Los Hispanos conquistan Polonia y comienzan la 'Main Round' como líderes
España supera ante una selección local que exigió la máxima intensidad para mantener el pleno de victorias.

Polonia (y en Polonia) era la primera gran batalla que se le presentaba a los Hispanos en este Mundial masculino de balonmano. Y nunca mejor dicho lo de la batalla, porque los locales presentaron un duro encuentro donde, a quien no apretaba, se lo llevaban por delante. La defensa polaca no lo iba a poner fácil y los hombres del seleccionador Jordi Ribera se dieron cuenta pronto: Álex Dujshebaev acababa sangrando por la nariz en una de las primeras acciones del partido tras chocar contra el muro. Parece que el toque de atención de la primera fase, donde llegaron a sufrir por la clasificación en el último encuentro ante Arabia Saudí, iba a hacer efecto entre los polacos. Para España, primera prueba de fuego seria: ni Montenegro, ni Chile y tampoco Irán tienen a jugadores con el brazo de Sicko.
El 5-1, con Kauldi de avanzado, no surtía el mismo efecto de los partidos de la primera fase. Complicado robar ante una selección tan activada, jugándose el orgullo y evitar el patinazo en la cita que llevan preparando como nunca. Pero la pizarra de los Hispanos es infinita y, en el ecuador del primer período, ya empezó a dibujar su objetivo. Si Polonia dependía de la potencia de sus lanzadores y de la intensidad física, España sacaba alternativas para ir minando el compromiso defensivo y rascar del cansancio: preciosas combinaciones con el pivote, extremos, movilidad, también algún que otro tiro de diez metros para asustar y correr para aprovechar los cambios ataque-defensa.
España se presentaba superior, pero la efectividad de la portería polaca ante un Rodrigo Corrales al que le costó adivinar los fuertes lanzamientos y pequeños errores individuales en los últimos minutos, igualaban el marcador al descanso (16-15).
Gonzalo cambió el partido
Cambiar un partido es muy complicado, pero España tiene un nombre que lo consigue cada vez que sale a la pista: el portero Gonzalo Pérez de Vargas. Desde que se puso bajo palos, el chip del partido cambió tras cuatro paradas casi consecutivas que rompieron el marcador. Como si fuese fácil, comenzó a convertir lo que parecían lanzamientos inasequibles a simples tiros que atraía a su cuerpo. Sumado a un Figueras inspirado en el pivote y la aportación atacante de Cañellas, abrieron un hueco en el marcador que terminaría siendo decisivo. Un guardameta del Barça que, tras el partido, destacaba que " en la segunda mitad, hemos ajustado un poco más en defensa aunque no hemos alcanzado el máximo nivel que podemos dar".
Con una distancia en el marcador entorno a los tres goles, la desesperación polaca fue en aumento y era el capitán Gedeón Guardiola quien pagaba las consecuencias la segunda pasada de frenada en la intensidad. Walczak intentaba interceptar un lanzamiento con tanto ímpetu y los brazos tan abiertos que terminó expulsado por un manotazo en la cara del alicantino y el codo del otro brazo rozando el rostro de Garciandía. Sin lesiones de gravedad, el triunfo era redondo y todo sigue según lo previsto.
Esta victoria ante la primera gran piedra del campeonato solo es el inicio de una semana donde la carretera irá poniéndose cuesta arriba, el viernes ante Eslovenia y coronando el domingo ante Francia. Los Hispanos son líderes -por diferencia de goles con los galos- y mantienen un pleno de victorias que, si consiguen alargar dos días más, les asegurará uno de los dos puestos de cuartos de final que otorga este Grupo 1.