Un Tyson Fury "sin payasadas" para vengar su primera derrota en el boxeo profesional
Olek Usyk da la revancha al inglés tras siete meses. En juego estarán las coronas WBC, WBA y WBO del peso pesado. Ha hecho autocrítica tras su derrota.

El combate que tuvieron en mayo Olek Usyk (22-0, 14 KO) y Tyson Fury (34-1-1, 24 KO) todavía está presente en la cabeza de los aficionados al boxeo. Es una clara candidata a pelea del año. El ucraniano, que se llevó el triunfo a los puntos, salió reforzado. Logró convertirse en el primer indiscutido del peso pesado y reafirmó que es uno de los mejores púgiles libra por libra. Unificó los cuatro títulos del crucero, limpió la división y subió al peso pesado con el mismo objetivo. Lo cumplió.
Usyk, de 37 años y campeón olímpico en 2012, es uno de los boxeadores con mayor inteligencia que hay en la actualidad. A esa cualidad le acompañan la técnica y la perseverancia. Todo ello lo convierte en un púgil completo y, actualmente, invencible. El ucraniano siempre es un seguro. Nunca llega mal preparado a los combates y eso fue una de las claves de su último pleito.
Fury, de 36 años, es diferente. Cuenta con un mayor tamaño, algo que no supo aprovechar en mayo, y tiene una gran técnica, pero su cabeza no es estable. En la preparación para el duelo anterior la sensación era buena. Parecía que se había dejado todo el gimnasio… pero los hechos demostraron que no. Usyk fue mejor, pero el gas también le faltó. Precisamente, en la previa él ha admitido sus problemas.
"Los ajustes que necesito hacer son menos complacencia y un poco más de concentración. Hacer menos payasadas. Hice muchas en el ring, alardee.. Lo disfruté demasiado y creo que me volví complaciente, por lo que me acabó pillando. En el peso pesado sólo se necesita un golpe y me lo dio. Si puedo estar concentrado en mi plan durante todo el combate, no veo motivos de no poder llevarme la decisión en el caso de que se alargue", declaró el inglés en el podcast Pound 4 Pound.
Lo que ha hecho Fury en el gimnasio es una incógnita, pero sí que es cierto que su actitud ha sido muy diferente. En redes sociales la gran mayoría de contenido fue posteo de su promotora y no ha sido noticia durante la preparación. Ha mantenido un perfil bajo. De hecho, fue Usyk quien se llevó los focos en la conferencia de prensa realizada en Londres al llegar vestido del protagonista de la película 'The Hitman'.
La fecha de la pelea, a pocos días de Navidad ha hecho que tampoco se esté hablando tanto en la previa del combate… aunque realmente, con lo visto en el ring en mayo, la pelea se vende sola. Usyk le dio el picante y Fury, con hablar, ya conecta. Tiene una gracia natural que le hace empatizar, pero ha sorprendido su corte más bajo. Es lógico después de perder por primera vez, pero alguien tan showman como él podría haber mantenido su plan. No lo ha hecho y espero que eso le ayude a vengar su derrota.
En el plano meramente deportivo, la pelea vuelve a presentarse igualada, aunque en este caso el favoritismo debe ser, sin duda, para Usyk. El ucraniano es el campeón (estarán en juego tres títulos porque tuvo que renunciar al IBF) y eso le pone el cartel de favorito. Además, con lo visto en el ring debe serlo. Usyk logró anular su desventaja de tamaño y dañó con potencia a Fury. Si el inglés quiere ganar debe imponer sus 18 centímetros de ventaja en el alcance. Pegar sin arriesgar y esperar que Usyk empiece a hacerlo al no encontrar hueco. Para ello necesita no perder la concentración ni un segundo, el campeón no perdona y al mínimo error lo aprovecha. El inglés avisa que repetirá estrategia, ya que falló en la ejecución. El "hitman" (sicario) del boxeo inglés está listo para atacar de nuevo y Fury espera haber encontrado el camino para destrozarle su plan.