La humanización del Barça nos lleva a los años del Atlético de Madrid y esconde una explicación y una consecuencia
El equipo azulgrana no perdía dos partidos en una misma temporada en Asobal desde hace 15 años.

Hace apenas unos días la noticia saltaba en el Palau Blaugrana. El Barcelona de balonmano, la mayor tiranía en el deporte español en las últimas décadas, perdía ante el Granollers un partido de la Liga Plenitude. Los azulgrana no caían en casa en un partido de la liga doméstica desde 2018 y veían rota una racha que parecía no tener fin. Sin embargo, el tropiezo quedaba más como anécdota numérica que como preocupación.
Hasta el mejor escribano comete un borrón. Lo malo es cuando aparecen dos y tan seguidos como le ha sucedido al conjunto del Palau. Primero fue el Granollers y apenas 11 días después ha sido el Balonmano Valladolid el que ha aplazado un alirón culé que no corre peligro, pero que abre una vía a la preocupación en un equipo que hasta ahora se paseaba a su antojo en la liga doméstica.
El Barça cayó en el polideportivo Huerta del Rey ante el Recoletas Atlético Valladolid, lo que supone la segunda derrota de la temporada en la competición doméstica, algo que no sucedía desde la temporada 2009-2010. Así pues, desde la última vez en la que el conjunto azulgrana perdió dos partidos hay que remontarse a hace quince años, cuando perdió ante el desaparecido Atlético de Madrid en la jornada 4 (30-33) y en la jornada 19 (23-19).
En aquel año, el conjunto madrileño fue el último en el que alcanzó a ganar la Liga y a partir de ahí arrancó el reinado nacional azulgrana, que alcanza las 14 temporadas. Una hegemonía que no parece que vaya a tener fin esta temporada -tiene 10 puntos de ventaja sobre el Granollers a falta de cinco jornadas- pero que sí manda un aviso a los pupilos de Carlos Ortega de cara al futuro.
Especialmente a corto plazo, donde el Barça tiene uno de sus objetivos de la temporada con la disputa de los cuartos de final de la Champions League. Un duelo en busca de una nueva Final Four en la que no falla desde la temporada 2017-2018 y que buscará en un duelo ante el OTP Bank - Pick Szeged húngaro en cuartos de final.
Un duelo en el que el Barcelona es favorito, pero para el que tendrá que mejorar los pecados que cometió ante el Valladolid. Un partido en el que la derrota se explica a través del escaso acierto azulgrana en ataque. Los hombres de Carlos Ortega apenas tuvieron un 42% de acierto en la primera mitad y terminaron con un 53%, mostrando un dato que de repetirse puede tener las mismas consecuencias en su duelo europeo. Pero ahí el conjunto azulgrana tiene menos margen de maniobra.
El Valladolid hizo gala de su fortaleza en casa (13 meses sin perder y único equipo invicto en su feudo en la Asobal) y mostró las carencias de un Barcelona que todavía no ha pulsado el botón de alarma, aunque sí ha mostrado elementos preocupantes. Especialmente la fluidez en ataque con una circulación lenta y previsible que facilita el trabajo a la defensa rival. Algo que tendrá que trabajar en las próximas semanas para cantar el alirón y seguir en su búsqueda de un nuevo cetro continental.