20 años después de Magnus, los Bäckstedt vuelven a pelear por la Roubaix con Zoe
La menor de la saga Bäckstedt-Hughes, un "talento excepcional" que quieren fichar "todos los equipos del mundo", compite este sábado en el Infierno del Norte.

Algunos padres tienen la pésima costumbre de insultar al entrenador de sus hijos; Magnus Bäckstedt (1975, Linköping) no goza de ese lujo… porque es él mismo. Hace 20 años que el gigante sueco dio una de las grandes campanadas en la historia de París-Roubaix al burlar la vigilancia de los favoritos Museeuw y Van Petegem y alzarse con la victoria batiendo al sprint en el velódromo a Tristan Hoffman, Roger Hammond y un jovencísimo Fabian Cancellara. Hoy día ejerce como director de Canyon//SRAM, histórico y poderoso equipo femenino en cuyas filas milita su hija menor, reputada unánimemente como una de las jóvenes promesas del pelotón.
Zoe Bäckstedt (2004, Gales) lleva el ciclismo en la sangre: por su padre, y por su madre Megan Hughes, campeona nacional británica en 1998. No es casualidad que tanto ella como su hermana mayor Elynor, corredora de Trek-Segafredo, hayan vivido a pedales hasta el punto de diseñar su propio circuito de obstáculos en casa durante el confinamiento por la Covid-19. La primogénita está padeciendo una carrera deportiva marcada por las lesiones; la menor, en cambio, es una estrella en ciernes: campeona del mundo juvenil en carretera, pista y ciclocross, goza del patrocinio personal de RedBull y de casi 40.000 seguidores en Instagram.
"Zoe es un talento excepcional, no cabe duda", define el padre Bäckstedt en conversación con Relevo. "Por eso todos los equipos del mundo han querido ficharla. Pero debemos tener en mente que su progresión difícilmente va a ser lineal, escalón a escalón hasta lo más alto. Seguramente habrá tropiezos, y decepciones. Debemos darle tiempo para aprender de sus errores, de sus lesiones… de todo lo que venga. Apoyándose en ellos llegará más lejos que viviendo una carrera deportiva perfecta. Como equipo, debemos brindarle el mejor entorno posible para que puedas estar concentrada en competir".
Hoy por hoy, Magnus rehúsa encasillar a su chica. "Todavía es pronto para definirla deportivamente. Vemos que derrocha potencia sobre la bici; las clásicas y las contrarrelojes deberían ser su terreno predilecto. No sabemos si también llegará a ser competitiva en los sprints, aunque mueve unos números que me hacen pensar que sí. Está claro que tiene un don. Acabará donde ella quiera acabar".
Pero eso es el futuro. En el presente, a Zoe "todavía le queda mucho por demostrar es en la carretera; especialmente, en términos de resultados". Un proceso. "Por lo pronto, ya ha dejado ver en momentos puntuales que dispone del potencial necesario para firmar grandes logros. Dispone de mucho margen de progresión, tanto en lo físico como en otras áreas. Pero lo importante es que crezca a su propio ritmo. No queremos meterle prisa, que es un error que sería fácil cometer viendo tantos ejemplos de ciclistas que llegan al primer nivel y consiguen resultados de relieve ya desde muy jóvenes. Debemos tener presente que son la excepción, y no la norma; que la mayoría de ciclistas necesitan un par de años más para llegar a ese nivel… Yo quiero que Zoe disponga de ese espacio y esa libertad para madurar a su propio ritmo".
Bike racing through the eyes of @CtecMedia @charley_cyclist 📸👀🚲 pic.twitter.com/kAkyZf1vAz
— Zoe Backstedt (@Backstedt_Zoe) March 13, 2024
La París-Roubaix femenina de este sábado será la segunda de Zoe Bäckstedt como ciclista profesional. La joven británica admite que el 'Infierno del Norte' le maravilla: "La mejor descripción posible para esta carrera es decir que no hay otra igual". No obstante, huye del 'hype' en declaraciones remitidas por su equipo. "Puede que algún día aspire a ganar esta carrera, pero necesitaré años de experiencia para poder marcarme ese objetivo. Seguramente también tenga que ajustar mi calendario de ciclocross para tener opciones de triunfo aquí. Este sábado solo quiero hacer la mejor carrera posible, ayudar a mis compañeras y que alguna de nosotras se alce con la victoria. Aunque mi padre sea nuestro director deportivo y se cumplan 20 años de su victoria en Roubaix, no deja de ser una carrera como cualquier otra".
Todo esto lo vivirá Magnus desde el coche, con el espíritu dividido en dos. "Sabemos que, en el ámbito del equipo, soy su director; y, fuera del equipo, soy su padre", expone. "El vínculo que nos une es tan especial que nos permite trabajar juntos. Siempre ha sido así. He procurado permitir a mis hijas actuar a su manera y cometer sus propios errores, guiándolas de manera sana, y así quiero seguir". Entonces, si las cosas salen mal y la Roubaix de Zoe se trunca… ¿a quién insultará el 'padre' Magnus? "¡Espero que a nadie!", exclama entre risas.