Inoue da otra masterclass antes de mirar a Arabia Saudí y Estados Unidos
Naoya Inoue retuvo su corona indiscutida del peso supergallo. Noqueó en el cuarto asalto al coreano Ye Joon Kim. Los grandes combates fuera de Japón son su próxima parada.
Ver a Naoya Inoue en acción siempre merece la pena. El nipón, de 31 años, peleó este viernes en Tokio en una pelea que sobre el papel podría ser descafeinada. El pleito estaba programado para el 24 de diciembre, pero una lesión durante un sparring (corte en una ceja) de Sam Goodman, su retador oficial lo aplazó un mes. El mismo problema sacó al australiano de la ecuación y se le dio la alternativa al coreano Ye Joon Kim, que aceptó el órdago con menos de un mes de aviso.
En la previa la superioridad de Inoue era clara y sobre el ring se evidenció, pero la manera de boxear del nipón y su calidad técnica hace que ningún combate sea aburrido. Inoue se tomó el primer asalto de tanteo. Leyó a su oponente y desde ahí activó la máquina. Subió el ritmo y empezó a golpear con dureza a cuerpo y rostro del coreano. Kim pasó de intentar plantear algo en ataque a simplemente defenderse. Pura supervivencia. El cuarto asalto fue el definitivo. El castigo para Kim era evidente y sólo había que esperar a que el reloj corriese.
La victoria de Inoue le permite retener los Mundiales WBC, WBA, IBF y WBO del peso supergallo. El triunfo, sobre todo, redobla su estatus. Es uno de los mejores boxeadores del momento y está en la pelea por el primer puesto. En un año logró ser el único campeón del peso gallo y después subió al supergallo y logró lo mismo. En este instante nada parece frenarle. Puede con todos sus oponentes y lo hace con gran holgura. Su debe está del lado occidental. En Japón es una estrella. Está en todos lados, es rostro de grandes anunciantes y llena estadios de 50.000 personas cuando le han dado la oportunidad. Es una superestrella, lo que ha hecho que no tenga la necesidad de salir fuera de casa.
Pese a ello, el negocio pasa ahora por Arabia Saudí y él lo sabe. En Japón podría llevar al rival que quisiese, pero la repercusión mundial ahora está de la mano de Turki Al-Sheik. Desde finales de 2024 ya hay un acuerdo entre el nipón y el gobierno saudí. Él y Canelo Álvarez eran las únicas grandes estrellas que faltaban por entrar en la rueda. Ambos han caído. Inoue mirará con ellos su futuro, que parece que puede apuntar más a Estados Unidos. No pelea allí desde junio de 2021. Es demasiado tiempo y Arabia, bajo la marca de la revista The Ring, ya planea grandes eventos en territorio yankee. Es cuestión de tiempo que Inoue aterrice de nuevo en los carteles que paralizan occidente. Es un paso lógico dentro de su grandeza, pero hasta el momento ha priorizado a los suyos. Este viernes les ha dado una gran despedida. El Monstruo nunca se sacia.