejores de su región. Mi madre lo conoció jugando, porque ella jugaba al voley, y siempre dice que fue muy bueno, aunque ella no sabe mucho de baloncesto…", cuenta entre risas, para sentenciar: "Yo quiero creérmelo. Y fue él quien nos puso a mi hermana y a mí el balón de baloncesto en las manos".
Ese que ahora le ha hecho llegar hasta el March Madness, que le hizo crecer inspirado por LeBron James y Pau Gasol - "hasta tengo una foto con Gasol porque fui a su campus"- y que le hace soñar, cómo no, con la NBA aunque manteniendo los pies en el suelo: "De momento me queda un año más y me gustaría presentarme y todo esto al Draft, pero ahora mismo con mis números creo que lo más importante es ver un futuro más inmediato que no sea ese, pero obviamente en mi cabeza, y en la de todo el mundo que ha jugado al baloncesto, está siempre lo de si se puede NBA, pues ir". Pero todo paso a paso. Y el siguiente paso es el partido que jugará la noche de este martes al miércoles ante Alabama State en el March Madness.