Deontay Wilder, el campeón mundial que empezó a boxear para pagar las facturas médicas de su hija
El estadounidense estaba destinado a buscarse la vida en el baloncesto o en el fútbol. Empezó a boxear en 2005 y en 2008 se colgó un bronce olímpico.

"Era 2005, las cosas estaban difíciles para mí porque había perdido a mi familia. Llegué a un punto en el que tenía una pistola a mi lado y estaba pensando en suicidarme. Esas cosas llegan a tu mente, somos humanos. Esos pensamientos pasan por la cabeza de cualquiera cuando sufres algún tipo de depresión. Sientes que la única forma de acabar con eso es quitándote la vida", reconoció Deontay Wilder (Tuscaloosa, Alabama, 38 años) en una entrevista para BT Sports en 2020, antes de su segundo combate ante Tyson Fury.
La historia del Bombardero de Bronce, a 2023, es de éxito. Es un tipo excéntrico con un personaje muy marcado. Ha llegado incluso a enunciar que "quiere un cadáver en su récord". Fuera de esa coraza, Wilder es un tipo familiar, religioso y bondadoso que tiene una dura historia detrás. Con 2,01 metros de altura y 2,11 metros de envergadura se debatía entre dedicarse al fútbol y al baloncesto. Tenía futuro en ambas disciplinas, aunque las notas no le acompañaban y podían lastrarle. Todo cambió cuando tenía 19 años. Su novia se quedó embarazada e iba a tener una hija. Naieya nació con espina bífida (afección que afecta a la columna vertebral), por lo que desde el inicio los costes médicos serían muy altos.
En previsión, Wilder dejó el deporte y comenzó a trabajar en lo que le surgía. Necesitaba ganar dinero. Con ese fin, en 2005, a los 20 años, empezó a entrenar boxeo. Pensaba que sería una manera sencilla de conseguir dólares. Podría ser un extra, lo que nunca imaginó era cómo cambiaría su vida. El deporte le ayudó a ir solucionando sus problemas mentales. Centrados en el boxeo, Wilder era un prodigio. Desde el inicio contaba con una pegada por encima de la media. Su técnica no era depurada, realmente nunca ha acabo de serla, pero sus cualidades innatas le sirvieron para llamar la atención desde el inicio.
En 2007, con sólo dos años de entrenamiento, Wilder derrotó a todos sus rivales (categoría 91 kg) en los Guantes de Oro y en los nacionales de Estados Unidos. En 21 peleas logró limpiar su división y convertirse en el candidato de su país para ir a los Juegos Olímpicos. Logró clasificarse para esa cita y, para sorpresa del mundo, llegó hasta las semifinales, dónde caería contra el italiano Clemente Russo. Fue una proeza, ya que en Pekín 2008 tuvo una de los peores torneos que se le recuerdan. Sólo Wilder logró medalla. El poder de KO y ese metal hicieron que su nombre fuese catalogado como "la gran esperanza negra". Tras Pekín debutó como profesional y Estados Unidos veía en él un futuro campeón de los pesos pesados, algo que no tenían en ese momento.
Su entrada en el equipo nacional y su bronce olímpico hicieron que los problemas económicos pasasen a un segundo plano. A su hija no le faltaría de nada. Se pudo centrar en el su deporte y en 2015, con un récord profesional de 32-0 (32 KO) le llegó la oportunidad de disputar un título mundial. Ganó el WBC del peso pesado al derrotar a Bermane Stiverne. Por primera vez necesitó las cartulinas en su carrera profesional, pero se convirtió en el referente que buscaba su país.
Wilder era un cañón. Tosco y con poca técnica, pero donde ponía la mano hacía destrozos. Realizó siete defensas en tres años y le llegó el gran cartel que tanto esperaba. Se enfrentó a Tyson Fury, quien volvía a disputar un título mundial después de derrotar a Wladimir Klitschko y retirarse por problemas de salud mental. Ambos ofrecieron una de las peleas más espectaculares de lo que va de siglo e hicieron nulo. Dos años después, y con dos defensas más por el medio, Wilder perdió el invicto y su título ante Fury en 2020.
No fue hasta un año y ocho meses después (octubre 2021) cuando se dio la trilogía. Wilder se había llegado a plantear su futuro y utilizó la ayahuasca para decidirse. Volvió a pelear ante Fury y perdió. Todavía le quedaban peleas de dinero, por lo que decidió volver en octubre de 2022 y esperar. Anthony Joshua fue el nombre que sonó casi desde que ambos perdieron sus títulos. Ese es el plan que tiene ahora en el presente.
Wilder se enfrenta a Parker en la macrovelada de Arabia Saudí
Deontay Wilder sabe que con 38 años debe centrar el tiro, no puede arriesgar una gran bolsa por peleas pequeñas. Eso explica que desde su primera derrota contra Fury haya peleado sólo dos veces en casi cuatro años. Poca actividad, pero tiene el caché suficiente para hacerlo. Las conversaciones para un Joshua vs Wilder llevan meses produciéndose, pero la idea es que el pleito se lleve a término en 2024. Al menos eso ha transmitido el gobierno de Arabia Saudí, quien organizaría el evento.
Para que se dé el Joshua vs Wilder, los dos protagonistas tienen que cumplir este sábado. El estadounidense (43-2-1, 42 KO) tiene una pelea compleja frente al excampeón mundial Joseph Parker (33-3, 23 KO). El neozelandés, de 33 años, sabe que su tren para los grandes combates pasa por aquí. Es habilidoso y podría complicar a Wilder, pero doce asaltos encerrado con el Bombardero de Bronce es mucho tiempo. Con su pegada Wilder se ha ganado ser favorito en cualquier pleito, salvo ante Fury. Parker ha visto cómo el inglés le ha marcado el camino. Buscará aprovecharlo, pero Wilder siempre tiene un as en la manga. En su mejor momento vital, Wilder busca otro Bomb Squad que le ponga frente a Joshua.